Capítulo 6

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¡¡Feliz sábado!! Aquí estoy otra vez, muy feliz de compartir este capítulo con ustedes. Me gustó mucho escribirlo. Espero que os guste.

Narrador omnisciente durante toda la historia

Había pasado una semana desde lo ocurrido. Una semana desde que la adrenalina habló por ella, y vendió su vida por un precio... bastante alto. Un millón ochocientos mil dólares sin duda ayudarían a su causa. Y Camila se convenció a sí misma de que de esta manera todo sería más fácil. Su intención de acercarse a la familia Jauregui tomó un esprín que supondría incluso, llevar su apellido. Aquello estaba en contra de sus normas, pero para qué mentir, las opciones se le acababan. La única condición que exigió, fue un adelanto del primer pago. Necesitaba ayudar a su amiga Dinah, y la única manera real de hacerlo era pagándole el mejor puñetero abogado de toda la ciudad. Y a la directora de la compañía no pareció molestarle en absoluto. Ambas salían ganando, ¿cierto?

Lauren permanecía sentada frente a ella, con su apariencia intacta y su sonrisa autosuficiente. Vestía un mono ajustado de la marca Armani, porque sí, Camila creía que aquella mujer era incapaz de lucir ropa de mercadillo, seguramente le daría un ataque. Sonrió para sus adentros al imaginarlo. Y volvió a centrarse en ella: sus pupilas aquella noche se mostraban verdes, desprendiendo algún tipo de incertidumbre que llamaba la atención. Sus labios contorneados con un lápiz morado, y sus mejillas ligeramente sonrojadas a causa del maquillaje. Se sintió bastante raro el decidir cómo sería su pedida de mano. Camila nunca imaginó casarse, pero sin lugar a duda lo que sí que no imaginó, fue planear el transcurro para ello. Pero allí estaba, tras firmar el contrato un par de días atrás, releyendo el documento durante horas en su apartamento y asegurándose de que todo funcionaba como ella quería. Y sí, lo cierto es que era impecable. Era Lauren la perfecta de quién hablaba, por supuesto que tenía que serlo.

-          Estás muy callada - dijo de pronto la otra dando un sorbo a su copa de vino blanco.

Camila volvió en sí, y medio sonrió.

-          Supongo que se me permite estar nerviosa cuando está a punto de pedirme matrimonio, ¿no es así?

-          Camila... de veras tienes que dejar de llamarme por usted. ¿Qué pensará la gente?

Lo intentaba, en serio. Pero es que se convertía en una tarea demasiado complicada. Aún ni siquiera era consciente de que en menos de media hora dispondría de un diamante en su dedo que le mantendría atada durante un año. ¿De cuántos quilates sería? ¿Cuánto le habría costado? "Oh mierda, deja de pensar en eso" se decía a sí misma.

-          ¿Preparada para el postre?

Camila arqueó la ceja, no estaba preparada. Claro que no. Pero una firma con su nombre la obligaba a estarlo. Así que suspiró y se dispuso a la acción. Se encontraban en la terraza de un restaurante de alta clase, rodeadas de celebridades que sin duda la latina conseguía reconocer. Escogieron ese lugar precisamente por los cotilleos que se producirían. Si algo son los ricos, es cotillas por excelencia, y eso les venía como anillo al dedo. "Oh dios, el anillo".

El silencio y la sofisticación se palpaban en el aire, volviendo el ambiente tenso. Ellas intentaban actuar natural, ya existían algunos rumores en el ascensor acerca de ambas viéndose fuera del trabajo... sin embargo, todo formaba parte de su plan.

-          Quiero preguntarte algo - dijo de pronto- ¿Para qué quieres el dinero por adelantado?

Camila casi se atraganta con su bebida, como de costumbre. Lauren no hizo hincapié en aquel detalle en toda la semana, tan solo dedicaron sus veladas a conocerse un poco más. La directora incluso le enseñó algún que otro álbum familiar, y Camila tuvo que reprimir sus ganas de vomitar viendo a toda su secta con apariencia feliz. Claramente la latina obvió algunos detalles acerca de su vida, pero de resto, intentó ser sincera. No podrían conseguir su objetivo si alguien descubría que no sabían nada la una de la otra. Camila le contó acerca de sus tíos, su madre y su hermana. De su padre tan solo nombró su muerte, y prefirió no tocar más el tema. Porque probablemente si lo hacían acabaría rompiéndole la cara a su jefa, y no era el momento.

Sweet Hell I [Camren] [Terminada]Where stories live. Discover now