Capitulo 5

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No pudo evitar mirarla. Se fijó instintivamente en sus senos. Juntos. Unidos por ese precioso sujetador. Relamió sus labios. Los estaba mirando y no podía dejar de hacerlo.

¿Y si ponía uno de ellos en su boca?

Maldición, la idea se le hacía muy agradable. Y esas piernas...¡Mierda! Un semáforo de nuevo. Detuvo el auto y miro como pudo esas deliciosas piernas, pero sin hacer ningún comentario al respecto. Al mismo tiempo, Valentina logro cruzarlas, subiendo aquella mini falda un poco más, dejando ver muy bien los muslos. Michael tragó saliva. Lo estaba poniendo. La vio acomodarse el cabello para atrás. Algo presionó los pantalones de Michael. Una erección. Si, lo estaba poniendo y no dudaba en pensar que ella tal vez lo hacía al propósito. De pronto, Valentina abrió un botón de su delicada blusa.

Mierda.

¿Que hacía?

¿Porque lo hacía?

Lo estaba desesperando demasiado. Perdería el control en menos de lo que esperaba si ella seguía con ese estúpido plan.

¿Jugaba con él?

Mejor que no supiera de lo que Michael es capaz de hacer...si se lo proponía...si ella se lo pedia...la podría estar abriendo de piernas ahora mismo.

Valentina desabotonó el segundo botón. Algo molestaba los interiores de su sujetador, pero no podía alcanzar a ver qué era. La luz del semáforo dio en verde de nuevo. Michael condujo rápido esta vez, ella pudo sentir la velocidad con la que corría. Se volteó a mirarlo, su pierna derecha apretaba con fuerza el acelerador. Todo eso no hacía más que excitarla, había estado haciendo muchas cosas para llamar la atención de Michael. Quería inquietarlo y no tenía idea de porque. Quizá solo se debía a que era lo suficientemente guapo y había llamado su atención. Pero...¿no se atrevería a nada más? Volvió a abotonarse.

Tiro su cabello para atrás esta vez, dejando que Michael emanara todo le olor de su cuerpo en tan solo pequeños segundos. Y el se lo imagino todo...mierda, ¡si! Le tenía ganas, aún más después de haber olfateado el delicioso perfume de su cuerpo. No dudo ni en un segundo lo que sentía, no veía el momento de llegar a su casa, verla dormir en su cama, y aunque no pudiera follarla, el mismo se haría el favor de sastifacerse. Valentina regreso el cabello. Una vez más, él tuvo la oportunidad de sentir su delicioso perfume...había sido todo.

-¿Quieres parar de hace eso?- detuvo el auto. Valentina giro la cabeza.

-¿El qué?

- Me estás provocando.- dijo con descaro.

- Pero qué...¿que dices?- pregunto fingiendo estar indignada. Sabía perfectamente lo que había estado haciendo.

- Eso, me estás provocando. Y mucho.- le dijo. La miró a los ojos. Valentina entreabrió los labios. Vaya, había logrado su cometido. -¿Crees que no me he dado cuenta?

Ella se mordió el labio, una auténtica manía que volvía loco hasta al más santo.

- Yo...yo no quería...- murmuró sin antes pensar en lo que diría.

- Ya.- Michael cerró los ojos, apretó el volante de su auto con fuerza. El edificio de su departamento estaba justo enfrente de él. Sus músculos se tensaron. Las fantasías se volvieron más fuertes. La había deseado desde que la había visto en aquel banco. La deseaba muchísimo. Toda su mente y su cuerpo se lo estaban ordenando. La quería en la cama, desnuda, mojada, gimiendo. La quería vuelta en llamas mientras la follaba con una fuerza brutal. Su erección crecía y sus ganas mucho más. - No tienes que decir nada.- sus músculos se tensaron. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para soltar el volante y controlarse a si mismo con ella a su costado. - Es solo que...no lo sé, - mojo sus labios. - me encantas.

Valentina trago saliva.

- Acabas de conocerme.

Ese detalle se había ido de sus manos. Para Valentina, era la primera vez que se veían. Pero no para él.

Las manos de Michael tocaron las piernas de Valentina, subiendo desde sus rodillas hasta el límite de sus muslos. Tocándola toda. Ella no hizo nada al respecto para detenerlo, al contrario, se dejó hacer por el.

-¿Y qué? ¿No puedo decir que me encantas por eso? - murmuró él, con una voz ronca que hizo que Valentina se diera cuenta del estado en el que estaba.

Una vez más, volvió a tocarla. De arriba hacia abajo, sin temor a nada. Sin límites. Pero sus manos esta vez llegaron más allá. Tocando así primero las caderas y siguiendo por su contorneada cintura. Llegó al punto donde tuvo que detenerse. La miró. Estaba tocando sus senos. Subió más, llegando hasta su cuello, se lo acarició y le apartó el cabello colocándolo tras su espalda, para esta vez aplastar su nuca con sus manos y atraer sus rostro hacia él. Sus bocas estaban a centímetros de distancia. Sus alientos ya podían tocarse.

- No.- murmuró ella. Envuelta en una nube de lujuria. - No Michael, yo...

- ¿Tú? - la dejo hablar, observando la comisura de sus labios. Deseando tanto comerse esa boquita.

- Es que...

- ¿No quieres?

- Acabamos de conocernos.

- Podemos conocernos mejor.- y la besó. Valentina cerró los ojos al sentir su acogedor aliento abrazar el suyo. Los labios de Michael se movieron sobre los suyos, lento...muy lento...un movimiento tan sensual que hasta la misma Valentina se calentó aún más. Estaba jugando con sus ganas. El labio inferior de él quedó entre los dos labios de ella, mordiendoselo. Michael le abrazo la cintura con fuerza. Su respiración agitada hizo que Valentina se tensara. Era demasiado como para poder sobrellevarlo. Demasiado, como para poder prohibirselo a si misma. - Déjame está noche, por favor. - le rogó él.

Valentina asintió casi al mismo. No podía negarse. No quería. No deseaba negarse. Michael era más que una simple tentación.

Tentation (Michaentina) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora