Capítulo 6

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(Casandra)


Rose me da respeto, tiene una pinta de "tócame un pelo y te rajo el cuello dos veces" que hacía que quiera estar a varios pasos de ella, bueno quizás haya exagerado un poco. Pero es que su estilo no ayuda a que piense que es una chica dulce.

Ahora nos encontrábamos desayunando en la cocina, ella no dejaba de mirarme fijamente y yo no apartaba la vista de mi taza de leche con cereales.

-¿Qué pasa? –me atreví a preguntar.

-Nada, solo pensaba que vamos a hacer hoy –dice suspirando.

-Haz lo que quieras. Lo que hagas habitualmente, no tienes que cambiar tus planes por mí.

-Troy me ha ordenado que te vigile, que ya que es tu primer día hagamos cosas de chicas y esas cosas –dijo con desgana.

Yo entendía que no quisiera estar detrás de mí todo el rato ni que le pidieran que me mantuviera entretenida, tampoco es que lo pidiera yo. Además yo no soy la típica chica, creo que eso ha quedado claro.

-Yo pensaba usar el ordenador tu puedes hacer lo que quieras.

-¿Ordenador? Pensé que eso lo decía Troy de broma y que pedirías ir de compras o una pijamanda.

Me la quede mirando, no tenía pintas de que le gustara ir de compras ni las pijamadas. También dudaba de que si hubiera querido ir me fuera a dejar.

-Siento no ser lo que esperabas –digo desviando la mirada.

-No tranquila, así mejor –dije alegre- a mí no me van esas cosas a no ser que sean necesarias. Así mientras tu usas el ordenador yo puedo ir limpiando las pistolas y demás y ordenarlas.

-¿Pistolas? –me quede pálida al escuchar eso.

-Sí, ya sabes, las que disparan –dijo imitando una pistola con la mano.

-Ya se lo que es una pistola, pero... ¿para que las quieres?

-Para protegerme –dice como si fuera obvio- este negocio no es fácil y menos siendo mujer.

-¿Me tengo que buscar una entonces? –pregunto confusa frunciendo el ceño.

-Como que Troy te dejaría –dice con ironía- ni en tus mejores sueños húmedos, bonita.

Se me subieron los colores a la cara, ¿Qué manera tan... tan...? ¿Qué manera de hablar es esa?

-No tiene por qué enterarse –murmuro, provocando que se ría exageradamente.

-Muy buena, me gusta tu estilo –dice dándome un golpe bromista en el hombro- pero ni en broma te daré una pistola.

No sé si me gustaba caerle bien, ahora sí que da más miedo que antes.

-¿Y a que os dedicáis? –pregunte para cambiar de tema.

-Nos consideramos comerciantes, aunque también somos prestamistas –dice pensativa.

-¿Con que comercializáis? –pregunte curiosa, aunque me lo podía imaginar ahora que mi padre me había vendido a ellos.

-Vendemos droga y demás sustancias, también préstamos dinero a cambio de que lo devuelvan con intereses –dice como si nada.

-Así que sois mafiosas –dije bajando la voz.

-¿Supongo? –dijo no muy convencida.

Si ya tenía miedo antes ahora más, al pensar que estaba rodeada de esta clase de personas.

-Tengo que ir a mi habitación a coger una cosa antes de ir al ordenador –comente volviendo a cambiar el tema.

-Sí, tranquila, yo recojo esto. Nos vemos al pie de las escaleras ¿de acuerdo? –dijo levantándose, yo asentí con la cabeza.

En cuanto se dio la vuelta cogí un cuchillo y lo escondí en el bolsillo trasero y salí de la cocina de espaldas, para que no lo viera.

Llegue a mi habitación, rápidamente guarde el cuchillo bajo la mesita de noche.

Vaya subidón de adrenalina me ha dado esto, más que incluso correr.

Cogí el pendrive y baje. Encontré a Rose donde habíamos dicho, me guio hasta una habitación que no había visto antes y que estaba bajo llave, cada rincón estaba lleno de armas, de muchos tipos de armas, demasiados.

En un lado de la habitación había una mesa colocada, con un ordenador.

-Bienvenida a mi lugar favorito –dijo con una sonrisa macabra- puedes usar ese ordenador.

-Gracias –dije sentándome frente al ordenador.

Mientras arrancaba vi como Rose limpiaba las armas.

Partí la pantalla en dos una el pendrive y la otra el chat. Halcón rojo estaba enchufado.

BAM-Cass: Hola.

Halcón rojo: Hola, ¿Cómo estás?

BAM-Cass: Bien, al final logre coger algo de información que necesitaba, pero tendré que volver a intentarlo igualmente.

Halcón rojo: Me alegro y espero que sean buenas noticias. Cuando logre reforzar más el ordenador te avisare.

BAM-Cass: Gracias. Nos vemos.

Entonces cerré el chat y me puse a ver los documentos, y efectivamente mi madre no había muerto en el parto. Una lágrima resbalo por mi mejilla, pero la quite antes de que Rose me viera.

Mi padre me ha estado mintiendo desde el día en que nací, eso me había preguntando en que más me había estado mintiendo.

La noticia decía que una mujer, que por la foto podía decir que era mi madre, se parecía mucho a mí, había sido asesinada que no habían encontrado al asesino y no se sabía los motivos solo salían cuatro nombres en esa noticia: Spencer White mi padre, Mery Stone la mujer asesinada, Paulo Duran como posible asesino y Jorge Estrada el escritor de la noticia.

Mery Stone... al fin sabía el nombre de mi mama. Las lágrimas empezaron a inundar mis ojos. ¿Quién era Paulo Duran? Buscaría información sobre él. No iba a dejar esto así.

Decían que Mery había muerto apuñalada en un hotel, catorce puñaladas con un cuchillo grande. El cuchillo no apareció en escena pero por la biopsia lo pudieron adivinar. ¿Quién es capaz de matar a alguien de esa manera? No me lo podía explicar.

No pude aguantar más las lágrimas y cayeron como ríos por mis mejillas. Quite el pendrive y lo metí en el bolsillo, no quería ver nada más por hoy.

-¡Hey! ¿Qué pasa? –grito Rose al verme.

-Nada... -dije entre lloros.

-¿Y esas lagrimas son por nada?

-Son cosas mías –digo quitándomelas.

Me levante de la silla, me dirigí hacia fuera, pero Rose me paro.

-¿Dónde vas? –me dijo con ¿preocupación?

-A mi habitación, tranquila no me moveré de ahí –dije soltándome de su agarre y saliendo de la habitación.


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