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En la vida siempre traté de alejarme de las personas. Aún cuando me caían bien. No podía dejar que mis sentimientos mandaron, podría decir, y digo. Si mis padres fueron tan malos conmigo. Que podría esperar de otra gente, más traiciones.
-buenos días panquecito- la voz de Rebekah resonó por toda la habitación y la hice golpearse contra la pared -no vuelvas a hacer eso -Jess, estoy cansada de que me hagas lo mismo todas las mañanas- se burló mientras se levantaba del piso - no me despiertes así entonces, por qué te mataré -no. No es cierto-sonrió-báñate, el desayuno te espera. Iremos al barrio de las brujas que te darán unos libros de magia y todas esas cosas raras-salió de la habitación y yo me metí de inmediato en la ducha. Me interesaba conocer a esas brujas; quizás ahí estaría Bonnie o algún otro Bennet. Solo quería encontrar a alguien en quien pudiera confiar; me cambie por unos jeans altos negros, una blusa manga larga del mismo color y las botas negras igual. No sabía por qué Klaus me había comprado toda esa ropa del mismo color, sentía que a todos lados que iba, iba vestida para un funeral.
-buenos días- dijo Klaus y se sentó frente a mi -hola- respondí y lo miré por un momento, iba de negro también. Siempre vestía de negro- solo por que vivo aquí. No significa que tenga que vestir de negro -oh por favor! Te hace ver tan bien, te hace estar en la pandilla -no soy parte de ninguna pandilla-rodé los ojos y tomé un sorbo de mi café -y yo pensé que ya empezaban a llevarse bien- habló Elijah a quien le dediqué una sonrisa, me caía bien y siempre me defendía de la amenazas de Klaus -nunca-hice una mueca de desprecio -¿sabes? No soy tan despreciable, de hecho creo que soy muy apuesto- yo puse los ojos en blanco y seguí comiendo.
Llegamos a un lugar que tenía una energía muy versátil. Había gente sentada en la calle vendiendo frutas, otras promocionaban la brujería y otras estaban encerradas en sus casas y percibía una energía horrible. Iba al lado de Klaus quien al parecer no podía dejar de agarrarme y se quemaba. Pero no le importaba, estaba asustado de que las brujas pudieran percibir mi energía y vinieran por nosotros. Llegamos al cementerio y de inmediato 4 brujas aparecieron enfrente de nosotros. No las conocía, pero sus nombres aparecieron frente a mi. Ninguna Bennet, la verdad no importaba hablar con ninguna de ellas. Sella, Cali, Natasha y Harley. Sella empezó a darles aneurismas a todo pero bloquee su hechizo con uno protector a lo que Klaus y sus dos hermanos rápidamente mataron a las otras tres dejando sola a Sella quien nos llevó hasta un gran libro.
-pude haberlo buscado por internet- dije mientras examinaba el libro -estas hechizos no son juegos, y si no eres lo suficientemente fuerte, pueden matarte -no tengo por qué o por quien vivir. No me importa- dije y podía sentir la mirada de decepción de los 3 originales atrás mío.
Me pasé toda la tarde con Elijah leyendo los libros tratando de descifrar la maldicion y hasta cierto punto me distrajo de muchas cosas. Pensar en mi familia me volvía loca y mas por qué jamás les importé. Quería una respuesta pero sabía que nadie podía dármela.
-se que estás molesta y herida- empezó- pero solo quiero que sepas que yo te protegeré como a mi hija. Se que no estás en posición de creerme pero lo haré- dijo y me sonrió- admito que lo que hizo tu familia fue muy bajo, incluso para Klaus. Pero no te merecen eres muy buena, te mereces algo mejor que ellos- algunas lágrimas salieron y el asintió con la cabeza y salió de la habitación. Me había dado donde quería.
Me metí en la ducha y varias visiones aparecieron frente a mi. En una estaba bailando,con Klaus en lo que era como un salón y en otra estaba bailando con el chico rubio que se me aparecía. ¿Quien podría ser? ¿Qué significaban esas visiones?. Salí del baño ya arreglada para dormir y me encuentro a Klaus sentado en la orilla de mi cama.
-¿qué haces aquí?- le pregunté cruzándome de brazos -escuchar lo que dijiste esta tarde me hizo sentir mal -no necesito tu lastima-fruncí el ceño-no me importa -yo solo quería decir-alzó la vos- que siento mucho lo que tus padres te hicieron, se que no estás en posición de creerme, pero en serio lo siento. Nuestros padres tratan de asesinarnos cada vez que pueden Jessica, yo se que se siente- se acercó a mi y aunque quería que la verbena actuara no actuó. Acarició mis brazos para luego darme un beso en la frente- después del hechizo de la maldición, serás libre. Lo prometo.
No dije ni una sola palabra pero le creí. Klaus jamás decía esas cosas, pero cuando las decía. Cumplía, y yo quería creerle.
