XXV. En la playa

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El aire parecía más fresco en Australia. ChanYeol respiró profundo cuando bajó del avión. Ni todo su caos emocional, pudo ahuyentar ese sentimiento mágico que experimentamos cuando llegamos a un lugar nuevo. Era como si saliera de su propio cuerpo, para flotar en el limpio y luminoso cielo de Sydney.

—La camioneta los espera, señor —uno de los empleados del área privada del aeropuerto, recibió a SeHun con una reverencia. Aunque era rubio, se mostró conocedor de las costumbres coreanas.

El aludido respondió con otra reverencia, y todos los viajeros siguieron al empleado. El viaje al hotel fue otra pequeña pesadilla para ChanYeol, solo quería estar solo en algún lugar, necesitaba procesar todo lo que había ocurrido en el avión. Aún podía sentir las manos de BaekHyun en su espalda, sus labios ansiosos presionados sobre los suyos.

—Vayamos a pasear —DoYoung se acercó a su novio, colgándose de su brazo como un niño pequeño.

Ya habían llegado al hotel. El pequeño grupo de amigos se encontraban en la recepción, esperando a que les asignaran sus habitaciones. ChanYeol había pasado todo el trayecto desde el aeropuerto, ahogándose en su miseria, sus movimientos estaban en modo automático. Solo el contacto con DoYoung lo regresó a la realidad.

—Sí... En cuanto nos den la llave —ChanYeol tomó la mano de su novio y sonrió.

—¡Pensé que no llegarías! —el señor Oh apareció, ataviado con unas bermudas, una camiseta polo y unos caros lentes de sol. La señora Oh caminaba a su lado, luciendo un hermoso vestido de playa lleno de flores moradas.

—Papá... Se retrasó un poco el despegue en Corea —SeHun se apresuró para saludar a su padres.

BaekHyun se mostró tímido al saludar a sus suegros. MinSeok fue más cortés y agradable. Cuando llegó el turno de ChanYeol de presentar a su novio, sintió como si un pequeño volcán estuviera a punto de hacer erupción dentro de él. Nunca fue realmente cercano al señor Oh, siempre se trataron con respeto, aunque el hombre mayor le confesó un par de veces que lo tenía en gran estima, por soportar a su hijo y apoyarlo. Ahora, el músico se sentía incómodo. Sabía que el señor Oh no era precisamente un fanático de las preferencias sexuales fuera la norma.

—ChanYeol, hijo, gracias por estar aquí, apoyando a SeHun —el hombre le sonrió brevemente, mientras ponía una mano sobre su hombro.

ChanYeol notó cómo los ojos del señor Oh se dirigían a su novio. Se aclaró la garganta, preparándose para la presentación.

—Él es Kim DoYoung... mi...

—Mucho gusto, señor. Soy un amigo cercano de ChanYeol —el chico ofreció una reverencia respetuosa y después le ofreció la mano al empresario mayo.

—Es un gusto. Espero que disfrutes tu estadía. Si necesitas algo, no dudes en acercarte a mí o SeHun —respondió el señor Oh, devolviendo la reverencia, de manera más relajada.

***

—No necesitas presentarme como tu novio a todos, ChanYeol —DoYoung tomó la mano del músico, mientras subían al elevador.

—Todavía no sé cómo funciona esto —respondió, algo nervioso.

—Eres adorable —DoYoung se acercó para besar a su novio. Pero, ChanYeol se apartó.

—No tengo buen aliento ahora —se excusó. En realidad, quería conservar el beso de BaekHyun danzando en sus labios, como un fantasma luminoso que se negaba a descansar.

DoYoung sólo sonrió. Su cerebro iba a mil kilómetros por hora. Siempre lo hacía desde que conoció a ChanYeol. Él sabía perfectamente que su novio amaba a otro, siempre encontraba señales, sin importar cuánto se esforzara por mantener una relación saludable, sabía que había alguien más en el corazón del músico. Y sabía perfectamente quién era.

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