Capítulo 53: Culpa

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La sombra de Namjoon se pudo ver a contra luz sólo un segundo, saltando la reja oeste, la más alejada de la propiedad, pues derivaba a un pequeño y amateur campo de golf que nadie utilizaba desde que Tae era un bebe, y caminó sobre pasos lentos, sintiendo el cansancio cobrándole factura a cada pasó que daba, sintiendo como las piernas comenzaban a flaquearle y aun así continuó, sintiendo como su corazón le suplicaba impaciente que se apresurara. Le faltaba el aire, y poco le importaba tener un vació en el estómago, pues se llenaba a veces por las bocanas de aire que entraban por su boca, pero los únicos alimentados eran sus pulmones desesperados, que luchaban sin éxito por tranquilizarlo, pues parecía que la cercanía de su cuerpo con aquella casa, centímetro a centímetro le robaban un poco de tranquilidad.

Lo extrañaba, lo añoraba y lo conjuraba en su mente, más que en otras ocasiones, y odiaba esa sensación, porque cuando estuvieron lejos creyendo que era lo mejor podía soportarlo, podía pensar que tal vez pasaría y que al final todo tendría frutos porque estarían bien separados pero esta vez le corroía el alma la distancia, porque sabía que debía estar a su lado y no estaba.

Pensaba en él, tal vez acostado en la cama, y rogaba encontrarlo dormido, cansado, completamente desvelado, encontrando consuelo en los dulces sueños que tenia, no se imaginaba que nada de lo que anticipaba estaría sucediendo.

Entró a la casa por la puerta que daba hacia la cocina, y cruzó el comedor encontrándose con un sepulcral sonido, caminando con cuidado, inmutable y silencioso a través de los pisos de mármol, y después esquivó los muebles y objetos contenidos en el salón principal dejándose guiar por la poca luz que captaban sus pupilas dilatas y que delineaban las figuras dejándolo moverse libremente.

Subió las escaleras con el corazón en la garganta y cuando estuvo frente a su puerta se detuvo un momento, sintiendo el aire pesado encima de su garganta, casi quemándole, lo había hecho de una forma tan rápida que ni siquiera pudo pensar en que es lo primero que le diría a su pequeño, como actuaria o si simplemente correría a sus brazos suplicando perdón como un loco, pero no quizo pensar más en ello, porque una increíble ansiedad, un miedo inminente venia subiéndole hasta el corazón y temió convertirse en un cobarde de un segundo a otro, fue por ello que entró sin siquiera tocar o musitar algún sonido, solo atravesó el umbral de la puerta tragando en seco, cerrando tras de sí con cuidado; la poca luz proveniente de una lámpara tenue en el buró era lo único que podía ser un alivio, pero no cuando se dio cuenta de la escena ante sus ojos, porque un desastre natural había pasado por aquella habitación, que pintaba la atmósfera con restos de vidrios y un olor penetrante a licor que le causó al principio desconcierto.

Caminó lento, buscando la figura que más amaba en el mundo, pero no la localizaba, pasó por encima de objetos rotos y desordenados, hasta el balcón en donde una pequeña luz brillaba destacando por las paredes semitransparentes, así que después de suspirar pesadamente giró la perilla con suavidad, encontrando a Tae en medio de un desastre de plantas arrancadas y macetas caídas, en medio de un desierto de tierra seca y regada, sentado, como un protagonista del desastre. Abrazaba una maceta pequeña, con una única flor azul aun de pie sobre su tallo, en el brazo izquierdo y en el derecho portaba un arma corta color negro. Estaba sollozando quedito, sorbiendo su nariz, desconsolado, con la mirada gacha, e inmerso en un mundo oscuro, tan profundo que no se percató de su presencia en el lugar.

-Tae...-Susurró, con los ojos inundándosele, pero el menor no respondió, continuó con la mirada gacha y vió una lagrima efímera caer de repente sobre la tierra en la maceta, brillando por milésimas hasta que desapareció en la tierra.

-Que haces aquí...-sentenció quedito sin perder su posición.- Vete...

-Tae... escúchame... por favor. -Suplicó

Playing like a Gigoló ~ [NamV]- FinalizadaWhere stories live. Discover now