Playing like a Gigoló ~ [NamV]- Finalizada

Capítulo 78: Secretos

-Pero no entiendo... ¿como es que pudiste conseguirla?.- Dijo mientras atravesaban el jardín de la mano.- Yo... traté de comprarla, pero jamás pude encontrar al dueño legítimo

-Bueno... en realidad fue complicado, Lee Ha Na no tenia familia directa así que esta casa pasó a posiciones de su único familiar, una prima suya que vive en Alemania, tuve que contactarla para hacerle una oferta, fue difícil porque decía que no quería deshacerse de ella, al parecer quería mucho a la señorita Ha Na, pero le dije que era para dársela a uno de los niños que cuidaba y finalmente cedió... sinceramente el tramite burocrático es lo peor que he tenido que hacer en mi vida, pero...-Nam hablaba de forma rápida, y Tae asentía, tomando su mano, sin entender nada en realidad, por ello cuando Nam lo notó solo pudo sonreír, y cortó la explicación de golpe, sonriendo de forma enternecida.- Bueno... no importa... ahora es tuya

-Si...-Dijo Tae sonriendo con nostalgia, mientras caminaban sobre pasos lentos hasta la mitad del jardín delantero.

-Por cierto, ven...-Dijo Nam jalándolo de la mano de forma amable, hasta una jardinera en una esquina, y le sonrió un momento, antes de dejarlo ver lo que había en ese lugar.

Tae se asomó lentamente, y cuando vió aquella escena suspiró de una forma sumamente tierna, como si una culpa gigantesca del pecho se le hubiese ido, dejando que respirara después de mucho tiempo, y es que, se había resignado ya a la idea de que por sus estupideces jamás volvería a ver a Nana, pero Nana estaba ahí... en forma de sus campanillas azules, que devotamente cuidadas se distribuían a lo largo de aquella jardinera, brillando con ese brillo azulado, en medio de la luz tenue de la calle.

-Nam... las cuidaste...-Dijo cautivado, completamente emocionado, sintiendo que quería comérselo a besos.

-Te prometí ese día... que las cuidaría...-Sonrió

-Pero las del invernadero...

-Son parte de la misma generación, llevé algunas allá porque tú no podías venir aquí...

-Nam... yo... no se ...-Balbuceó, con un nudo de felicidad en la garganta.- No sé... si me alcance la vida... para pagarte todo lo que haz hecho...-Dijo sollozando, limpiándose con vergüenza infantil las lágrimas que salían de sus ojos, y Nam, sintiendo una ternura cálida creciéndole dentro lo arropó entre sus brazos con cariño, haciendo soniditos tiernos para que dejara de llorar.

-Basta... no llores de esta forma o harás que muera de ternura.- Dijo sonriéndole, dándole besitos en la cabeza.- El que no sabe si le alcanzará la vida para pagarte soy yo...

-Yo no hice nunca nada por ti...-Dijo en medio de un puchero

-De que hablas...-Dijo ironico, mirándolo a los ojos, y tras una mueca tierna le dio un besito en la nariz, sonriéndole.- Me devolviste la vida... con esos ojos hermosos que tienes...

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Cuando estuvieron frente a la puerta inspeccionaron con la mirada rápidamente, aquel lindo marco de madera blanca, que aunque empolvado de años, lucia hermosamente tallado con figuras discretas.

-Yo... jamás entré... así que todo está como ella lo dejó...-Dijo el mayor, metiendo la llave con un poco de dificultad, a causa del polvo que atrofiaba todo con los años, y finalmente giró la llave, acompañado de un rechinido de la puerta abriéndose; metió la mano por un costado, buscando el interruptor de la luz, y cuando lo encontró, una sala de estar, cuyo papel tapiz era estilo inglés, se presentó ante ellos en el acto. Entraron maravillados, Tae recordando por su parte la primera vez que había estado ahí con Nana y con Bo Gum, y Nam por otro lado, impresionado con los motivos occidentales que lo adornaban todo, incluyendo los muebles de la casa, que descubrió debajo de sábanas blancas y polvorientas.