Capítulo 13

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¡Hoooooola! ¿Cómo están? Yo un poquito perezosa... pero al final me ha venido la inspiración y no quería dejaros sin capítulo hoy. 

Por cierto, ¿han visto la nueva canción de Camila? Me muero 😍😍

¡Disfruten!

Narrador omnisciente durante toda la historia

La puerta se cerró de un portazo. Camila dio un salto sobre sí misma en el sofá. Llevaba allí arropada más de cinco horas desde lo ocurrido, aún se sentía aturdida. Amelie la arrastró hacia la mansión de las afueras en cuanto salieron de la discoteca y alcanzó a llegar hasta la puerta con su acompañante casi en peso. Una preocupada Lauren las recibió sin entender nada. Rápidamente ambas hermanas se encerraron en una habitación contigua a la sala y Camila pudo sentir el suelo temblar en cuanto su prometida se enteró de los acontecimientos. Sin decir más, cogió su abrigo y salió a toda prisa de allí. Por suerte, Dinah y Valentina se encontraban de viaje familiar aquel fin de semana, así que Amelie le tendió un par de mantas a la latina y le preparó una tila acompañada de una pastilla para dormir. A pesar de que Camila se negó rotundamente, tan pronto como la sintió penetrar en su sangre se desplomó en sueño profundo.

Ni siquiera fue consciente del tiempo que transcurrió hasta que oyó el ruido de la puerta cerrarse. Ojeó a su lado, y una tranquila Amelie descansaba junto a ella en paz. Sonrió con ternura y comenzó a deshacerse de las sábanas que la cubrían. Caminó temerosa hacia la cocina, con los pies descalzos y una sensación de mal estar generalizada. Dejó caer su mirada en la mujer que permanecía de pie junto a la encimera, con lo que parecía un poco de agua y... sí, aquello era alcohol etílico y un par de gasas. Rápidamente Camila se acercó a ella por detrás y le dio la vuelta para tomarle ambas manos y hablar sorprendida:

- ¿Qué has hecho Lauren? – preguntó preocupada.

Los nudillos de su jefa eran un completo desastre. Parecía que hubiese asistido a un combate de boxeo y ciertamente, hubiera ganado, porque su rostro se encontraba intacto. A excepción de sus pupilas verdes, que transmitían algún tipo de aura oscura mezclada con el temblor de su labio inferior. Camila nunca imaginó verla así de vulnerable.

- Déjalo... - susurró.

- No – la chica volvió a juntar sus manos – dime ahora mismo qué ha pasado.

- ¿Tú qué crees?

- Dios Lauren... no tenías que hacerlo – se llevó la palma a su boca - ¿en qué estabas pensando? Estás... estás herida.

- Eso es porque no lo viste a él – y sonrió, la maldita sonrió.

Camila dio un par de vueltas sobre sí misma, ¿de veras le había pegado una paliza a Marcos? Al menos eso era lo que entendía. ¿Por qué había hecho semejante cosa? No es que ella pensara que no lo merecía, pero podría meterse en graves problemas por aquello. ¡Estaba loca!

- Déjame... - comenzó a coger los objetos de primeros auxilios – déjame ayudarte, ¿por favor? – y le suplicó con la mirada.

Lauren tan solo se limitó a asentir y ambas se trasladaron a la mesa. Camila quedó sentada con las piernas entreabiertas y su jefa entre ellas. Aquello le trajo recuerdos... pero no era el momento para ser una pervertida. Vertió un poco del líquido sobre un algodón y limpió con miedo las heridas en sus nudillos. Lauren apretaba los dientes ante el contacto.

- Lo siento – susurró la otra – es necesario.

Lauren asintió y dejó que continuara con su cometido. Ni ella misma sabía lo que le había pasado. En cuanto Amelie le contó lo ocurrido, una ira repentina recorrió cada fibra nerviosa de su cuerpo. No solo era el hecho de que Camila fuese su prometida, o que le faltara al respeto incluso a ella tras amenazarle, sino que... ese hijo de puta iba en serio. No quería saber cuán lejos llegaría por conseguir hundir a Dinah y a su hija, no se quedaría de brazos cruzados mientras lo peor llegaba. Lauren era incapaz de no actuar ante las injusticias. Y un hombre como él sin duda marcaba un objetivo digno de darle dos hostias. Eso, y que sin conocer exactamente el motivo, el hecho de que Marcos se tomara la libertad de intimidar de aquella forma a Camila, le provocó un dolor asfixiante en el pecho. Así que, sin mirar atrás, arrancó su vehículo y fue hasta la discoteca. Para su suerte, Marcos y Chris aún seguían allí. Tras varios gritos y advertencias, la rabia se apoderó de ella y comenzó a golpearlo contra el suelo. Su hermano mayor recibió también un puñetazo al intentar separarle de él. Lauren fue campeona de Kick boxing cuando era adolescente, y Chris bien sabía que era una mejor opción dejar que se cansase por sí misma. Tras decidir que era suficiente, le escupió en la cara y salió triunfante de allí, destino la comisaría. Denunció los acontecimientos gracias a una infinidad de vídeos que rulaban las redes a escasas dos horas de lo ocurrido. Benditos ricachones cotillas. Iba a por él. Iba a hundirlo en la más grande de las miserias.

Sweet Hell I [Camren] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora