Capítulo 7

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(Troy)


-Que me digas de una vez quien es el chivato –ordene, al tío que estaba atado, como un gusano tirado en el suelo.

-No sé nada –lloraba.

-¡QUE ME LO DIGAS JODER! –le grite a pleno pulmón mientras le ponía la pistola en la frente.

-Ya te he dicho que no lo sé –sollozaba.

-Pues entonces no me eres de ayuda.

Me separe un poco de él y le dispare entre los ojos, un disparo limpio. Dejando sin vida al hombre.

Me fui de allí frustrado por no haber conseguido nada de información, dejando a los chicos que se encargaran del cuerpo.

Salí a la calle dando un portazo a la puerta de metal. Fuera estaba Marc, apoyado en el coche, fumando.

-¿Cómo ha ido? –pregunto, tirando la colilla y pisándola.

-Mal, fatal, nefasto. No ha hablado –digo encendiéndome el cigarro.

-Por lo que he escuchado, deduzco que los chicos se quedaran un rato más ¿no?

-Eso parece –dije suspirando- vámonos a casa.

Me puse en el asiento del piloto, con una mano al volante y la otra, con el cigarrillo, apoyada en la ventana. Espere a que Marc subiera al coche para ponerlo en marcha a toda velocidad.

Conduje como si estuviera huyendo de los pitufos, o policías, como los quieras llamar.

Llegamos a casa en tiempo record. Era la hora de cenar y tenía un hambre que me sentía famélico.

Entramos en casa y Rose apareció de la nada, su cara indicaba que algo pasaba.

-¿Ya habéis llegado? –dijo fingiendo alegría.

-Sí, ¿Qué tal las cosas por aquí?

-Bueno... ¿Bien? –dijo desviando un momento su mirada.

-¿Me lo estas preguntando a mí? –Dije serio- te recuerdo que no estaba aquí.

-Ya lo sé, lo que pasa es que Casandra...

-¿Ha huido? –pregunto Marc interrumpiendo.

-No –dice rápidamente Rose- lo que pasa es que se ha encerrado en su cuarto y no sale.

-¿Cómo sabes que no ha escapado por la ventana?

-Porque tengo a hombres bajo su ventana y se la podía escuchar desde el pasillo.

-¿Pero ha pasado algo? –pregunto confundido.

-Pues no lo sé, sinceramente –dijo Rose encogiéndose de hombros.

-A ver explícate –le ordene.

-Pues como me dijiste que si pedía un ordenador le dejara uno, pues después de desayunar, la lleve a la sala de armas y se puso al ordenador mientras yo hacía inventario y limpiaba.

-¿Y luego?

-No sé qué estaba viendo que empezó a llorar y llorar, le pregunte que le pasaba y me dijo que nada. Después de eso se encerró en su habitación.

-¿Cómo se ha encerrado si no tiene pestillo? –pregunte mientas subía las escaleras.

-Habrá bloqueado la puerta con algún mueble.

-¿Pero eso cuando ha pasado? –pregunte frunciendo el ceño.

-Pues por la mañana, no ha salido ni a comer.

Empecé a preguntarme que cosa podría turbar tanto a Casandra como para que se ponga así. Sé que no es por estar encerrada ni porque su padre le haya vendido, sino había montado este espectáculo antes, mucho antes. ¿Qué la había llevado a encerrarse todo el día?

-No habrá cogido un arma ¿no? –comento Marc.

Mire a Rose de reojo y esta negó con la cabeza.

-No, las he revisado y están todas.

-Bien, pues vamos a ver que de que se trata.

Parece que hoy tampoco era mi día, no había resuelto el asunto del chivato y ahora la niña me trae problemas.

Acabamos de subir las escaleras, me quede frente a la puerta de Casandra. No se escuchaba nada al otro lado, gire el picaporte pero la puerta no se abría.

-Casandra, soy Troy, abre la puerta –ordene poniendo voz seria.

No respondió. Estaba demasiado enfadado como para chorradas así.

-Chicos iros a descansar –dije girándome.

-¿Y Casandra? –pregunto Rose frunciendo el ceño.

-Yo me encargo –dije poniendo una sonrisa.

-¿Qué sonrisa es esa? –Pregunto Marc- que miedo.

Fingió temblar y salió corriendo entre risas.

-Troy, yo me puedo encargar.

-Si ya lo he visto –dijo con sarcasmo- Vete.

-Hasta mañana –dijo sin rechistar, girando para irse a su cuarto.

Yo me dirigí a mi habitación, se me había quitado el hambre. Me duche, olía a muerto, que asco, odio tener que hacer yo el trabajo sucio.

Me puse unos Boxers cuando me seque, y me tire de espaldas en mi enorme cama. Estuve un minuto mirando el techo, pensando en Casandra.

Me levante irritado por no poder dormirme, y abrí mi armario, me metí dentro y toque un botón oculto que hizo que se abriera el fondo del armario.

Es una puerta secreta que da al fondo del armario de la habitación de al lado, en este caso la de Casandra.

Entre en su armario pulse el botón para que se cerrara y abrí un poco la puerta del armario, para ver que hacía. La encontré tumbada en la cama me daba la espalda. Así que decidí salir.

Enseguida vi la cómoda movida bloqueando la puerta. Negué con la cabeza mientras me acerque a la cómoda para moverla y ponerla en su sitio.

Cuando acabe me puse en los pies de la cama, mirando dormir a Casandra.

Tenía la cara roja y los ojos hinchados, supongo que de llorar todo el día. Pero aun así se la veía hermosa... ¿pero que estoy pensando? Sacudí la cabeza para sacarme eso de la cabeza.

Esta mañana cuando he venido a despertarla me había impactado con ese sexy pijama que llevaba, después de cerrar la puerta aún tenía su imagen en mi cabeza. En cambio ahora con esa ropa... tampoco estaba mal.

Me acerque a su cómoda y saque su pijama. Me dispuse a cambiarla... así estaría más cómoda... ¿No?

Le cambie de ropa y le puse su camiseta con el unicornio y el pantaloncito blanco. Pero no le quite la ropa interior. No quería que me montara un pollo cuando despertara.

Tire la ropa hacia una silla y me senté un momento en la cama. Casandra aun dormida cogió mi mano. Me quede mirando nuestras manos.

No tengo tiempo para esto y tengo sueño. Me solté con suavidad y volví a mi cuarto.

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