Capítulo 7: Primer día, primera impresión. 🥺

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     Las gotas de agua iban cesando poco a poco en la fría mañana del lunes. New Jersey hasta ahora se había portado de maravilla con los tres chicos. Ryan estaba más entusiasmado que los otros dos chicos, ya habían ordenado todo sobre sus útiles, dónde llevarlos y cuándo usarlos. Bella había confesado jamás haber utilizado una goma de borrar más de diez veces al día.

Luego de haber sorbido cada uno sus respectivas tazas de café, fueron a alistarse rápidamente. Las clases daban inicio a las ocho y cuarto, es decir que les quedaban aproximadamente unos treinta minutos para llegar a la hora adecuada.

A Ryan no le sentaba nada bien tener que saber que Sabrina se había quedado con su tía, y pensar que habían vuelto para estar juntos, él, ella y Rowan. Otra angustia de Ryan era reconocer que su amor estaba a kilómetros de él y que la veía pocas veces mediante un portátil. Era un poco duro pensar que, en vez de estar unidos y en armonía, debían permanecer unos meses más separados.

     — ¿Ya están todos listos? —preguntó Henry, saliendo lentamente de su habitación y observando a los demás chicos.

     —Sí —asintió la chica pelirroja.

     Los tres bajaron las escaleras y se dirigían al estacionamiento privado que tenía el hotel. Henry rápidamente sacó el carro y los demás lograron adentrarse.

En el transcurso del camino a Princeton, veían las calles un tanto llenas: chicos con morrales, personas apuradas porque la lluvia los había retrasado, etcétera. Cosas típicas luego de acabar las vacaciones.

     A Ryan le llamó la atención observar los diferentes grupos de personas que iban en su misma dirección. Parecía que salían del suelo, eran muchísimos.

     — ¡Miren cuántos irán a la universidad hoy! —decía Henry, apartando la vista brevemente de su trayectoria.

     —Qué chico más guapo es aquél —objetó Bella, haciendo un movimiento para acercarse más a la ventanilla del carro—. Espero y nos toque juntos.

     —La chica que lo acompaña es muy simpática también —volvió a opinar Henry. Éste, mediante el retrovisor, observó a Ryan muy concentrado en su smartphone. — ¡Vamos, Ryan!, dime si no es hermosa ella.

     Ryan apartó por unos instantes los ojos del celular, y pudo observar una chica medianamente alta, con cabello negro azabache y nariz bien perfilada. No alcanzó a ver más.

     —No es mi estilo —opinó él, y siguió en lo suyo.

     Bella le pegó por un brazo y le recordó que debían hacer amigos nuevos en aquella universidad, porque ahí pasarían los siguientes años.

Al llegar a la universidad, los tres chicos llegaron bastante temprano, y observaron que, en un papel pegado a una cartelera, estaba fijado su horario de clases.

     —Aún nos quedan diez minutos para comenzar —dijo Ryan, sentándose en un banco cercano a una fuente. Los demás le imitaron.

     Estando sentados allí, vieron como todos los miraban un tanto confundidos sobre quiénes eran. Un chico se sentó al lado de Bella e intentó hablarle, Ryan pensó que ésta lo ignoraría, pero no.

     — ¿Realmente eres Bella Riffman? —preguntó el chico de ojos azulados.

     Ryan vaciló por un momento con la pregunta del chico: "Obvio, ¿por qué tanto asombro?".

     —Sí —respondió Bella, junto a una pequeña risa contenida.

     —No sabes cuánto te he visto en la academia, eres muy buena —comentaba el chico.

     Sus palabras hacían dudar a Ryan sobre si oía bien o no. ¿Bella en una academia?

Ellos continuaron hablando, y Ryan miró sorprendido a Henry, éste le asintió y miró hacia la entrada de la universidad, un poco confundido. Al observar mejor, volvió a ver a la chica que anteriormente había visto en el transcurso, la de cabello azabache.

Al verle su rostro, notó que no era para nada fea, incluso, no era bonita: era hermosa. Tenía unos ojos un tanto grises y un tanto azules, una combinación de ambos. Ryan 'codeó' a Henry para que también la viese.

     —Si no estuviese con Sofía... —soltó Henry, pero luego intentó corregir lo dicho—: ¡Amo a Sofía! ¡Amo a Sofía!

     —Tenías razón, es bastante simpática.

El timbre —totalmente diferente al del Instituto donde habían estado— sonó y debían ir a sus primeras clases del año. Ryan seguía pensando en su duda sobre si Michelle tenía su collar de medialuna o lo había perdido.

El aula al que debían ir se encontraba en la misma dirección que el portero les había dicho al principio; todo un acertijo la primera vez, pero en esta llegaron al canto de gallo.

     El profesor era el mismo, hizo un gesto indicando silencio y se paró de su silla.

     —Bienvenidos a la Universidad de Princeton. El segundo hogar de los mejores estudiantes del país, y una de las universidades con mayor prestigio en el mundo.

     Comenzó a dar la historia de la universidad, y todos hacían cualquier cosa menos oírle.

     — ¿Cuándo dirá el lema? —le preguntó un chico a Ryan. Éste lo miró como cuando ves los teletubbies a las 2 de la madrugada.

     —Diría que después de que termine el discurso —contestó, intentando no sonar muy fuerte.

     — ¿Esos lentes son necesarios o por lujo? —volvió a preguntar.

     —Son necesarios, ahora me gustaría seguir leyendo mi libro —concluyó Ryan.

     Detestaba que le hicieran esa pregunta: "¿Son necesarios tus lentes?".

     — ¿Alguien aquí que se sepa el lema de la universidad? —quiso saber el profesor de la nada.

     Se elevaron varias manos, pero éste seleccionó una.

     —Bajo el poder de Dios florece —respondió una chica. Ryan no volteó a verla hasta ella estar sentada de nuevo.

     —Muy bien —aprobó el profesor—. ¿Señorita...?

     —Glücksmann. Adalia Glücksmann.

Al ver a la chica, se acordó que ya la había visto anteriormente unas dos veces. Adalia Glücksmann...

El profesor olvidó decir su nombre ante la amplia bienvenida que brindó, su lapso de tiempo terminó y los chicos salieron. Esperanzados de que este día no culminara sin un buen día de clases, el último profesor esperaba ya dentro del aula.

ROWYAN | Temporada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora