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Las luces en el teatro se apagaron de golpe cuando Erik gritó, me tomó de la mano pegándome completamente a su cuerpo, el suelo desaparecio dejándonos caer hasta una pequeña colcha de hule donde todo era oscuro sin ninguna vela alrededor, Erik tomó mi mano fuertemente mientras comenzaba a caminar entre aquella oscuridad.

¡Erik me a raptado creyendo que soy Christine!

El miedo invadió mi cuerpo implorando controlarlo a su voluntad haciéndome temblar cuando Erik agarró mi brazo fuertemente y comenzó a jalarme por un pasillo.

- ¡De regreso a mi mansión te verás de nuevo por tu maldita acción Christine! -Dijo Erik con enojo mientras seguíamos avanzando- ¡Avergonzado enfrente del teatro me dejaste aún cuando sabias las consecuencias de dejarme sin máscara! -Erik se detuvo en seco y se giró hacia mi- ¡Antes lo habías hecho ahí abajo y de nuevo lo vuelves a hacer!

- Me estás lastimando -Esboze cuando sentí que Erik apretó más mi muñeca.

- ¡Así me estás lastimando tú a mi! -Gritó Erik- ¿Por qué? -Dijo mientras su mirada denotaba tristeza- ¡¿Por qué?!

Aparte la mirada y Erik volvió a arrastrarme por el pasillo, este camino se estaba haciendo interminable, cuando mis pies tocaron el agua Erik me cargó como si fuera un costal de papas.

Intenté forcejear pero fue inútil, llegamos a su casa y me dejo en el suelo cerca del órgano.

Me dejé caer de rodillas al suelo sobándome las muñecas mientras que Erik habría la puerta de su casa, solo espero que Raoul no venga para acá o sufrirá las consecuencias de la irá de Erik.

Cuando la puerta se encontró abierta Erik volvió a tomar mi mano y me llevó casi arrastrando al cuarto donde tiene el maniquí parado.

- ¿Recuerdas esto? -Dijo Erik mientras quitaba la sábana que estaba encima del espejo roto- Esto usarás ahora

- ¡¿Por qué?! -Grité.

- Porque una boda no es una boda si no hay una novia vestida de blanco

- ¿Quieres que me case contigo ahora mismo?

- ¡Por supuesto! Tú me perteneces desde la primera vez que te oí cantar

- ¡Pero tú me hablaste con mentiras! -Grité mientras trataba de sonar lo más realistica posible ya que yo no había vivido eso- ¡Te hiciste pasar por el ángel de la música que dijo mi padre que me enviaría!

- ¡Y así lo fui! -Gritó él- Todo hasta que deseste ver mi rostro ¡Mi horrible rostro! -Erik quitó el vestido del maniquí y lo aventó a la cama- Ahora ponte esto o el teatro volará en mil pedazos

- ¿Qué dices?

- ¡Así como lo oyes mi querida Christine! -Dijo como si de un loco se tratara- Si no aceptas el teatro volará en mil pedazos

Bajé mi mirada hacia donde estaba el vestido, si Christine estuviera aquí donde yo estoy posiblemente estaría llorando y sin saber que hacer, pobre de ella que pudo ser manipulada por un hombre que buscaba en ella un amor que nunca llegaría.

- Me cambiaré -Dije- Pero sal para poder hacerlo 

- Claro -Dijo mientras caminaba hacia la puerta- Una dama necesita, ante todo, privacidad 

Se escuchó que la puerta fue cerrada y, antes de comenzar a desvestirme, miré hacia ella para saber si Erik de verdad se había ido y así era.

Comencé a cambiarme de ropa rogando que Raoul no llegara a tratar de controlar a Erik para que me dejara libre.

Cuando terminé de cambiarme salí y vi como Erik salía de su cuarto cambiado pero aún sin máscara, me giró a ver y caminó hacia mi lentamente.

- Te ves hermosa -Dijo.

Traté de no sonrojarme por aquel alago porque se que no era para mi y, en estos momentos, debía mostrarme fuerte.

- En unos minutos llegará el padre que nos casará y así, mi querida Christine, estaremos unidos para siempre como marido y mujer

Un ruido se escuchó pero no supe de donde provenía, se escuchaba como si algo hubiera caído en algún lugar de la casa.

- Mientras tanto te quedarás en mi cuarto

- ¿En tu cuarto?

- ¡Exacto! Una mujer necesita espacio antes de hacer cualquier cosa y, sobretodo, antes de casarse ya que necesita quitarse esos terribles nervios que le dan -Trague saliva- Ve... ¡ahora!

Asentí y comencé a caminar a su cuarto, entre y cerré la puerta para después dejarme caer en el suelo, todo esto se estaba saliendo de control.

Debía ser fuerte, debía, pero tenia unas ganas inmensas de llorar y gritarle a Erik que deje de amar a Christine... además de decirle que yo no soy ella.

Llevé mis manos hacia mi rostro y noté que estaba húmedo, había llorado sin siquiera darme cuenta, me sentía fuerte pero mi cuerpo decía todo lo contrario.

Comencé a llorar en silencio, no podía aguantar esto, no podía seguir mintiendole a Erik, debía encontrar una solución rápido antes de que sea demasiado tarde.

Soledad Bajo TierraWhere stories live. Discover now