Capítulo 5

106K 5.7K 921
                                    

(Casandra)


Estaba llorando en la cama encogida como si fuera un feto. Entonces recordé que tenía el pendrive en el bolsillo. Lo cogí y lo abrace, en el está lo poco que había descubierto sobre mi madre.

Rápidamente me levante y me acerque a las maletas a buscar mi ordenador. Después de dejar la habitación patas arriba con toda mi ropa por la habitación me di cuenta que no estaba mi ordenador. Lo único "tecnológico" que tenía era mi cámara.

La ira invadió mi cuerpo, no solo me venden como si de un objeto me tratara sino que también me quitan la única forma de buscar a mi madre. Necesito un ordenador ya.

Salí de la habitación como si un huracán me hubiera invadido.

Baje al piso de abajo y empecé a abrir puertas y cerrarlas al ver que no habían ordenadores. Me encontré un gimnasio, un baño, incluso una sala de cine.

Me estaba empezando a cabrear por no encontrar ni un puto ordenador. ¿Pero cuantas salas tiene esta casa?

Vi una puerta al final del pasillo con un símbolo de prohibido el paso, solo personal autorizado. A la mierda, ¿no se supone que esta será mi casa? Pues yo no tengo vetado el paso a nada pensé.

Abrí la puerta poco a poco y me encontré a Marc frente a muchas pantallas de ordenador, dirigiendo a un grupo de gente.

Entre y cerré lentamente para no hacer ruido. Estaba alucinando, con todos los ordenadores que tenían, algunos se proyectaban en la pared.

Se me paso el cabreo ya que había encontrado los ordenadores, aunque no sabía si los podría utilizar.

En seguida pude ver lo que intentaban, reforzar su servidor. Solo con mirar su seguridad yo encontré muchas maneras de petarlo.

-Por lo menos he encontrado mil maneras de traspasar vuestra seguridad –comente poniéndome al lado de Marc.

Este dio un bote del susto, ya que no me había escuchado ni entrar.

-¿Qué haces aquí? –me pregunto sorprendido.

-Tengo permiso –miento levantando las manos como si fuera inocente- buscaba un ordenador. ¿Me prestas uno? –pedí poniendo ojos de cachorrito.

-Mejor pídeselo a Troy.

-¿Quién es? –dije mirando a las personas que nos miraban de reojo.

-Él que te ha traído aquí.

-Aah... ¿Y si hacemos un trato? –pregunte sonriendo.

-¿Qué me puedes ofrecer? –pregunto con burla.

-Una defensa mejor –digo señalando su ordenador- Yo tengo mejor protegido mi ordenador –al ver que me miraba con una ceja levantada añadí- te lo enseñaría pero no me lo habéis traído.

En ese momento sonó el teléfono de Marc, contesto en cuanto vio quien era.

-Señor –dijo poniendo tono serio, luego frunció el ceño- ¿Qué problema?

Mientras él contestaba al teléfono me di una vuelta entre los ordenadores.

-Si tranquilo, no se moverá de aquí –dijo Marc aun al teléfono mientras me miraba sonriendo.

Colgó el teléfono y se acercó a mí.

-Te has metido en un lio –Me mira levantando una ceja- ¿Y de que permiso hablabas antes?

Baje la mirada, como cuando regañas a una niña pequeña. Marc solo río.

No hacia ni un minuto de la llamada que entra por la puerta Troy mirando por toda la sala. Hasta que nuestros ojos coinciden.

-Tú... -murmura con los dientes apretados- ¿Qué haces aquí?

Note como me hacía pequeñita, según él se acercaba a mí. En cuanto está frente a mí, se queda de brazos cruzados.

-¿Qué no vas a responder? –me pregunto enfadado.

No me salían las palabras, si me saliesen diría que sí es mi casa puedo estar donde me dé la gana y que a él no le debe de importar.

-Casandra quiere un ordenador –intervino Marc.

-¿Para qué? –pregunto Troy serio.

-Porque si –conteste.

Me miro levantando una ceja.

-¿Qué clase de respuesta es esa? –dijo algo enfadado.

Aparte a Marc del ordenador y sin sentarme en la silla cogí el ordenador que proyectaba a la pared y les desmostare a todos como rompía su seguridad en menos de un minuto. Sin que saltaran sus alarmas.

-Piensa en mí oferta Marc –dije antes de salir de la sala dejando a todos boquiabiertos.

En cuanto salí de la sala se me empezaron a caer las lágrimas otra vez, a la mierda averiguar si encuentro a mi madre. Además ahora estoy aquí encerrada dudo de que me quieran dejar salir a buscarla si la encuentro.

Entre en mi habitación y ordene el caos que había dejado ahí. Cuando acabe decidí ponerme el pijama y tumbarme en la cama a intentar dormir, estuve mucho tiempo despierta hasta que cogí el sueño.


******


Me desperté por unos golpes en mi puerta. Entonces recordé que no estaba en mi casa y me incorpore desanimada.

-¿Quién? –pregunte sin salir de la cama.

-Soy Troy, voy a entrar –dijo antes de abrir la puerta- ¿Aun en la cama?

-¿Acaso tengo algo mejor que hacer? –dije encogiéndome de hombros.

-Venía a decirte que me tengo que ir, Rose te espera abajo para desayunar y luego te dejara un ordenador.

-¿Por qué? –pregunte desconfiada.

-Ayer lo querías a cambio de ayudar a los informáticos con el sistema de seguridad ¿no? Pues concedido.

-Gracias –dije sonrojándome.

-Por cierto, bonito pijama –dijo sonriendo.

Mire mi pijama que consistía en una camiseta estrecha de tirantes rosa con un unicornio, sin sostén, que se me marcaban los pezones, y un pantaloncillo blanco muy corto. Me tape rápidamente con la sabana. ¡QUE VERGÜENZA!

-Si lo llego a saber entro sin llamar solo para ver el espectáculo –me dice guiñándome el ojo.

-Pervertido –grite.

-¿Tú crees? –dijo mirándome de arriba abajo, mientras se mordía el labio.

-Guarro –grite tirándole la almohada.

Él cerró la puerta antes de que la almohada le diera, haciendo que la almohada diera a la puerta y cayera al suelo.

Una vez sola me di una duchita en el baño de mi habitación y me puse una sudadera y unos shorts tejanos.

Baje a desayunar, cuando encontré la cocina ahí estaba Rose.

-Buenos días, menos mal que llegas, me moría de hambre –dijo acercándose a la nevera, para empezar a hacer el desayuno.

-Siento haber tardado –me disculpe, acercándome para ayudar.


VendidaWhere stories live. Discover now