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Maya

Dejé el vaso en el fregadero y me acerqué al grifo para coger una manzana. No tenía intención de bajar ese día a la cafetería de la preparatoria porque allí estaría toda la gente que menos quería tropezarme.

Con la pieza de fruta en la mano, me encaminé hasta mi mochila y la guardé en uno de los bolsillos. Después de eso, fui directa a lavarme las manos.

Debía hacer unas cuántas cosas ese día; entregar un par de trabajos antes de las dos semana libres que nos regalaba la institución por el comienzo de la primavera, ayudar a organizar unos libros de la biblioteca y ... Bueno, pensar en cómo enfrentarme a Minho sin ese miedo que me paralizaba con sólo pensar en su persona. No era terror a él, sino a lo que pudiera decirme. Tenía que estar preparada para cualquier cosa, y me sentía desprotegida. Esa era la triste realidad.

¿Había hecho realmente bien al aceptar encontrarme con él? A lo mejor, podía decirle a alguno de los chicos que me acompañase, por si las moscas, pero ...

Di un pequeño brinco y volví el rostro hacia la mesa. Mi teléfono estaba vibrando como un loco y la música sonaba a todo volumen.

Corrí a secarme las manos tras cerrar el grifo, y fui a coger el aparato, temerosa por ver quién podía estar llamándome a esas horas de la mañana. Pensé en mamá o en Tae, pero cuando vi el nombre de Kookie en pantalla, mi pulso se relajó y sonreí irremediablemente.

Me planteé muy en serio si descolgar o no, pero, ¿a quién quería engañar? Jeon me hacía débil en esos casos. Él me hacía desfallecer de tantas formas que me era imposible negarle una simple llamada.

Carraspeé, apoyándome en la mesa, y me llevé el aparato a la oreja, intentando fingir normalidad cuando mi pecho estaba a punto de explotar de pura alegría por poder escuchar su voz.

- Buenos días, señor egocéntrico -dije a modo de saludo.

Su risa no tardó en llegar a mis oídos. Yo mordí mi labio inferior, pero entonces recordé que él había hecho eso mismo un par de horas atrás, y dejé de mordisquearlo, nerviosa por sentir demasiado bien lo maravilloso que me supo aquello.

- Buenos días, Maya -me contestó entre lejanas carcajadas-. También debería buscarte un apodo así, yo ya tengo muchos.

- Cuando lo encuentres, estaré encantada de oírlo -le aclaré-. Ahora, mi pregunta es ... ¿Tan desesperado estar por mí que ni siquiera aguantas más de unas horas sin escuchar mi voz?

Eché un vistazo al pasillo mientras esperaba su respuesta. No sabía si Hobi estaba todavía en casa o ya se había marchado.

- Se nota que te juntas demasiado conmigo, enana. Eso es algo que diría yo, definitivamente -me esforcé por reprimir una sonrisa aunque nadie pudiera verla. Hubo un pequeño silencio por su parte-. Pero, sí. Estaba desesperado por escucharte.

Tragué saliva, sintiendo el calor subir por todo mi cuerpo hasta concentrase en mi rostro. El sonrojo debía ser enorme, por eso agradecí no tener delante a Kookie.

- Koo ... -empecé a decir, pero él no me dejó seguir.

- Y, si no fuera porque debo quedarme aquí toda la maldita mañana ... Créeme. No dudaría en ir corriendo a tu casa -llevé la mano libre a mi pecho y acaricié el lugar donde el corazón me latía con fuerza-. Lo haría si me lo pidieras, Maya. Espero que lo sepas.

Miré a un punto fijo del parqué de la cocina, desabotonando un poco el cuello del uniforme, sintiendo un sofoco demasiado intenso.

Jungkook acabaría conmigo. Ese chico ... Ese chico pretendía matarme con unas cuántas palabras, y lo peor era que le faltaba poco para hacerlo.

House Of Cards; jjk |+18|Where stories live. Discover now