Capítulo 8

2.4K 137 3
                                    

- ¿Sevilla? - susurró Valentina contra su celular.

- ¿Dónde estás? - le pregunto su mejor amiga.

- No lo sé - cerró los ojos. Nada. Absolutamente nada en el mundo haría que ella misma se perdonará por lo que había hecho anoche con ese hombre... que había conocido hace unas horas.

- ¿Cómo que... cómo que no sabés? - le pregunto Karol, se levantó de la cama.

- Es que... mierda, no lo sé. Yo... no tenía donde dormir y...

- ¿Dormiste en un hotel?

- No. - volvió a cerrar los ojos con fuerza. - Dormí con alguien más.

Karol soltó un grito en el teléfono.

- ¡¿Que?! ¡¿Lo conozco?! - pregunto emociónada.

- Ni siquiera yo lo conozco.

- Valentina... ¿que decís?

- ¡No lo sé! ¡No sé qué estoy haciendo desde ayer! Simplemente acepte que me trajera a su casa... - explicó desesperada, pero aún manteniendo el volumen de su voz. Estaba encerrada en el baño personal de la habitación de Michael y no quería despertarlo, simplemente porque no tenía de como le hablaría o se dirían. - Me dijo que no había problema y yo...

- Aceptaste. Claro, como siempre creíste que no intentaría nada. Era obvio boluda, te iba a follar.

- No me ayudas.

- ¿Y qué hago? Es la verdad. - se excusó. - Pero... ¿que tal esta? ¿Lo ha hecho bien?

- Estás loca. No tengo la menor idea de qué decirle ahora... mierda, me muero de la vergüenza.

- Ha tenido que ser un muy buen polvo he... para que te sacará de tus casillas.

- Cállate.

- No puede creer que te hayas tirado a un pibe que no conocías. Sos mi ídola.

- ¡Calla...

La puerta del pequeño baño se abrió de repente. Valentina apretó el celular entre sus manos, a la misma vez que juntaba sus labios con fuerza. Él apareció, entro, volvió a cerrar la puerta, y se sacó la ropa tranquilamente.

- ¡¿Es él?¡ - pregunto Karol por el celular.

- ¿Te interrumpió? - le pregunto Michael, al notar que alguien más ocupaba su baño.

Valentina negó con la cabeza.

- No, no... es tuyo. - sonrió tontamente. No sabía que mierda le pasaba. Michael asintió. Terminó de quitarse los pantalones. Una vez en boxers... la quedó mirando. Traía puesta una camiseta suya. Una de Bruno Mars. Le quedaba ancha pero le cubría el principio de los muslos. Valentina se ruborizó y colgó la llamada. - ¿Qué... qué haces?

- ¿Yo?

- Si, no dejas de mirarme.

- Perdóname, me gustan tus piernas. - dijo totalmente fresco.

Ella respiro por dentro. Ese idiota sabía cómo hacerle sentir cosas intensas dentro de ella.

- Gra... gracias...

Michael volvió a asentir. Decía la verdad. Anoche no había dejarla de mirarlas, de observar cada parte de ella... mientras dormía. Se rió por dentro... iba a hacer algo que le incomodaria muchísimo, pero no tenía por qué.

- Mierda... -  se quejó Valentina, casi inaudible. Michael había intentado bajarse el boxer delante de ella.

- Necesito bañarme. No quiero que se moje.

- Estás loco... ¿por qué no esperas a que me vaya?

- Me viste desnudo anoche.

Se ruborizó de nuevo.

- Pero...

- ¿Pero? - se acercó a pasos lentos hacia su cuerpo. Valentina fue disminuyendo la mirada. Se hacía más y más pequeña con él al frente.

- Es que...

- ¿Es que? - un paso más. Estaba a punto de tocar su cuerpo con el suyo.

- Es diferente.

- Me gusto mucho. - susurró ahora, contra sus labios. Casi tocandoselos.

Valentina sintió que moriría.

- A mí también. - susurró.

A punto de besarse de nuevo. Maldición. ¿Que pasaba? Michael rozó sus labios lentamente. Ni siquiera un beso y ya la tenía jadeando. Se tocaron de nuevo. Abrazándole la cintura...

De pronto una llamada en el celular de Valentina.

Michael se apartó. El número de David Harrison estaba en el celular de Valentina. Contestó de inmediato.

- ¿Señor Harrison? - dijo sorprendida por su llamada. Si su jefe la estaba llamando... era porque tal vez había una esperanza en recuperar su trabajo.

- ¿Se puede saber en dónde está? - le pregunto fuertemente. Valentina se quedó sin hablar por varios segundos. Michael finjia no escuchar nada, mientras abría el grifo de la ducha, aún sin meterse en ella.

- Usted me quito el departamento.

- ¿Dónde está?

- En un hotel. - mintió. Michael se rió por dentro, sin darse a notar.

- Quiero que vengas ahora mismo al edificio ¿está bien? La policía necesita testigos.

- ¿Testigos?

Michael tragó saliva.

- Yo... yo no vi nada, se lo juro.

- ¿No? ¿Entonces porque has sido la única que abrió esa maldita caja fuerte?

- No vi nada señor, se lo juro. Si supiera algo de ellos... ya se lo hubiera dicho.

Michael apretó los puños. La conversación subía de nivel. Podía escuchar la voz de Valentina entrecortarse. Se pondría a llorar.

- ¿Sabes? Puede meterte a la asquerosa cárcel si a mí se me da la gana. - la amenazó. - Si no vienes en media hora, vas a saber que no estoy mintiendo. - y corto la llamada, dejando el alma de Valentina colgando en un hilo. Soltó un suspiro y bajo el auricular de su rostro.

Michael se volteó a mirarla. Lo había escuchado todo. Cada palabra.

- ¿Paso algo? - le preguntó, fingiendo no saber nada.

Valentina volvió a suspirar, tapándose el rostro... completamente frustrada. Estaba harta de David Harrison. Harta de su maldito abuso. Se lo había quitado todo, el departamento, el trabajo... todo. Pero encima de todo eso, quería llevarla a prisión.

- Cree que yo sé algo sobre el robo... - le dijo indignada. Sus ojos se llenaron de lágrimas. No podía con tanto. - Me dijo que si no voy en media hora... va a meterme a la cárcel. - una lágrima salió de sus ojos. Michael endureció los pómulos. No sabía que parte de su interior le estaba ordenando esto... pero no quería verla llorar. Y si el lo hacía... si ese imbécil de David Harrison la hacia llorar, el lloraría el doble. Ya veríamos si seguiría jodiendo a Valentina de tal manera, después de lo que pasaría esa misma noche.

Tentation (Michaentina) TERMINADAWhere stories live. Discover now