Venti.

1.5K 159 19
                                    

Venti:

[Isaac]

Han pasado exactamente dos semanas del episodio de Pecas en la universidad, nos hemos acercado un poco más desde entonces. Eso si aún no se anima a contarme que le sucedió y le entiendo. No ha de ser fácil contarle a alguien una situación tan traumática como la suya y de verdad quiero darle su tiempo.

Por eso trato de darle su espacio e intento no afixiarla con mi cercanía. Sé que cuando confíe más en mí, me contará todo lo que le sucedió. Sólo sé que la persona que le hizo tanto daño ha regresado y la quiere de vuelta. ¡Se puede ir al demonio! Pecas no volverá con él y les aseguró que la voy a proteger, cueste lo que cueste.

Me amarga de sobremanera pensar las cosas horribles por las que paso, me torturo a mi mismo imaginando toda esa mierda; aunque nada que logre imaginar se compare a la realidad. Y es cuando me entran unas ganas tremendas de obligarle a decirme quien fue e ir a buscarlo para sacarle la mierda de dentro. Porque mi bestia interior -esa que ama destruir cuanta cosa a su paso- quiere destruirle y yo con gusto le daría esa oportunidad, realmente se la daría.

Porque personas como ese hijo de puta no deberían existir y le ha hecho un daño a mi Pecas. Sí, mía. Entiendo que puede sonar un tanto posesivo lo sé, pero lo siento de ese modo. Y puede que también sea egoísta al pensar así pero me importa una mierda, es la primera vez que siento de esta manera e intento a cada momento adaptarme a este torbellino de emociones desconocidas.

Dejo de correr y le doy un sorbo a mi botella de agua. Como todas las mañanas hago mi recorrido de cinco kilómetros y hoy no es la excepción. La semana que viene es mi pelea para pasar a las semifinales del Campeonato de peso pesado Júnior y Josh esta más exigente que nunca, aunque no tengo problema con ello.

Busco en mi bolsillo mi caja de cigarrillos, llevo uno a mis labios y lo enciendo. Doy una profunda calada y el humo se abre paso hasta mis pulmones. Este es uno de los mejores placeres de la vida y lo sé, debería dejar esta mierda. Lo tengo más que presente, denme tiempo.

Camino con paso despreocupado y con Aquiles a mi lado. Creo que el día que me vaya de casa él se vendrá conmigo, lo siento por Amber. No puedo evitar sonreír por aquello, imaginando el berrinche que mi hermana pequeña podría hacer.

Doy la última calada a mi cigarrillo y lo tiro. Doy otro sorbo a mi botella y entro por la puerta de la cocina. Y como era de esperarse el delicioso aroma a café recién hecho llega a mis fosas nasales, es como una droga para mí, lo juro.

Dejo mi botella encima de la mesada y busco con tranquilidad una taza para poder servirme ese delicioso café. Lleno hasta arriba mi taza y agarró un muffins de encima de la mesada. Le doy una gran mordida, la comida de Margareth es una delicia.

—Buenos días —me saluda mi madre que entra por la puerta de la cocina. La veo tomar una taza y servirse té. Odio esa cosa, uhg.

Hago una mueca al verla beber eso.

—Buenos días, mamá —saludé con mi boca llena del muffins.

Ella me mira con su ceño fruncido.

—No hables con la boca llena, cariño —me regaña.

Por mi parte ruedo los ojos.

—¿Por qué estas tan temprano despierta? —pregunto cambiando de tema y dejando de lado mis malos modales.

Toxic.   #TopCharacter2018 #PremiosPlaneta2021Where stories live. Discover now