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Nuestro equipo rival se mostraba ante el público con prepotencia, recibiendo los aplausos como si fueran las personas más importantes del lugar. El descarado de Sonrisas y su banda mostraban sus dientes con soberbia, mientras miraban hacia nosotros.

–Ese maldito hijo de puta... –masculló El Lojano.

–¿Qué? –balbuceé–. ¿Lo conoces? –pregunté desconcertado.

–Como no conocerlo... –dijo con cara de pocos amigos, volteando disimuladamente hacia Nieve. Fue entonces cuando lo comprendí. Estaba claro que el tatuado sabía todo al respecto, era obvio al ser el novio de la mejor amiga de ella. Mis ojos se clavaron en el deprimido rostro de Nieve, quien se encontraba cabizbaja, mordiéndose los labios con inquietud.

–Nieve... –susurré con tristeza. Lo había olvidado por completo y nunca llegué a considerarlo. Ella debía estar pasando por un momento muy duro, con el corazón fragmentado en miles de pedazos. ¿Cómo debería estar sintiéndose cuando tu pareja te engaña descaradamente? Era fácil de notar que ella era una persona tierna, alegre y sincera. De esas que aman incondicionalmente y entregan su alma por completo, olvidando la posibilidad de salir lastimadas. Pero en ese momento, cuando el amor de cuento de hadas se muestra como en realidad es, nuestro mundo se desmorona y simplemente queremos desaparecer.

La mirada de Nieve me transmitía eso... Su dulce y tierna mirada que ahora se encontraba marchita...

–Eso es todo por hoy –anunció Marty–. Nos vemos en la fecha acordada a la misma hora y en el mismo canal –Trató de bromear, pero era malísimo para eso. Nadie rio y la mayoría se dispuso a marcharse a pasos lentos.

Sonrisas y su banda se aproximaban hacia nosotros, haciéndome hervir la sangre, y podía sentir que al Lojano le ocurría lo mismo. Para él, Sonrisas simplemente era el idiota que había traicionado a su mejor amiga de la peor manera. Ese era un motivo más para llevarme mejor con el tatuado.

–Vámonos... –susurró El Lojano, mirando a las chicas. Nieve era ligeramente consolada por Pandora, quien tenía sus manos sobre las suyas, tratando de levantarle la mirada.

–Buena idea –asenté, acomodándome la mochila.

–Vamos, Nieve –dijo Pandora con su tierna voz, pero ella parecía no escuchar. Estaba desconcertada y sumergida en sus pensamientos. Sus labios se apretaban con más fuerza y las manos le temblaban levemente, clavándose las uñas sobre sus piernas.

–¿Se van tan temprano? –Logré escuchar la irritante voz de Sonrisas. El puño del Lojano se presionó con ira, y por un pequeño instante deseaba tanto que no se llegara a controlar y le partiera la cara a ese maldito traidor. Pero no fue así.

–¿Qué es lo que quieres? –escupió el tatuado de mala gana, controlando la furia que recorría por sus venas.

–¿Acaso no puedo tener una charla amistosa? –dijo con sarcasmo–. Después de todo, somos los protagonistas del encuentro final... –Mostró su filuda sonrisa.

–Lo siento, pero estamos de salida –intervino El Lojano, respondiéndole de igual manera, con una falsa sonrisa.

–Ohhh, vaya... –Fingió sorpresa–. ¿Acaso van a salir en una cita doble? –bromeó, fulminándome con la mirada. Mi cuerpo tambaleó con tan solo sentir sus furiosos ojos en mí.

–¡No es asunto tuyo...! –gruñó con potencia, atrayendo la mirada de unos cuantos curiosos. Dio un paso al costado y le ofreció la mano a Pandora, como si se tratase de un noble caballero–. ¿Nos vamos? –añadió.

–S-sí... –susurró con preocupación–. Es solo que... –Detuvo sus palabras, mirando a Nieve con tristeza. Los ojos de Sonrisas se clavaron en mi amada mujer, mostrando un semblante victorioso.

Without ColorsOnde as histórias ganham vida. Descobre agora