IX. Soluciones (Parte 1)

1.9K 315 103
                                    


El cuerpo de la chica serpenteando junto al suyo, se sentía caliente. Ella tenía los dedos enredados en el cuello del suéter del músico, y él podía sentir su aliento cálido sobre sus labios. EunGi sonreía coqueta de vez en cuando, enganchando su mirada con la de ChanYeol.

—Te vi en la fiesta de SeHun —le confesó, inclinándose cerca de su oído. Su voz era bonita, suave como ella.

ChanYeol le respondió con una sonrisa, mientras intentaba seguir el ritmo de la canción que retumbaba en sus oídos. Él era un pésimo bailarín, su cadera no cedía al movimiento, y sus piernas sólo se mecían de un lado a otro, como si estuvieran confundidas. Pero eso no parecía importarle a su compañera de baile, quien seguía actuando con coquetería a su alrededor.

—Me pareciste lindo. Pero, te fuiste antes de que pudiera presentarme —le dijo al oído de nuevo.

ChanYeol se llevó una mano al pecho, haciéndole saber que apreciaba el elogio. Aunque, en el fondo, el músico se sentía más confundido que nunca. Porque tenía a una despampanante mujer junto a él, tratando de seducirlo, y él no sentía atracción alguna. Quiso recordar lo que había sentido por ella el día de la fiesta. Sus ojos viajaron por las curvas de su cuerpo envuelto en un vestido negro ahora. Cualquier hombre heterosexual, habría sentido un cosquilleo en su entrepierna. Pero él no. Y eso lo aterró hasta el tuétano de sus huesos.

La chica lo miró y se mordió el labio, un gesto claro de interés. Sin que el músico pudiera hacer nada, ella metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó su teléfono celular.

—Te daré mi número —anunció, mientras ChanYeol la observaba con los ojos llenos de sorpresa y confusión.

Ella tecleó su número y después regreso el teléfono a su lugar, con movimientos lentos. El músico intentó, con todo su corazón, enfocar toda su atención en ella, en sus pechos firmes que apenas se asomaban por el escote. En su cabello largo y brillante, que enmarcaba su rostro delicadamente. Era más hermosa de cerca. Sus labios llenos y rojos por el labial, invitaban al pecado, igual que sus ojos oscuros y grandes. Era suave, era delicada y olía como un poema. Sí, definitivamente ChanYeol había perdido completamente la cabeza, porque no podía encontrar dentro de sí, el más mínimo deseo por besarla. Lo que, claramente, ella quería.

Mientras bailaban en la pista, en medio de muchas otras parejas, los ojos del músico lo desobedecieron otra vez, y se dirigieron hacia la mesa donde estaba su mejor amigo. Ahora, BaekHyun estaba completamente sentado sobre su regazo, sus labios, un poco abiertos, dibujaban breves sonrisas de vez en cuando, mientras SeHun le murmuraba quién sabe cuántas cosas sucias al oído. Las manos del empresario se habían colado por debajo de la playera negra del barista, y ChanYeol podía ver cómo se movían con avidez sobre la piel del más bajo.

El músico dejó de bailar. Sus manos se contrajeron con fuerza, formando puños apretados que hacían resaltar sus nudillos. EunGi se detuvo también y lo miró desconcertada.

—¿Estás bien? —le preguntó al oído.

ChanYeol la miró, estaba pálido, y la sonrisa tímida se había esfumado de sus labios.

—¡Lo-lo siento! —gritó, acercándose torpemente al oído de su compañera de baile.

Después de eso, el músico dejó la pista y se fue del club.

***

Apenas pudo salir del taxi. El músico se abalanzó sobre uno de los botes de basura que descansaban afuera de su pequeño edificio, y vomitó. La pasta y el alcohol que había consumido hasta ahora, yacían revueltos en el fondo de aquel basurero. ChanYeol llegó a su departamento con los ojos llorosos, sudando y sintiéndose completamente miserable.

Im/possible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora