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Nadir y Raoul están encerrados en el cuarto con forma de hexágono sin salida.

Las lágrimas volvieron a mis ojos haciendome caer de rodillas al suelo, puse mis manos en mi boca para que mi llanto no fuera tan fuerte y así no llamar la atención de nadie.

- ¿Podría decirnos dónde está Erik? -Preguntó Nadir.

- Ha salido de la mansión -Dije pegándome a la pared como si así pudieran escuchar mejor.

- ¿Podría asegurarse de ello?

Claro que podía hacerlo pero si Erik me descubría seguro sospecharía algo sobre ello, aunque puede que ya sepa que Raoul está ahí encerrado con el persa.

- ¡No! -Grité por puro instinto y, tal vez, miedo- Sospecharía sobre ustedes 

No podía mentirles, ellos estaban vulnerables a comparación conmigo porque ellos estaban encerrados sin salida.

¿Sin salida?

Desde aquí puedo ver la puerta y, seguramente, estaba cerrada con llave.

- Christine -Dijo Raoul- ¿Puedes ayudarnos a salir de aquí?

Me acerqué a la puerta y traté de abrirla pero, efectivamente, estaba cerraba.

- Está cerrada -Dije volviendo a empujar a la puerta.

- ¡Señorita! -Dijo Nadir con un poco de enojo en su voz- Es absolutamente necesario que nos abra esa puerta 

- Pero ¿cómo? -Pregunté, aunque seguramente Erik tenga la llave de esté lugar.

- Solo nos salvaremos con su astucia -Dijo Nadir- Necesitamos la llave de esa puerta

Si tan solo supiera donde la guarda Erik.

Me recargué en la puerta resbalándome por ella hasta llegar al suelo, debo encontrar la forma de que todo esto termine de buena forma tanto para Erik como para Raoul y Nadir... al igual.

- Tenemos que salir de aquí sanos y salvos -Dijo el persa en un susurro- Pero debemos conservar la sangre fría 

Eso es lo que pienso hacer pero mi cuerpo dice todo lo contrario.

- ¡Señorita! -Dijo Nadir llamando mi atención- No tiene más que simular una comedia ¡No olvide usted que la ama!

Claro, ama a Christine no a mi.

Los pasos de Erik se escucharon a lo lejos, si él los escuchara.

- ¡Shhh! -Grité no tan alto para que Erik no me escuchara- ¡Callen!

Y el silencio se instaló entre nosotros hasta que los pasos de Erik volvieron a oírse indicándonos que estaba cerca de nosotros, contive la respiración hasta que la puerta se abrió entrando Erik con un velo y un ramo de rosas en sus manos.

Rápidamente me levanté del suelo poniéndome en guardia a lo que Erik sonrió acercandose a mi.

- Casi lo olvido Christine -Dijo mientras yo retrocedía- Una novia no es novia sin su ramo de rosas y su velo 

Erik puede ser tan malvado como él quiera así como tan bueno y amable puede ser.

Erik frunció el ceño y rapídamente se acercó a mi jalándome por un brazo haciéndome quedar de espaldas a él para luego colocarme la tiara que tenía el velo en el cabello y comenzó a acomodarlo.

- Así te ves más hermosa Christine -Dijo cuando volvió a jalarme por el brazo para poder verlo de frente- Pero así te ves mejor

Dicho eso colocó el ramo de rosas entre mis manos, después comenzó a acomodar mivelo mientras yo veía por su hombro aquel cuarto que estaba detrás de él.

- Erik -Dije mientras lo agarraba por los brazos- quisiera visitar esa habitación que desconozco -Erik funció el ceño- La que siempre me has ocultado, ya sabes, curiosidad femenina

Erik se deshizo de mi agarre abruptamente dando un paso hacia atrás sin chocar con el cuarto ya mencionado.

- ¡No me gustan las mujeres curiosas! -Dijo Erik enojado.

Un pequeño grito de enojo se escuchó mientras Erik caminaba hacia la puerta de su cuarto disponiéndose a salir de este pero al oír aquel ruido se giró sobre sus talones.

- Ah -Dijo Erik con un tono muy particular en su voz- ¿Qué es eso? ¿No has oído, Christine?

- ¡No, no! -Dije automaticamente a lo que se sorprendio un poco- No he oído nada 

- Me pareció escuchar un grito -Dijo acercándose a mi.

- ¿Un grito? -Pregunté haciéndome la incrédula- Te estás volviendo loco Erik 

Miré hacia un lado, no podía verlo a los ojos ya que era otra tantas de las mentiras que le estaba dando esta noche... ¿día?.

-Mi adorada Christine -Dijo en un tono un poco dulce- No es necesario abrir la puerta para saber que ocurre en la cámara de los suplicios -Así que ese es el nombre de ese cuarto- ¿Quieres ver? -Levanté la mirada para toparme con el rostro de Erik, aún sin máscara- ¡Mira! si hay alguien verás iluminarse allá arriba, cerca del techo, la ventana invisible -Miré hacia donde Erik apuntaba- Basta con correr la cortina necgra y apagar aquí 

Y como si él lo hubiera anunciado aquella ventana se iluminó haciéndonos enter que había alguien dentro.

Mordí mi labio inferior y volteé a ver a Erik quien volteó a verme a mi. 

- ¡Ya te decía que había alguien! 

Soledad Bajo TierraWhere stories live. Discover now