34. Noticias devastadoras

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Hizo a un lado las ideas que se precipitaron a abrumar su cabeza para concentrarse en conseguir más información.

—Gemelos, ¿eh? —masculló el oficial, anonadado.

—Fue idea de mi hija que los niños tuvieran nombres similares.

—¿El hermano murió ese día? —inquirió desesperado.

—No. —El hombre sacudió la cabeza de un lado a otro—. Solo duró unos días, falleció poco después en el hospital.

—¿En el hospital?

—Sí. Leon y sus hermanos estaban muy unidos. Fue un golpe para él cuando quedó solo, por eso cuando Leon decidió vivir acá, se negó a que se llevaran el cuerpo de su hermano también.

Cuando el hombre bajó la cabeza, supo que había algo más.

—¿Qué pasó después?

—Enterraron a Leo en otro lado.

Cristian pensó mejor las cosas.

—¿En donde?

—En la ciudad.

Esto encajaba de alguna manera, pero aún no podía afirmar nada.

—¿Tiene el certificado de defunción del hermano de Leon?

—Sí —dijo él. De inmediato, la señora se levantó y desapareció a una habitación, luego volvió con varios documentos en mano, donde le mostró tres certificados de defunción.

No había problema en absoluto.

—Dice que Leon tenía un hermano gemelo —reiteró el oficial, y repasó el contorno de su barbilla con el dedo pulgar; tenía el semblante serio—. ¿No ha pensado que Leo podría estar vivo?

—¿A qué... se refiere? Eso... no es posible —aseveró el hombre de inmediato, como si la idea fuera nefasta—. Leo no puede estar vivo.

—Piénselo bien —razonó Cristian de vuelta—. Leon no puede estar en dos lugares al mismo tiempo, ¿no es así? Esta fotografía la tomé personalmente. Al ver que huía, le disparé y acerté, pero Leon está ileso.

Ambos ancianos se horrorizaron al escucharlo.

—Quizá se alejó de su familia porque teme que su secreto sea expuesto —agregó Maldonado.

—Acaba de ver el certificado de defunción. Mi nieto no puede estar vivo —El rostro del anciano se tiñó de rojo, denotando miedo y desesperación—. Leonardo no puede estar vivo —masculló en silencio, casi horrorizado, como si lo comprendiera y no quisiera creer al mismo tiempo.

Sin embargo, Leon era muy astuto e inteligente más que nadie, fácilmente pudo haber ingeniado algo para crear un certificado falso.

Cristian arrugó las cejas como un acto reflejo al ver el pavor en el rostro del hombre. Los llantos de la mujer aumentaron y con eso, la incertidumbre del oficial.

—¿Por qué? Es bueno que sus dos nietos estén vivos, ¿no?

—Usted no lo entiende, oficial. Es mi nieto, debería quererlo por igual, pero a ese niño no. Por eso Leon nos guarda rencor.

—Explíqueme, por favor.

—¿Leon mostró resistencia cuando fueron por él? Estoy seguro que no. ¿Le parece bien encerrar a un niño inocente y que el verdadero culpable ande suelto por ahí? ¿Por qué no busca a Leo si realmente está vivo? ¿Por qué mi Leon tiene que pagar por esto? ¿Por qué siempre tiene que pagarlo él?

Las lágrimas que comenzaron a brotar de los ojos del anciano hicieron estrujar el corazón de Maldonado. Eran apenas conjeturas de lo que había dicho, mas no pensó que afectaría tanto a la pareja. Tenían razón. La cara de Leon era la única pista, pero la herida que había asegurado que tendría el culpable, era demasiado ambigua.

—Solo respóndame unas cosas más —comentó Maldonado con fingida rendición.

—Sí, dígame.

Cristian pensó bien su pregunta.

—¿Qué causó la trauma de Leon con la comida?

Esa simple pregunta podría responder varias, con estos señores mayores que apenas decían algo, era difícil indagar a profundidad.

El hombre asintió.

Maldonado escuchó atento las siguientes palabras. Tras un suspiro nostálgico por parte del anciano y las lágrimas de la mujer, el inspector por fin supo la verdad.

—No piense en mi hija como un monstruo —la mujer le había dicho entre lágrimas—. Muchos lo hicieron. En ese momento, ella no se encontraba emocionalmente estable.

Antes no lo había comprendido, pero esas palabras adquirieron un sentido diferente cuando la historia fue narrada en su totalidad. Cristian Maldonado sintió lástima por Leon, probablemente había ocultado a su hermano del mundo porque no tenía a nadie en quien confiar.

¿Qué tan miserable podría ser envenenado por su propia madre y sobrevivir?

Probablemente escapar era la única vía que encontró para proteger a su hermano de la crueldad de sus padres; sin embargo, ¿por qué asesinaron?

Con varias incógnitas resueltas, otras surgieron. Al abandonar el pueblo con la información recopilada, tenía contemplado llegar en horas de la noche a la ciudad. Sus pensamientos estaban llenos de Leon Osvaldo y su hermano, pretendía visitarlo en el hospital al llegar así esclarecer sus dudas y llegar a una conclusión.

Horas más tardes, cuando llegaba en las afueras de la ciudad, recibió una noticia devastadora:

Dos oficiales y una enfermera de turno fueron encontrados muertos y un paciente desaparecido.

Pero no fue lo único que sucedió, antes de realizar algunas llamadas para pedir más información del incidente, recibió en su teléfono un mensaje sospechoso. Sin pensarlo, Maldonado cambió la dirección de su viaje luego de leer el contenido del texto.

 Sin pensarlo, Maldonado cambió la dirección de su viaje luego de leer el contenido del texto

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Ya somos conscientes de Leon y Leo. Ya se viene lo bueno. 

Si estas aquí todavía, ¿puedo preguntar qué te hace seguir leyendo? 

Esta historia es rara jajaja. Ni sé bien qué monstruosidad escribí.

Incluso así, gracias por leerme 😍

Juego carmesíWhere stories live. Discover now