XXXVIII. Posible

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—Channie... —una risa nerviosa escapaba de los labios de BaekHyun, mientras se mantenía dentro del cálido abrazo de ChanYeol—. La gente nos está mirando —murmuró.

—No me importa —el músico murmuró también, mientras apretaba más sus brazos alrededor del pequeño cuerpo.

Cuando ChanYeol se dio la vuelta y vio a BaekHyun frente a él, vistiendo un suéter blanco, pensó que era un ángel, una fantasía que su mente había creado para compensar el dolor de su ausencia. Se abalanzó sobre él y lo rodeó con sus brazos fuertemente. El peso del cuerpo contra el suyo, el calor que emanaba de él y las fibras del suéter que le hacían cosquillas en la nariz, le hicieron saber que BaekHyun era real.

—ChanYeol... —BaekHyun dijo su nombre con una sonrisa. Sus manos se aferraban al abrigo del más alto también.

Abrazados entre los anaqueles de la librería, el sentimiento de felicidad absoluta, era abrumador.

—Si te suelto... te irás de nuevo —el músico subió su mano hacia el cabello castaño del barista. La suavidad entre sus dedos era como un calmante.

—No me iré... Regresé para quedarme... ¿Por qué no vamos a tu departamento?... Tengo tantas ganas de besarte.

Las mariposas en el estómago de ChanYeol, se dispersaron por todo su cuerpo. Sintió que cada uno de sus músculos se volvía gelatina.

***

Apenas pusieron un pie dentro del departamento de ChanYeol, y sus labios ya estaban unidos. El músico presionó el cuerpo de BaekHyun contra la puerta cerrada, mientras sus manos se aferraban a su cintura. El barista rodeó el cuello del más alto con sus brazos, mientras su lengua danzaba entre los dulces labios, abriéndose paso.

Un gemido abandonó la garganta de ChanYeol. Ese beso era una dicha. No sólo porque había pasado tanto tiempo lejos de BaekHyun, sino también porque ahora era libre de besarlo. No habría nadie juzgándolos afuera, no habría nadie señalándolos, haciéndolos sentir culpables. Eran libres. O, por lo menos, eso pensaba el músico cuando BaekHyun cortó el beso y lo empujó suavemente.

—Channie... —el barista respiró profundamente, para recuperar el aliento. Era una visión hermosa con las mejillas rojas y los labios húmedos—. No podemos... No podemos hacer nada todavía.

—¿Qué? ¿Por qué? —el músico lo miraba con la boca un poco abierta, el deseo de seguir besándolo y tocándolo palpitaba junto a su corazón.

BaekHyun se alejó un poco y caminó hacia la pequeña sala, donde tomó asiento. Palmeó el lugar vacío junto a él, para invitar a ChanYeol, con una gran sonrisa, a que se le uniera.

—Tenemos que hablar, Channie... Ahora que estamos juntos al fin, quiero que hagamos las cosas bien.

ChanYeol se quitó el abrigo y se sentó junto al barista. Se sentía acalorado, su pulso aún no recuperaba su ritmo normal. Miró al más bajo, mientras frotaba las palmas de sus manos contra sus muslos. Sentía que sudaban, estaba nervioso.

—A pesar de que es una decisión tomada, aún no me puedo divorciar de SeHun...

—Lo sé. Tiene que pasar un año —ChanYeol miró a BaekHyun por un momento, después desvió la mirada hacia sus manos inquietas.

—¿Quién te lo dijo?

—SeHun.

—¿Ustedes han hablado? —el barista sonó sorprendido.

Im/possible Where stories live. Discover now