Capítulo 3

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—Eres tan cliché Orin— la voz desinteresada de Franco me altera.

Franco es mi mejor amigo y si, si es gay. Es la persona más incondicional que puede existir en este mundo y en otros también. Me altera el hecho de haberle contado lo del viaje de negocios con mi jefe, es obvio que se lo conté porque esperaba un consejo, una palabra de aliento. Algo. Al contrario de eso dice que soy cliché por hacer un viaje con mi jefe.

—Claro que no lo es— digo ya refunfuñando.

—¡Ay cariño!— la voz chillona y afeminada de Fran me altera aún más —viaje de negocios con el jefe, horas, días y semanas juntos— toma aire al tiempo que hace gestos corporales exagerados —luego se enamoran, claro que sí, eso va a pasar—

—No van a ser semanas— protesto a lo que acaba de decir.

—¿Cuánto entonces?— pregunta y no sé como responder porque la realidad es que no tengo idea de cuanto tiempo sera

Lo veo rodando los ojos al cielo que de todos modos no me ve porque está acostado en mi cama y yo apoyada sobre su abdomen, juega con mi cabello y masajea mi sien, las mejore horas de relax las paso con él.

—Sabes...— digo pensando mis palabras —Estoy pensando en declinarle el viaje—

Mi cabeza es tirada con brusquedad, de un salto se pone de rodillas sobre la cama y me ve a los ojos, con esa expresión de que no se cree lo que acaba de escuchar. A veces puede llegar a ser muy dramático para mi gusto, sus gestos son sobreactuados pero divertidos. 

—Alerta uno Oriana...

—mhm— niego con la cabeza.

—Oriana...

Vuelvo a negar con la cabeza y él como respuesta me tuerce la cara, no me ve. Va a ignorarme, lo sé. Comienzo a saltar encima de él, lo tumbo sobre la cama y me siento sobre su abdomen pero no protesta ni se opone a lo que hago. ESTA IGNORANDOME.

—Vamos Fran, no seas chiquilin— suelto ya cansada de su actitud

Él por su parte se pone de pie, comienza ponerse sus zapatillas relucientemente blancas y va al cuarto de baño. Pasan unos cuantos minutos para cuando lo veo salir, directo a la puerta, la abre y se dispone a salir, yo saliendo disparada lo sigo, corro detrás de él porque no puede irse por una estupidez —ya quisiera él que me involucre con mi jefe— no llego a darme cuenta cuándo paso, pero siento la picazón en mis nalgas, el estrepitoso sonido que hacen al chocar contra el suelo me hace soltar un grito desgarrador. Franco me ve por sobre su hombro y rápidamente corre a ayudarme.

—Maldita la hora en la que enceran las escaleras— me quejo a la vez que masajeo mi glúteo.

—¿Quién corre de medias?— dice mi amigo de forma muy irónica y burlona.

Franco me ayuda a levantarme, subir las escaleras y se cerciora de que mi cola no tuviera hematomas o colores azulados. Luego de arroparme y cantarme sus canciones de League of Legends e imitar a Ahri, su personaje favorito del juego se va. Ya es tarde y aunque mañana no tengo que llegar una hora antes, de igual forma tengo que despertar temprano.

(...)

El frío seco del invierno me golpea en el rostro, intente abrigarme lo mejor que pude pero se siente igual. Un par de medias enterizas gruesas, una falda de volados bordo, una camisa blanca, saquito de lana y un tapado negro, es el clásico y va con todo, los pies me los calcé con unos zapatos de tacón negros no muy altos. Siento mis manos entumecidas por no llevar guantes pero me obligo a sacarlas de mis bolsillos para acomodar mi bufanda.

Llego a la puerta del edificio y entro casi corriendo. El cambio de temperatura se sienta tan bien en mi sistema que me hace suspirar de alivio, anudando los pasos me encamino al ascensor, subo y espero mientras me eleva al piso que necesito. Miro la hora en mi reloj de cuero negro y estoy bien, faltan 4 minutos para la hora. Ni bien llegar lo primero con lo que me encuentro es con Emir Friedman sentado, ensimismado en lo que sea que esté haciendo en su computadora, al escuchar el sonido que producen mis zapatos al caminar levanta su cabeza y me ve por sobre el aparato.

Entre Cuatro ParedesHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin