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"Decir adiós siempre es difícil".
Todo estaba listo, esa noche traeríamos a Lily de vuelta con su gente y yo, me quedaría atrapada en el otro lado, o bueno, en un maldito mundo prisión. No quería ser negativa pero no sabía si mi cuerpo podría resistir tanto cuando casi 8 personas me usarían como portal. Estaba preocupada, tenía miedo de quedarme ahí, tenía miedo de morir en el intento. Tenía miedo de dejar a Matt.
-¿estás bien?- su voz inundó la habitación y yo me sobresalté al verlo -Matt...tenemos que hablar- suspiré -¿qué? ¿Qué pasa?- yo tomé sus manos y algunas lágrimas salieron de mis ojos -si hago el hechizo hoy... tal vez no me vuelvas a ver jamás- y las lágrimas explotaron-no estoy segura de esto, pero es una probabilidad. Mucha gente me usará como portal y no se como actuar al respecto. Estoy muy triste Matt pero Lilian me advirtió sobre sabotear y yo, yo no quiero que te pase nada. Ni a ti, ni a Elena, ni a Klaus... -¿Klaus? ¿Acaso de importa Klaus? -¿en serio solo captaste eso?- suspiré -capte que todavía no lo has olvidado Jessi. Estaba tan equivocado- se alejó de mí y se marchó de la casa. Decidí empacar todo e irme a la casa Mikaelson donde haría el portal, en el patio. Caminé los pasillos recordando todos los momentos en esa casa que fue mi hogar y todavía amaba a esa casa, parte de mi siempre amaría a Klaus y todo lo que había vivido con él. Entonces lo vi estaba parado junto al piano de la gran sala, yo suspiré y cerré los ojos pero no, era real y estaba ahí.
-veo que me recuerdas- dijo con ese tono tan particular -Klaus- suspiré y me reí- siempre apareciendo en los peores momentos ¿no? -¿es un mal momento?- frunció el ceño- oh si...te vas a sacrificar por tus amigos y tu novio, Matt. Siempre supe que terminarías con él -eso no hubiese pasado sino te hubieses ido- solté una risa irónica- si me disculpas, tengo una cena de despedida con mis amigos -¿esos que no saben que puedes quedar en ese mundo atrapada? -no me importa lo que puedas decir y pues...bienvenido a casa. Espero no te quedes tanto tiempo- subí las escaleras, entre a mi antigua habitación y me di una ducha, me coloqué un vestido negro y me maquillé ligera. Sabía que los chicos me harían llorar. Klaus se había quedado en la sala tocando el piano y tomando bourbon. Yo cené con los chicos y Matt seguía sin decirme nada.
-Matt me contó lo qué pasó- Elena se acercó mientras me ponía la chaqueta -el cree que sigo enamorada de Klaus- rodé los ojos- pero no es así -también me dijo qué tal vez no puedes volver- yo suspiré y a Elena se le escaparon algunas lágrimas -volveré- dije- lo prometo- nos abrazamos y luego abracé a todos. Matt me evadió y yo decidí irme sin despedirme.
-Jess- escuché su voz mientras caminaba en dirección a la casa Mikaelson -hola- dije y sonreí -te amo, por favor vuelve y vuelve a salvo ¿okey? -lo prometo- empecé a llorar y nos abrazamos para después darnos un beso de esos que jamás se olvidan. Volví a la mansión, sola, ya me esperaba Enzo y Klaus estaba ahí todavía. No entendía que hacía ahí.
-¿preparada?- preguntó- pensé que estarían todos tus amigos aquí -les pedí que no vinieran, ellos no saben la parte dura de esto- suspiré y empecé el hechizo con el ascendente, sentía el poder corriendo por mis venas, sentía mi nariz sangrando sentía los pensamientos de Klaus y los de Enzo. Sentía las lágrimas de Matt y la preocupación de los demás. Mis ojos vieron por última vez antes de viajar hasta donde estaba Lilian. Abrí los ojos, y sentí sus manos con las mías.
-Klaus!- grité y me alejé de él -hola, love- sonrió y miró a nuestro alrededor. Ya Lily y su gente había pasado por mi y como era de esperarse me había quedado atrapada. Con nada más y nada menos que Klaus.
-asi serán las cosas- suspiré mientras limpiaba la casa- si vas a vivir aquí, es bajo mis reglas, no se como harás con la sangre y en realidad no me interesa. Simplemente no te acerques a mi ¿okey? -sabes que no será así...no puedes estar tan enojada conmigo, tanto tiempo. ¿Crees que ellos tratarán de buscarte? -espero que si, por qué vivir contigo. No gracias- yo me reí y él soltó una maldición.
Boté todas las asquerosidades que habían en esa casa y busqué algo de comer. Luego salí junto a Klaus a buscar algún supermercado y lo encontramos, también otra casa y decidimos quedarnos allí. Había ropa limpia, comida, pero no sangre y deseaba que Klaus se disecara, pagaría por ver eso.
-no puedes negar que siquiera estar conmigo es mejor que estar sola -no, estar sola hubiese sido mejor. Tu me das asco- rodé los ojos mientras buscaba unos zapatos cómodos -¿por qué me odias tanto?-preguntó mientras yo caminaba la casa -no te odio Klaus, me das igual- respondí y suspiré- ademas, tú te fuiste ¿por qué te importa tanto? -por que yo todavía te amo- yo me reí -si claro- grité - y por eso volviste como al año de haberte ido ¿cierto? -trataba de salvarte, si volvía te rastrearían a través de mi -¿cállate si? No me importa lo que tengas que decir, actuaré como si no estuvieras aquí, intenta tú hacer lo mismo.
Maldito idiota, lo odiaba tanto. Siempre quería hacerse la víctima. Pero no,no lo odiaba, jamás iba a odiarlo. Pero lo intentaría.
