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Escribí y escribí. Sin parar un solo segundo. Mi partida estaba a la vuelta de la esquina y me aterraba la idea de no haber hecho nada bueno en mi vida. Al fin lo había entendido, y los colores trataron de mostrarme la respuesta todo este tiempo.

La fiesta en el dormitorio del Lojano, cuando aparecieron, todos eran felices...

Durante el partido de futbol, mientras jugaba con mis amigos, me había olvidado de todos los problemas que me carcomían el alma y mostraba una sonrisa de oreja a oreja. Los demás hacían lo mismo, como si los inconvenientes se hubieran alejado de nosotros para siempre...

Y finalmente, en el hospital... Sin duda la felicidad de Torres se elevaría hasta los cielos al recibir la noticia que tanto había esperado...

La felicidad de los demás... Mi felicidad...

Existe tanta maldad...

Las personas son tan malvadas...

Las palabras de Fiorelha nuevamente habían resonado dentro de mi cabeza y me frustraba tanto que tuviera razón. El mundo es un maldito lugar lleno de odio y maldad, pero yo usaría mis últimos días para tratar de combatirlo.

Este repugnante paisaje oscuro y gris... ¡Había decidido llenarlo de color!

Pero, ¿qué podía hacer un simple estudiante como yo? No soy famoso ni rico, no tengo poder ni influencia, y lo más importante, tan solo me queda un mes...

Escribí y escribí, por varias horas seguidas sin parar. El sol se asomaba por mi ventana, anunciándome que era un nuevo día. El lunes había llegado, y en tan solo unas horas debía enfrentarme la final contra Sonrisas. No me entusiasmaba en lo absoluto ese encuentro, incluso había viajado a la capital con la idea de tener una excusa para no presentarme.

Era obvio que Oz no asistiría después de lo que ocurrió con Sr. Liar. Esa final iba a ser un fiasco por completo, y no quería presenciarlo, pero no tenía otra opción.

Seguí escribiendo mi historia, contando hasta el mínimo detalle: La fiesta donde comenzó todo, la noticia en el hospital, el intento de suicidio de Fiorelha... Absolutamente todo.

¿Qué cuál es mi razón de hacerlo? Pues lo que dije, ¡iluminar este asqueroso mundo!

Las personas se quejan de todo, la mayoría de casos en pequeñeces. Quiero que todos conozcan mi historia, demostrarle al mundo que efectivamente la vida es una mierda. Pero que incluso en el peor de los escenarios, dentro del paisaje más oscuro y sombrío posible, los colores pueden ser vistos. Quiero hacerle entender al mundo entero, al igual cómo Fiorelha lo comprendió, que la vida es una insignificancia. ¡Pero es nuestra insignificancia! ¡Disfrútala, báilala, gózala! Y si encuentras maldad en el camino... ¡aléjate de ella! Tal como lo hizo mi mejor amiga... O si prefieres, ¡combátela! Tal como lo estoy intentando yo...

Siendo sincero, no estoy seguro de lo hago. Simplemente me dejé llevar por mi instinto, como en la mayoría de veces. Solo tengo la certeza de que el primer paso es enfrentar la maldad más cercana...

Sonrisas...

Oz...

Y el peor de todos. Claus...

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La hora había llegado y asistí al complejo deportivo a regañadientes. En esta ocasión me aseguré varias veces de llevar puesto algo de ropa, no fuera ser que pasara la misma vergüenza anterior. Tenía la mano entumecida de tanto escribir, había pasado casi un día completo en ello. Incluso me costó trabajo dejar de hacerlo, me sentía tan inspirado y lleno de motivación que las palabras se escribían solas. Relatar mi historia me había ayudado a entender muchas cosas, a darme cuenta de mis errores y encontrar el camino correcto para lograr mis objetivos.

Without ColorsWhere stories live. Discover now