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Desperté y Klaus estaba al frente mío, Matt a mi lado y Bonnie a punto de un colapso emocional.
-puedes decirme ¿cómo es que tienes tanta fuerza? -sacudiste la casa Jess -no se...- rodé los ojos y me senté en el sofá- acabo de volverme vampiro, no sé nada de esta maldita vida -esta bien, de pronto Klaus solo estaba distraído- habló Matt y trató de acercarse a mi pero lo alejé -jamás, Jess tiene una fuerza sobrenatural- dijo con un tono de preocupación -¿podría ser un híbrido? -¿de lobo?- grité y Klaus negó con la cabeza -sino- dijo Bonnie -de bruja y vampiro- respondió Matt y yo comencé a llorar -lo mejor, para seguir alargando la tortura- sollocé- Dios, me quiero morir. Por favor déjenme morir- las lágrimas salían sin avisar, no podía contenerlas- Quiero estar con Alex...yo debí, yo tenía que quedarme con él, yo debí morir en vez de él -jamás digas eso Jess- gritó Matt- estoy cansado de que menosprecies tu vida, yo te amo, Bonnie te ama, no nos hagas esto. Casi te perdemos y hicimos todo para salvarte -¿salvarme? Matt, sabias que no quería nada de esto- me limpié algunas lágrimas- sabias que quería una vida completamente normal, quería una familia, no es posible. Prefiero morir- sollocé- esta es la peor vida que alguien podría vivir, esto es mierda- me levanté del sofá y salí de la casa. Klaus salió detrás de mí y me tomó del brazo -en serio, lo siento- esta vez si le creí- jamás quise verte así, lo siento por arruinar todo. Creí que todavía me amabas y por eso hice el plan con Caroline -es que ese es el problema. Amarte a ti y a Matt ha sido lo peor que pudo pasarme, no puedo pasar un maldito día tranquila- las lágrimas salían con agonía y no podía pararlas, él me abrazó y yo envolví mis brazos en su cadera. No podía creerlo, no quería creerlo, esos no eran mis planes. Alex debía estar vivo, debíamos tener 3 hijos y cuando fuéramos viejos irnos a vivir a una cabaña en el sur.
[...]
Volví a la ciudad ahora con Bonnie y Matt a mi lado, Matt había conseguido un trabajo de policía y Bonnie de profesora de ciencias ocultas en Columbia. Yo trataba de seguir con mi vida y de poder dar explicaciones lógicas a lo que había pasado con Alex, tenía que mentir, le decía a todos que repentinamente asaltaron nuestra boda y muchos murieron, entre esos Alex. En las noches, después de llegar del estudio pasaba toda la noche llorando, simplemente no podía controlarlo, tampoco mi hambre. Quería tomar mucha sangre, me sentía tan sucia, me sentía tan muerta. Había pintado tantos cuadros de ese día, pinté uno de Alex y cómo se veía con su traje y se vendieron todos, pero solo si supieran la historia completa.
Cada rincón de la casa me recordaba a él, quite sus fotos pero no podía evitar verlo en todos los lugares, vernos. De la mano, besándonos, amándome. Alex me amaba tanto, el me había dado tanto y yo no le había dado nada, y ahora ya estaba muerto. Todos me culpaban, su madre, sus hermanos, todos.
Esa mañana pintaba como loca, no podía parar, la ansiedad del hambre me hacía pintar así de rápido, me sumía en ansiedad, quería matar, quería mucha sangre, jamás iba a cansarme y eso me daba mucho asco.
-¿estas bien?- entró Bonnie a la habitación y boté una de mis pinturas -lo siento, estaba concentrada- suspiré -han pasado meses- miro mi cuadro- no te mereces pasar el resto de tu vida mal por Alex, nada de eso fue tu culpa- acarició mi cabello- te recuerdo que tú también perdiste algo, tú vida -lo se- suspiré- solo que me siento muy mal...tengo los sentidos elevados al mil, siento tanto poder y tengo miedo, tengo pena. Odio mentir, odio no tener a Alex aquí conmigo. Bonnie solo me abrazó, ella también me entendía, pero yo sentía como si me estuviera calcinando viva.
Salí del estudio junto a Bonnie que salió a trabajar y después de unas horas llegó Matt. No podía evitar sentir escalofríos al verlo, Matt era tan hermoso, tan gentil pero yo simplemente no podía, no podía estar con él, no después de todo. Él seguía insistiendo, yo lo amaba, nunca paré de hacerlo, pero lo culpaba, y me odiaba a mi misma también. Pero aun así no dejaba de quererlo.
-¿qué tal tu día?- pregunté mientras miraba algunos colores -bien...atareado, por lo que veo el tuyo fue muy productivo. Estas toda llena de pintura -si...-suspiré- todo esto me hace pintar -vamos- tomó mi mano y me llevo hasta el baño- prepararé algo de comer aunque no te lo vayas a comer, y tendremos una cena, como personas normales -¿en serio?-fruncí el ceño y él me ignoró y caminó hasta la cocina. Yo me metí al baño, luego de una larga ducha salí y me coloqué una pijama, Matt había hecho unas pastas, solían ser mis favoritas, pero no me daban ganas de comerlas, sentía que iba a vomitar.
-buenas noches- dijo cuando me vio -¿es una cena o algo así? -puede que si- sonrío y tomó mi mano para después abrirme la silla- quiero que tengamos una noche normal, ya es tiempo de empezar de cero, no puedes lastimarte todo el tiempo -esta bien...intentaré- suspiré y tomé un poco de vino, prefería el bourbon pero solo teníamos eso. Comimos en silencio y luego empezamos a hablar de nuestro tiempo juntos.
-recuerdas cuando fuimos al baile de graduación. Bueno...ese día iba a pedirte que te casaras conmigo -¿qué?- me reí- estábamos muy jóvenes Matt -lo sé-se río- pero estoy completamente enamorado de ti, no dudaría en hacerlo de nuevo -y...empezamos- solté un gruñido- Matt, no puedo hacer esto -si puedes, si podemos. Jessica ¿acaso no lo ves? Que te amo completamente y siempre lo haré, déjame ayudarte, déjame hacerte feliz- tomó mis manos y luego me jaló hasta él para sentarme en sus piernas, yo lo abracé y bese su mejilla -también te amo Matt, pero no quiero perder a nadie más- el me miró y tomó mi rostro en sus manos para luego besarme. Yo envolví mis brazos alrededor de su cuello y coloqué mis piernas a cada lado de mi cuerpo.
Tenía miedo, no podía negarlo, pero ya no quería parar.
