Capítulo 36

76.7K 4.4K 1.1K
                                    

(Casandra)


Tanto Troy como yo dimos un bote al escuchar esa frase. Nos giramos al tiempo que me apartaba de él. Casi me caigo, pero gracias a la mano que Troy tenía apoyada en mi trasero me fui para atrás. Mire a Troy de reojo y estaba igual de sorprendido que yo. Poco a poco retiro la mano de mi culo.

Por un momento no reconocía a la persona que había entrado. Ni siquiera la habíamos escuchado entrar por la pasión que estábamos viviendo ese momento.

Paulo estaba ante nosotros con los brazos cruzados, parecía realmente enfadado. Incluso baje la cabeza, como si fuera una niña pequeña a la que acaban de pillar después de haber hecho una gamberrada.

-No han pasado ni veinte cuatro horas desde nuestra charla y ya este capullo se iba a salir con la suya ¿verdad?

-¿De qué charla hablas?

-Contigo ya hablare -dijo Paulo dirigiéndose a Troy- te pedí que te cuidaras.

-¿Cuánto tiempo llevas ahí? -pregunte sin atreverme a mirarle a los ojos.

-Para mi suerte acabo de llegar. He tenido que salir de la cama corriendo porque se ha escuchado tu grito desde mi casa y he venido a ver qué pasaba. Encontrándome a un Romeo muy salido.

Note como todos los colores pasaron por mi cara hasta quedar totalmente roja de la vergüenza.

-No me estaba forzando -dije antes de que Troy saltara.

-No, pero tampoco te ha dejado negarte.

-Me pintas como un monstruo, pero...

-Tampoco es eso -aclaro Paulo interrumpiendo a Troy- lo que quiero decir es que, entiendo vuestra atracción. Pero Troy, déjamela tranquila porque si os volvéis pareja va a querer estar contigo siempre y se olvidara de mí.

Tanto Troy como yo nos quedamos parados por un minuto. Paulo había venido a salvarme, ha pasado a ser el malo de la película no queriendo que los protagonistas se junten y ha acabado celoso, pero echándome a los brazos de Troy. Cada vez la escena era más surrealista.

Troy empezó a reírse a carcajadas mientras yo no sabía que decir.

-Que tonto, Ducado. Que me guste Casandra no significa que no la puedas ver. ¡Ay! Que risa –dice aun medio riendo.

-¿Y qué haces tú aquí tan tarde? ¿Qué pasa no la puedes ver por el día o qué?

-No te tengo que dar ninguna explicación de mis actos.

-¿Prefieres que te lo pregunte como Ducado? Además Casandra no está para recibir sustos ahora mismo.

-No digas nada –dije rápidamente.

No quería que Troy se enterara de que ahora tenía mucho miedo a salir a la calle o a tener que vivir sola.

-¿Qué quieres decir? –pregunto ignorando mis palabras para enterarse igualmente.

-Lo siento, Casandra, pero tiene que saberlo si va a ser tu pareja. Porque entiendo que vais a ser pareja ¿no es así?

-Sí, Casandra es mi chica –dijo Troy sin vacilar.

-Yo le quiero –confesé.

-Entonces él tiene que saberlo...

-Pero... -le interrumpí.

-¿Qué pasa? –Interrumpió Troy- Contármelo ya.

-Que por culpa de lo que sucedió, Casandra tiene miedo a salir de casa, a estar sola.

-¿Cómo? –pregunto confuso.

-Que no se siente segura fuera de casa.

-Yo estaré ahí para ayudarte tanto como pueda para que puedas ir por la calle con toda la seguridad –dijo al tiempo que me abrazaba y me apretaba contra él- Ducado, puedes estar tranquilo no le voy a fallar.

-Lo sé –contesto este- Bueno por hoy os dejo solos. Pero no te aproveches de ella y si es bajo consentimiento mutuo tomar protección.

-Adiós. Nos vemos.

Nos despedimos de Paulo y cuando quedamos solos Troy empezó a poner mis mechones rebeldes tras mis rejas, para poder mirarme a la cara.

-No quiero que haya secretos entre nosotros. Si tienes miedo de algo o algo crees que no va bien, quiero saberlo. Quiero poder ayudarte en todos los problemas que tengas ¿No se basa en la confianza?

-Si. Yo también quiero que me cuentes tus cosas.

-Cuéntame que es eso del miedo a salir ¿Qué sientes tú?

-Siento miedo del simple hecho de tener que poner un pie fuera de la casa.

-Entonces ¿Cómo has venido aquí?

-En coche. Paulo aparco o más cerca que pudo de las casa y me acompaño de la puerta al coche y luego viceversa.

-Te voy a ayudar a olvidar ese miedo en todo lo que pueda. Podríamos ir a dar paseos o salir al porche... ¿no? Podríamos empezar por quedarnos parados en la acera ¿Cómo lo ves?

-¿Vas a ayudarme?

-Claro, te voy a acompañar en cada paso.

-Entonces si –dije abrazándole fuerte.

-Ya verás como podrás conseguirlo.

Mientras me abrazaba se puso a caminar guiándome de espaldas hasta tocar la cama con la parte de atrás de las piernas.

-Tranquila por hoy solo dormiremos –dijo antes de besarme y tirarme de espaldas en la cama.

Me tumbe bien en la cama mientras Troy rodeaba la cama al tiempo que se quitaba la camiseta, captando toda mi atención con su cuerpo, se sentó en el borde de la cama para quitarse los pantalones antes de subirse a la cama. Se tumbó a mi lado en ropa interior y apago las luces.

No podía parar de mirar de reojo el cuerpo de Troy, lo podía ver gracias a la poca luz que entraba de la calle.

-Cierra los ojos –dijo Troy.

-Los tengo cerrados –dije cerrándolos inmediatamente.

-Ya claro. Así no vamos a dormir mucho.

Y sin más me hizo girarme para quedar de lado y él se puso tras mí. Pegando mi espalda en su pecho. También paso un brazo hacia delante a modo de abrazo.

Estaba más nerviosa que antes. Podía sentir todos sus músculos, su calor, y su olor nos envolvía.

Al final acabe durmiéndome entre sus brazos. Me sentía protegida entre sus brazos.

VendidaWhere stories live. Discover now