Capítulo 23: La perversión de los mayores

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-Cállate!.- Dijo con los ojos cristalizados y el rostro ardiéndole en vergüenza

-¿Debería tratar de verme más joven, amo?.- Dijo acercándose a él, amenazante

-Cállate!, he dicho que te calles!.- Gritó, retrocediendo

Nam no lo escuchó, siguió su camino hacia el hasta que estuvo a unos centímetros de su rostro y lo miró fijamente, dirigiéndole una mirada burlona-O tal vez debería emborracharlo para que lo disfrute...-susurró y antes de que pudiese darse cuenta Tae lo abofeteó con fuerza haciendo que su peinado le tapara ligeramente los ojos. Era la primera vez que tenían una discusión de ese tipo, era la primera vez que Tae lastimaba a Nam a propósito, y al darse cuenta salió corriendo de la habitación, olvidando su maleta.

Namjoon se quedó inmóvil, escuchando como la puerta se cerraba violentamente, y luego como sus pasos veloces resonaron haciendo eso en el solitario pasillo.- ¡¿ENTONCES ESO NO SERIA UNA BUENA IDEA?!, -Gritó pareciendo un loco.- ¡TAEHYUNG!

Sintió la garganta desgarrársele, y sin embargo siguió gritando su nombre, pero no hubo repuesta, y era más que obvio, Tae había dejado esa casa hacía algunos minutos, corriendo como un loco, y cuando pudo entrar en cuenta de eso retrocedió a la cama, respirando agitadamente, sentándose y acariciandose la frente con hastío, con desesperación.

Había sido tan estúpido, tan hiriente, y aun así los celos enfermizos que le recorrían las venas seguían ahí, calentándole la sangre, Tae siempre había sido suyo, sólo suyo, y aunque deseó muchas veces que conociera a otra gente ahora estaba ahí, fúrico, siendo la persona más hipócrita sobre la faz de la tierra, porque esas palabras que había rezado tantas veces no eran mas que falacias al aire. Quería a Tae para él sólo para él, y eso estaba tan mal que sentía asco de sí mismo, juraba amarlo, juraba que todo lo que hacia era para su felicidad pero ni siquiera unos minutos atrás lo había insultado.

No sabía que le pasaba, una parte de él de verdad se sentía feliz y aliviada, sentía que por fin podría conocer nuevas cosas y tener una vida plena, porque se la merecía, porque había sufrido demasiado y la otra se imaginaba a si mismo matando a los dos malditos que se habían atrevido a tocarlo, se imaginaba torturándolos hasta la muerte y después llevándose a Tae para encerrarlo por siempre en un lugar en donde fuera solamente suyo.

Perdido en sus pensamientos comenzó a hiperventilar de una forma casi sobrehumana y completamente desesperado corrió escaleras abajo, sintiéndose un cobarde, atravesando la casa hasta la última parte y cuando llegó al garaje se subió a su auto, arrancando sin cuidado, porque de cualquier manera, le hubiese importando muy poco morir en ese momento.

Namjoon conducía sin mucho cuidado, con la respiración agitada y con el velocímetro del auto marcando 150, tenía los ojos al frente y sostenía firmemente el volante pero en realidad no estaba ahí, en realidad se encontraba en los brazos de Tae, llorando desconsoladamente, muy muy lejos de aquella carretera desolada.

Por un momento miró hacia un lado, un barranco se alzaba a la derecha de la carretera y las luces de la ciudad aparecieron siendo como un triste jardín de estrellas y frenando en seco en uno de los espacios al lado estacionó el auto, tratando de tranquilizarse.

Recargó la frente en el volante, deseando que todos esos sentimientos se fueran pero solo lograba hacerlos mas grandes al pensar en la cara avergonzada de su niño, que estaba recibiendo sus duras palabras aún cuando todos los errores los había cometido él, y solo él.

Se sentía tan avergonzado, tan abusivo...¿Qué derecho tenía para reclamarle a Tae haber hecho lo que hizo? Si lo engañó, y después no conforme con eso pisoteó su amor sincero, solo porque era un cobarde, solo porque tenía miedo de él, porque tenía miedo de enamorarse de "un niño".

Playing like a Gigoló ~ [NamV]- FinalizadaWhere stories live. Discover now