Capitulo 40

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- Pasa. - le dijo Ruggero. Michael accedió al pequeño y nada lujoso departamento de este, ubicado a dos calles del suyo. Pero no venía solo, y eso fue lo siguiente que pasó a llamar la atención de Ruggero.

- Ella es Valentina. - le presentó Michael. Esta estiro la mano y la estrecho con la de él tratando de ser amable. Jorge, también presente en medio de esa reunión, se giró a mirar de igual manera.

- ¿Qué hace aquí? - intervino Ruggero. Pero muy dentro de él, no le molestaba en lo absoluto que Michael hubiese traído a su novia. Y no porque lo sea, sino porque estaba realmente buena. Lo cual le favorecía.

- Joder Michael... hoy muere Agustín, y tú traes a la culpable de todo esto al lugar menos indicado. - dijo Jorge en voz alta. Michael pudo notar que traía algunas copas de más solo al mirarlo a los ojos.

Valentina tragó saliva. Sabía que su presencia traería muchos conflictos.

- ¿Ha estado tomando? - le preguntó Michael a Ruggero.

- Sí ¿te importa? - Jorge alzó los brazos y se puso de pie. Dejó aquella lata de cerveza que traía en las manos sobre el asiento del antiguo sofá. Michael tensó los músculos, sabía que lo que se venía iba a ser peor de lo que había imaginado, y no sabría si podría controlarse. - Que yo al menos no tengo la culpa de que un amigo mío este muerto.

- ¡Cállate! - grito Michael. A continuación, todo su cuerpo se había descontrolado de nuevo. Un inmenso impulsivo lo invadió por completo. Sus ojos enrojecieron. De rabia. Irá. De muchísimos sentimientos encontrados. Y quiso abalanzarse hasta Jorge para poder desahogar todas sus tristezas en golpes que harían que se sintiera mejor. Pero alguien justo delante de él se lo impidió.

- ¡Michael! - intervino Valentina, puesta en medio de ambos cuerpos. Ruggero también logró intervenir, haciendo que Jorge retrocediera los pasos. - Basta, por favor... - le rogó ella. Sus manos le tocaron el pecho, que subía y bajaba por la adrenalina del momento. Intento buscar sus ojos, aunque estos estuvieran aún inmersos de pura rabia. Sus pequeñas manos volvieron a tocarle el torso. Acariciandoselo. - Mi amor... - le susurró. Michael relajó el tórax. Dejó escapar algo de aire y bajo la mirada para encontrarse con ella. - Olvídalo, por favor. - le volvió a rogar Valentina.

- ¿Por qué no vienes? - le retó Jorge. - Demuestrame que sigues siendo el mismo Michael de siempre. - sonrió victorioso y miro de pies a cabeza a Valentina. - La cajera resultó estar más buena de lo que pensaba. - entonces miró a Michael. Llenándolo de rabia de nuevo. Ambas miradas se encontraron. Ambas totalmente intensas. - Pero no vale más que tú mejor amigo.

- ¡Basta joder! - se quejó Ruggero, gritando. Empujó a Jorge con las manos e hizo que este retrocediera contra su voluntad.

- Yo ni siquiera sé porque vine aquí. - logró decir Michael, retomando la calma. Rodeó la cintura de Valentina con uno de sus brazos e hizo que se pusiera a su costado. - Solo quería decirles que a partir de hoy día no volverán a saber de mí.

- Lárgate... - farfulló Jorge. Sin siquiera mirarlo.

- Y que ustedes deberían irse al igual que yo de aquí. - Jorge volteó la mirada hacia Michael, esta vez prestándole más atención. - La polícia no lo sabe todo, esos imbéciles no tardarán más de un día en dar con nosotros.

- ¡Mierda! - se quejó Ruggero. Dio la vuelta e hizo un puño con las manos, golpeando lo primero que tocaran estos.

- ¿Te das cuenta de todo lo que ha hecho? - la voz de Jorge volvió a escucharse de repente, pero esta vez con mucha más fuerza. Y no iba dirigida ni a Ruggero ni a Michael, sino a Valentina. Esta lo miro a los ojos también. No iba a tenerle miedo a un tipo como él. - Es por tu maldita culpa que Tentation se va a joder y nada volverá a ser como antes... - tomó la última gota de cerveza restante en aquella lata. Se limpió con las mangas y volvió en sí para seguir hablándole a Valentina. - Por tu maldita culpa nuestro mejor amigo está muerto... ¿lo sabías?.... - se rió sarcástico pero a la vez entristecido. Y aumentó el volumen de sus risas al observar el semblante de Michael. Tenso y jodidamente cabreado. - ¿Qué tanto has abierto las piernas para hacer que Michael se haya vuelto tan imbécil? Vamos, di...

Su voz se vio interrumpida. Un golpe en la mandíbula lo envío hasta el suelo. Cayendo de frente hasta este. Y los golpes seguian. Michael se había vuelto incontrolable de un momento a otro.

Valentina volvió a colocarse delante de él mientras esté tomaba impulso. Lo tomo de los brazos y trató de hacer que reaccionara. Pero este no se detendría.

- ¡No! ¡No voy a permitir que te siga hablando así! - grito Michael. Sus impulsos habían ganado esta vez. Cómo casi siempre. Frustrado se dio media vuelta y se aferró contra la puerta principal del departamento de Ruggero. Golpeó un par de veces más. Necesitaba fumar. Su cuerpo entró en calor y lo único que necesitaba ahora era fumar un par de cigarrillos para que aquel mal rato se le pasará. Fumar. Fumar. Fumar. Lo necesitaba. Necesita el sabor del tabaco en sus labios y aspirar el humo entre su garganta. Sólo así podría calmarse. Así... y con solo algo más...

Las manos de Valentina tocaron el hombro derecho de Michael, haciendo que este se volteé ante su llamado. Quedando frente a frente. Ojos marrones vs ojos azules. Sus miradas estaban llenas de sentimientos que a cualquiera no le gustaría vivir en un solo día. Pero no importaba. Daba igual. Porque podían haber millones de problemas, pero no había problema o situación que ellos dos no resolvieran. Ella se inclinó ligeramente, arropando las mejillas de Michael con sus manos, tomándolas fuerte y volteando su rostro contra el suyo. Esperó a que este abriera los ojos. A que dejará de gritar. A qué su cuerpo calmará aquella bestia que podia ser aveces. A qué tan solo la miraba una vez, y al hacerlo, le beso los labios suavemente. Cómo sabía que le gustaba. Pequeño. Tan sutil. Tan propio de ella. Y en ese momento se había olvidado de todo. De los malos y buenos momentos, solo con un beso, había logrado transportarse a una dimensión lejana, en la que ningún ser humano normal podría alcanzarlo.

Quizá, y solo quizá... Ruggero y Jorge pudieron entender porque Michael se había fijado en ella. Porque era más que solo un culo bonito. Era algo llamado amor.

Ambos se quedaron observando la escena. Y aunque parecía que el día acababa por fin, aquella... sería una noche muy larga.

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Porque el amor es tan bonito!?😭💜😘👌
Faltan muy pocos caps para el final!!!!😭😨

Las quiero!😘

Tentation (Michaentina) TERMINADAWhere stories live. Discover now