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Abrí los ojos abruptamente, lo que había escuchado no podía ser verdad, Erik había hecho lo que yo le había dicho que no podía.

- Erik -Dije mientras me sentaba.

Comencé a mirar en donde me encontraba, estaba en el cuarto se Erik, y él tenia a Christine quien sabe donde.

Me levanté de la cama y salí del cuarto decidida a encontrar a Erik que, por casualidad, salía del otro cuarto.

- ¿Dónde tienes a Christine? -Pregunté furiosa mientras me acercaba a Erik- Y no me digas que no la tienes porque no te voy a creer en lo más mínimo

- Contigo no se puede ¿verdad? -Dijo Erik mientras yo lo veía seriamente- Esta en el cuarto de donde acabo de salir, se desmayó así que puedes entrar a verla si deseas

- ¿Por qué se desmayó? -Pregunté tratando de sonar menos furiosa.

- Le pasó igual que a ti -¿Cómo?-Vio el vestido de novia y se desmayó

- ¿Se lo enseñaste?

- Si, quería que supiera cuanto la amo

Abrí mis ojos como plato, eso asustaría a cualquiera incluyéndome a mi.

¿Entonces lo que pase cuando yo vea a Erik sin la máscara será lo que le pase a Christine?

Una sonrisa se formó en mi rostro y Erik ladeó el rostro confundido.

- No se en que estés pensando pero me asusta -Dijo Erik.

Sin pensármelo dos veces me abalance a su rostro y le retiré la máscara.

Me quedé petrificada cuando lo vi e inmediatamente llegaron imágenes a mi mente.

Un niño pequeño llorando, un vestido de novia en un espejo roto, trampas, velas, un cráneo deforme, un bote, mis labios contra los suyos y un choque.

- ¡Devuelveme la máscara! -Gritó Erik- ¡Regresamela Abigail!

Caí de rodillas, era verdad lo que me había dicho el señor Gerardo, yo conocía a Erik cuando era niña pero ¿por qué lo olvidé? ¿sería por ese accidente que tuve con mi padre en su auto cuando tenía 13 años? ¿por qué no recordaba ese accidente?.

Erik se agachó hasta quedar a mi altura, miré su rostro, no me provocaba miedo aunque su cerebro y cráneo estuvieran expuestos; acerqué mi mano a la mitad izquierda de su rostro y la acaricié, sentía como millones de sensaciones olvidadas llegaban a mi.

Ahora recuerdo haber estado enamorada de Erik, recuerdo haber jugado con él, recuerdo haberle dado mi primer beso a él.

Las mejores cosas de mi infancia las había pasado con él y, extrañamente, la había olvidado. Si nunca hubiera visto a Erik sin. máscara jamás las habría recordado.

- ¿Estás bien? -Dijo Erik separando mi mano de su rostro.

Asentí, no podía decir ninguna palabra aún estaba impactada por todos los recuerdos que habían llenado mi mente de un momento a otro.

Erik se levantó, me tendió una mano, la cual tomé, y me levantó del suelo para después llevarme hasta el sillón.

- No debiste quitarme la máscara -Dijo Erik mientras la tomaba- No de esa manera

Aún no podía responder así que solo me límite a observar a Erik mientras de ponía las máscara en su rostro.

- Hasta ahora solo dos personas, a parte de mis padres y el señor Gerardo, me han visto sin máscara... Tú y Christine

Christine, aún piensa que ella es aquella niña... cuando en realidad soy yo.

- Sabía que cualquier persona me temería, así como tu lo haces, pero Christine no lo hizo, aunque era una niña y entonces mi deformación era un poco más pequeña

Aquello que decía hacia que mi corazón se achicará cada vez más, quería decirle que yo era aquella niña que lo había encontrado llorando cuando tenia 7 años pero se que no me creería.

- Te traeré un poco de té para que se te bajé el susto

Cuando le quité la máscara me gritó como loco pero solo pude escuchar dos oraciones ya que todos los recuerdo llenaban mi mente, pero ¿cómo reaccionara cuando Christine le quité la máscara? ¿más enojado? ¿más feliz? ¿Christine si querrá verlo sin la máscara?.

Erik se acercó al sillón y me tendió una taza que agarre firmemente y me la llevé a los labios.

Mientras me tomaba el té trataba de tranquilizarme y no soltar todo lo que acababa de pasarme de sopetón porque hasta Christine, que estaba desmayada, quedaría mareada.

- Espero y que quieras dirigirme la palabra -Dijo Erik un poco triste- No quiero que me temas, no quiero perder a la segunda amiga que e hecho, no quiero estar más tiempo aquí solo, no quiero que mi soledad me deje más metros bajo tierra, no quiero

- Erik -Dije mientras ponía la taza en la mesita de centro de la sala- No te dejaré sólo, no te temeré, no dejaré de venir a acaba abajo, no dejaré de ayudarte con Christine y no dejaré de ser tu amiga

Erik sonrió pero aquella sonrisa detonaba tristeza y melancolía, reprimí aquellas ganas incontrolables de abrazarlo y decirle que todo esta bien porque se que no le gustará.

- Pero por favor en la mañana regresa a Christine al teatro

Soledad Bajo TierraWhere stories live. Discover now