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La puerta del cuarto de Erik se abrió de golpe haciendo que me asustara y mis manos resbalaran hasta caer completamente al suelo.

- Muy bien Christine -Dijo Erik- Debes elegir: La misa de bodas o la misa de difuntos

¿Misa de difuntos?

Erik está completamente loco y yo estoy completamente asustada, ahora entiendo un poco a Christine y su terror hacia Erik. 

Un pequeño gemido de dolor, llanto y tristeza salió de mis labios por aquello que Erik había dicho y, después, lágrimas silenciosas empezaron a resbalarse por mis mejillas.

Me levanté lentamente del suelo mientras trataba de calmarme, los pasos de Erik se oyeron por mi alrededor hasta que se arrodilló frente a mi.

- Es preciso que me ames -Dijo con un tono más amable- ¡Es cierto Christine! -Dijo con un poco de potencia en su voz- No soy un ángel, ni genio, ni fantasma... ¡Soy Erik!

Los ojos de Erik denotaban melancolía, esto que dice es verdad y, se nota, que lo destruye un poco por dentro ya que le a revelado a Christine su nombre... si supiera que ella ya lo sabía.

No respondí porque las lágrimas volvieron a inundar mis ojos, Erik se levantó del suelo y un "ya veo" salió de sus labios mientras caminaba hacia la puerta.

- La misa de difuntos no es muy alegre -Dijo con voz que transmitía locura- Mientras que la misa de bodas, esa sí, es mágnifica 

Esto me parte el corazón, no puedo seguir escuchando esto.

- Hay que decidir -Siguió hablando Erik- Saber lo que se quiere. A mi me es imposible seguir viviendo así, viviendo una terrible soledad bajo tierra ¡Don Juan Triunfante está terminado y tu lo sabes bien! 

Claro que lo se bien porque yo te ayudé a terminarlo.

- Ahora quiero vivir como todo el mundo -Miré a Erik mientras él caminaba de un lado a otro lentamente mientras hablaba- Quiero una vida normal, sin máscaras, sin esconderse, donde tú y yo estemos juntos y seamos felices -Las lágrimas volvieron a resbalarse por mis mejillas- ¡Lloras! ¡Tienes miedo de mi! -Se acercó rápidamente a mi y, por instinto, me hice hacia atrás- Sin embargo, en el fondo no soy malo, el amor es la solución para que puedas ver que tan bueno puedo ser

Miré fijamente a Erik y noté como algunas lágrimas se resbalaban por sus mejillas, creo que nunca lo había visto llorar así, estaba atónita por lo que estaba viendo, después de los labios de Erik se escapó un terrible gemido de sufrimiento, estaba dolido, muy dolido tanto que ese terrible sollozo se repitió dos veces más mientras en voz baja Erik decía "No me amas, no me amas".

Repentinamente Erik se giró hacia mi aún con lágimas en los ojos y me habló en un tono dulce.

- ¿Por qué lloras? Sabes muy bien que me haces daño

Agaché la cabeza y toqué mis mejillas dando me cuenta que, efectivamente, estaba llorando, estaba llorando involuntariamente ante esta terrible situación. 

El silencio comenzó a invadir la habitación hasta que ese ruido que había escuchado antes cuando conocí al Persa se oyó, había alguien en el lago. Me giré hacia Erik y él sonrió malvadamente.

- ¡Llaman! -Dijo Erik con emoción ¿será el padre el que a llegado o un terrible intruso?- Entre, por favor

Erik caminó hasta la puerta y, cuando tomó el picaporte su giró hacia mi.

- No mates a nadie -Susurré.

Erik me miró extrañado, creo que escuchó lo que había dicho, luego sonrió.

- No lo haré querida -Dijo y salió de la habitación dejándome completamente sola.

Respiré profundamente mientras trataba de calmarme en vano porque las lásgrimas seguían resbalándose sin control alguno.

Cuando los pasos de Erik dejaron de escucharse supuse que estaba en el lago, ahora puedo irme, yo se como hacerlo e estado varios días aquí y el único lugar que no conozco es el pequeño cuarto que tengo a mi lado.

Me levanté del suelo, me sacudí el vestido y comencé a caminar hacia la puerta, estaba a punto de abrirla cuando una voz me detuvo.

- ¡Christine! ¡Christine

¡No puede ser! Justo lo que no quería que pasara está pasando.

La voz proviene del cuarto en forma de hexágono, lentamente me acerqué a las paredes de ese cuarto.

- ¡Soy yo Raoul!

Ya lo sabía, conozco tu voz, no quería que vinieras, corres un gran peligro aquí. Un pequeño sollozo salió de mis labios, esto se a convertido en un problema más grave ahora.

- ¿Raoul? -Dije con duda cuando calmé un poco mi llanto.

- ¡Sí, si, soy yo! -Dijo con deseperación- ¡No es un sueño! Confía, Christine, estamos aquí para salvarte -¿Estamos?- ¡Ni una imprudencia! y cuando escuches al hombre, avísanos

¿Por qué habló en plural? Era como si no se encontrara solo ¿venía con alguien? y, de ser así ¿con quién?, si de por si ya era todo esto peligroso, estando Raoul acompañado es el doble o triple de peligroso.

Pero... ¿por qué está encerrado en aquel cuarto? ¿cómo cayó ahí? ¿desde hace cuánto está ahí? ¿qué pasa si Erik se da cuenta que está ahí?.

Los nervios comenzaron a apoderarse de mi, Raoul debía irse de ahí ahora mismo o esto tendría graves consecuencias.

- Raoul, por favor, escuchame -Dije mientras me pegaba más a la pared- Debes irte de ahí ahora mismo, corres un grave peligro

- ¡Tú corres más peligro que yo estando con ese hombre! -Dijo un tanto enojado pero sin gritar.

- No entiendes Raoul, tienes que irte ya

- Lo siento mademoiselle pero tengo que informarle que su pareja y yo no podemos salir de aquí de la misma manera en que hemos llegado

Esa voz... no puede ser posible... ¿por qué tenía que pasar esto?

Nadir está con Raoul.

Soledad Bajo TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora