XIX

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Había una carpeta de color azul con una etiqueta que decía "fiscalía (confidencial)" sin dudarlo tomé la carpeta, saqué los papeles de forma desesperada

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Había una carpeta de color azul con una etiqueta que decía "fiscalía (confidencial)" sin dudarlo tomé la carpeta, saqué los papeles de forma desesperada. Las fechas decían 20 de marzo de 2004, era la misma fecha en la que murió mi madre. Tapé mi boca, empecé a temblar, me senté en el suelo con los papeles en mano. En la primera hoja solo venía la fecha, en la segunda había una fotografía de mi madre. Escuché la puerta abrirse, guardé la carpeta en el cajón y lo cerré rápidamente. Guarde la llave en el pantalón. Me sentía muy fría, casi podía asegurar que él era el asesino ¿que hacía el con esa fecha y una fotografía de mi madre? No era muy clara mi teoría pero sabía que había algo sospechoso en aquella carpeta. No era en informe del caso, no lo era. Tenía otro tipo de diseño. No podía ni respirar bien.

-¿Anne? ¿Estás bien?- dijo de repente Matt

-Matt... Sí, sólo tengo frío.

-¿Segura?- dijo acercándose a mí

Me tocó la mejilla, estaba fría seguramente porque corrió enseguida a su habitación.

-No tengo las cobijas calientes en mi habitación, están el cuarto de mis padres- dijo saliendo de la habitación

Me quedé parada, estaba estupefacta, inmóvil hasta que escuché como caía algo de la habitación de sus padres. Caminé hacia él, tenía regadas montones de sobres a su alrededor.

-Ay no- replicó

Reí levemente. Le ayude a levantar los sobres, el sello era muy particular. Eran unas tijeras.

-No sé que sea todo esto pero tenemos que recoger cuanto antes. No quiero que mi madre o mi padre sepan que estuviste aquí- dijo acomodando deprisa

-¿No les dirás?- dije sonriendo burlona

-No... Bueno no hoy- hizo una pausa -Mi padre está tenso desde hoy en la mañana, dijo que no encontraba su llave del cajón del estudio- dijo cerrando el armario

Alcé ambas cejas. Entonces para Simón era muy importante aquella carpeta que la revisaba casi todo el tiempo.

Me entregó la cobija y agradecí. Me quedé un rato más y después me llevó a casa, se veía algo preocupado por dejarme sola pero le aseguré que estaría bien. No volvería al hospital aquel día ya que las visitas solo eran temprano así que era en vano ir. Abrí la puerta de la casa, el silencio era denso. Todo estaba intacto, subí a mi habitación y me cambié de ropa. Después entré a la de papá. Había miles de fotografías sobre la cama, cuando pasó el accidente ni siquiera me fijé en lo que había en la habitación. De seguro se sintió muy mal por los recuerdos de mamá. Recogí las fotografías y las puse en su caja. La llevé al cuarto donde estaban las demás, estaba apunto de cerrar pero la curiosidad me enrolló y comencé a ver algunas cajas. Me quedé ahí toda la noche, cuando termine de ver sus cosas acomodé de nuevo las cajas, pero detrás de una había una más que no había visto, tenía un letrero que decía "ropa" dudé un poco pero la abrí. Olía a ese perfume tan distinguido en ella, era lo único que me hacía sentir cerca de ella, abracé cada una de sus prendas con suavidad y lentitud. Cuando abracé un pantalón blanco sentí algo duro en uno de los bolsillos, fruncí el ceño y metí la mano. Al sacarla vi un sobre y una hoja echa pedazos. El corazón empezó a acelerarse. Tomé cada uno, era una carta al parecer ya que la letra era a mano. Tapé mi boca para no gritar de rabia al distinguir el sello del sobre, eran esas malditas tijeras. El corazón estaba apunto de salirse y respiraba con dificultad. Tomé cada uno de los pedazos y traté de formarla de nuevo, pero faltaban unos cuantos. Me tomó casi una hora formar todo (con excepción de los pedazos faltantes). El sobre decía:

De: Simón Thompson
Para: Elizabeth Evans

Le faltaban algunas partes al sobre pero no era tan importante.

La carta decía: (los puntos suspensivos son referencia de que faltaban palabras)

Elizabeth...

Quizá no sea una sorpresa para ti... la paciencia se me agota cada vez que... miro.

No hagas cosas por las cuales te puedas arrepentir después. Fue muy duro para mí que... Tú nunca supiste de lo que era capaz, te estoy advirtiendo querida.

Simón...

La boca se me secó, la estaba amenazando de algo eso era seguro ¿pero por qué? Ahora era claro que era él el maldito culpable. Pateé los pedazos y grité con fuerza. Golpeé la pared aún con la venda en la mano.

-¡Maldito Simón! ¿Por qué lo hiciste?- dije furiosa

Sentía la cara ardiendo. El móvil sonó desde mi habitación, corrí hacia ahí y descolgué.

-Ahora no quier...- me interrumpió Matt

-Por favor, mi padre está como loco. Está buscando la maldita llave y ahora me dice que te pregunte si tú no la viste. Es ridículo.

-No... No sé dónde pueda estar- dije y colgué

Apagué el móvil y volví a la habitación abandonada, tomé los pedazos y los metí en el pantalón. Lo llevé a mi armario y ahí lo guarde. Mi padre ya no quedaría con dudas sobre quién fue el asesino.

Casi no pude dormir esa noche, ya era habitual últimamente. Me levanté a las 7 de la mañana, mis ojos estaban hinchados pero no me importó, iba a ver a mi papá en el hospital no ha una pasarela de modas. Cuando llegué y mencioné su nombre me vio con ternura, como consolandome. El corazón se paró por un segundo.

-Ayer tuvo un ataque de locura y lo tuvimos que sedar. Intentamos llamarle a usted pero no respondió- dijo mirando la pantalla

Por primera vez en mi vida me sentía realmente culpable por lo que mencionaba aquella persona. Yo lo había dejado solo, sin dejar que se desahogara. Apagué el maldito móvil como una egoísta. Fui corriendo a la habitación y lo ví con una leve sonrisa y los ojos medio abiertos. Me di cuenta en ese momento que nos necesitábamos uno al otro.

No olviden ver el tráiler *0*

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