XXVIII. Control de daños

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DoYoung lo intentó, lo intentó con todo el amor que su corazón sentía. Pero, era inútil, ChanYeol estaba demasiado afectado. Durante la cena, el músico tuvo que visitar varias veces el baño, para llorar. Se sentía patético.

—Cariño, sal de ahí... —DoYoung tocó a la puerta del baño. Al no escuchar respuesta, decidió entrar. ChanYeol no había puesto el seguro, pero él sí lo hizo después de cerrar tras de sí.

—DoYoung... —el músico secaba sus lágrimas con un trozo de papel arrugado. Estaba sentado en el suelo, cerca del lavabo.

—Basta, ChanYeol... SeHun ha empezado a sospechar que algo anda mal contigo. Creo que notó tus repetidas ausencias... Ven aquí —DoYoung se sentó junto a su novio. Lo rodeó con sus brazos y besó su cabeza con dulzura—. Eres un desastre...

—¿Por qué eres tan bueno conmigo?... Yo sólo he sido un completo idiota —ChanYeol se inclinó en el abrazo, sintiéndose seguro ahí.

—Porque te amo, tonto... No te sientas mal por mí. Tú no tienes la culpa de esto. Sólo pasó. Así como yo no planeaba enamorarme de ti. Si me quedo a tu lado, es porque así lo quiero, aunque sé que no me correspondes.

ChanYeol reaccionó al tono triste de la voz de su novio, se enderezó lo suficiente para encararlo. Muy despacio, unió sus labios con los de él. Fue un beso suave y breve, como una promesa insegura. Pero DoYoung sonrió de todas maneras.

—Prometo que me esforzaré. No quiero hacerte sufrir. Lamento mucho que me veas así —ChanYeol suspiró y terminó de secar sus lágrimas.

—Escucha, no estoy muy de acuerdo con eso de que un clavo saca a otro clavo, pero sé que a veces funciona. No quiero alejarme de ti sin haberlo intentado al menos.

Los grandes ojos de ChanYeol miraron con ternura a DoYoung. Era hora de que el músico valorara lo que tenía frente a él. Aunque cada fibra de su ser anhelara a un hombre ajeno, tenía que seguir con su vida, y dejar que los demás fueran felices también.

—Lávate esa carita, es hora de que digas tu discurso de padrino —DoYoung hizo una mueca de disgusto. Tomó el rostro de ChanYeol entre sus manos y besó sus labios dulcemente otra vez—. Lo siento mucho.

—Yo también lo siento —una débil sonrisa se formó en los delgados labios del músico.

DoYoung dejó a su novio en el baño, un poco más tranquilo. El músico se lavó el rostro y arregló su cabello antes de salir.

***

Cuando ChanYeol ocupó su lugar, en la mesa de los novios, todos los invitados reían después de escuchar el discurso de MinSeok. Era su turno ahora. SeHun se levantó, tocó su copa de champán suavemente con un cuchillo de plata, y anunció el discurso de su padrino de bodas. Todos los ojos se posaron sobre el chico alto, que sonreía para ocultar su corazón roto. En realidad, ChanYeol no había escrito un gran discurso, sus sentimientos confusos habían estado nublando su razón por mucho tiempo. Sentía que, nada de lo que pudiera escribir, sonaría honesto. Pero, lo intentó.

—SeHun es mi mejor amigo... —el músico se detuvo por un momento, para aclarar su garganta. Concentró su mirada en el papel que sostenía con sus dedos temblorosos. ¿Hacía demasiado calor? ¿O quizá él estaba a punto de entrar en una combustión espontánea?—. SeHun es mi mejor amigo. Lo conozco desde que éramos dos niños pequeños tratando de sobrevivir la hostilidad del jardín de niños. No puedo pensar en dos personas más diferentes. Tan sólo comparen su rostro con el mío —ChanYeol hizo una mueca extraña y todos rieron—. Él es guapo, rico, inteligente, gracioso. SeHun es el hombre perfecto. Siempre lo admiré en secreto, siempre quise ser como él, tener lo que él tenía. SeHun tuvo los mejores juguetes, las zapatillas deportivas más caras, las mejores novias... —el músico se detuvo otra vez. Cerró los ojos por un momento, debía contener el torrente de emociones que lo quemaba por dentro—. ¿Saben qué es lo mejor de SeHun?... Que él compartía todo eso conmigo, excepto las novias —los invitados rieron de nuevo, completamente ajenos al peso que esas palabras tenían en realidad—. Por eso, SeHun es el mejor hombre. Además de tener una apariencia perfecta, un cerebro perfecto y una billetera perfecta, también tiene un corazón perfecto... Hoy, me siento agradecido de compartir esta felicidad con él. SeHun... —ChanYeol miró a su amigo—. Mereces toda la felicidad que el universo pueda darte. Estoy seguro de que BaekHyun cuidará bien de ese increíble corazón que late en tu pecho. Amigo... No... Hermano... Felicidades.

Im/possible Where stories live. Discover now