Capítulo 57

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Al día siguiente justo al despertar los chicos ya no se encontraban por ninguna parte, supongo que se habían ido temprano para poder ir a la escuela, así que por mi parte me levanté y arreglé para bajar a la cocina con los chicos.
     —Buenos días —saludé.
     —Llamó Ian en la mañana antes de que despertaras.
     —¿Ah sí? ¿Y qué es lo que quería?
     —Creo que avisó sobre ir al club de golf.
     —¿En verdad sabes jugar?
     —No, pero soy la señorita Swift, debo ir aunque no tenga ni una pizca de deportista.
     Cuando terminé de desayunar recogí mi plato para llevarlo a la cocina para poco después regresar y subir al auto con Luke quien me llevaría a clases.
     —Pórtate bien, no quiero volver a venir.
     —Pero nunca has venido.
     —Sí, lo sé, nos vemos en la tarde.
     El auto de Luke se marchó, al igual que mi mochila, sí, el rubio no me dio ni tiempo de tomarla cuando ya había desaparecido por la calle de la izquierda. Fui con los chicos al salón y Reign me tuvo que prestar una pluma por el resto del día para poder tomar apuntes de las clases.
     Al finalizar las clases había planeado ir al parque con el rizado pero creo que Ian tenía otros planes, pensé que se le había olvidado por completo el hecho de ir al club, pero al parecer esa esperanza se esfumó al verlo delante de nosotros.
     —No lo sé Ian, tengo la agenda algo ocupada.
     —Vamos ángel, créeme que serán solo un par de horas.
     La mano de Reign se posó en mi cintura de manera que Ian no la viera, sentí como se tensó él y como clavo sus escasas uñas en mi espalda. Me separé de Reign.
     —Vámonos, Ian.
     El rubio tomó mi mano para guiarme hasta el auto negro que se encontraba estacionado enfrente de nosotros, al llegar pude ver más de cerca que las llantas pisaban la acera ocasionando que el auto estuviera casi pegado a la reja del colegio, Ian abrió la puerta para mi dejándome pasar antes que él.
     No bastaron más de dos segundos para darme cuenta del por qué el auto mal estacionado, Taylor Swift venía al volante, un hermoso auto deportivo de color negro totalmente sacado del empaque y a manos de una loca.
     —Bueno ya que están a bordo, es hora de partir.
     La rubia movió la palanca de velocidades antes de arrancar. Ian tuvo que cerrar la puerta con el auto andando mientras yo lo sostenía de su chaqueta para que no cayera, que no me agradara no significa que deba dejarlo morir.
     —¿Cómo es que tienes licencia? —le preguntó Ian en tono de regaño.
     —Porque mi examen me lo hizo un idiota como tú.
     Por la ventana del auto el paisaje de la ciudad se iba alejando cada vez más hasta tal punto de salir a la carretera. Fueron veinte minutos para ser precisos los que tardamos en llegar al dicho club-spa. Un lujoso lugar de color arena y con cierta forma extraña que era parecida a la de una roca.
     Taylor aparco el auto enfrente de una reja negra que protegía todo el club y el campus que se encontraba detrás de aquel gran edificio, al igual que el largo estacionamiento de lugares incontables que se situaba enfrente del edificio roca.
     Taylor apagó el auto y pronto un hombre uniformado salió de una pequeña cabina de color coral, el hombre llevaba una tabla de madera en una de sus manos, y en la otra un bolígrafo.
     —¿Credencial? —preguntó el oficial.
     —¿Credencial? ¿Qué no sabe quién soy? Debe ser nuevo.
     —No señorita Swift, me temo que no soy nuevo en mi trabajo, solamente que esa es la política del club.
     —Tenga, pero esto lo sabrá mi padre.
     —No tiene por qué saberlo señorita Swift.
     —Solo abra la puerta.
     El uniformado se fue alejando del auto para llegar a la cabina, basto con meter su brazo por la ventanilla para que la reja se abriera gracias al botón. Taylor volvió a arrancar sin previo aviso casi atropellando al oficial.
     —¡Taylor! ¡Casi lo atropellas!
     —Tú cállate mocoso.
     Segundos después el auto se detuvo una vez más, está vez enfrente del edificio de forma extraña, fueron cuatro empleados los que salieron para recibir a los príncipes del club, los reyes debían ser sus padres con grandes fortunas.
     —Buenas tardes señorita Swift, permítame ayudarle con su equipaje —dijo de forma amable.
     —Las maletas están en el auto Ronald.
     —De hecho, mi nombre es Iván.
     —Como sea, está es la semana más importante para los Swift no vayas a arruinarlo.
     Ian tomó mi mano para guiarme hasta la entrada del edificio color arena, la recepción parecía como cualquier otra, detrás del mostrador se encontraba un señor de piel morena y de edad parecida a la del padre del rubio, detrás del señor, varios cuadros de honor y reconocimientos colgaban a lo largo de la pared con rocas decorando está como si fuera la textura de la pared.
Taylor se acercó hasta el recepcionista y habló con él por varios minutos, una vez finalizada la charla regresó con nosotros entregando una tarjeta a Ian, que suponía sirve como llave.
     —Nos vemos en la noche.
     Fue lo único que salió de los labios de la rubia quien sin dudar más desapareció de nuestra vista moviendo las pocas caderas que tiene. Volví a sentir la mano del rubio atrapar la mía, mi brazo fue estirado sin brusquedad dando a entender que debía caminar. Ian me llevó a través de todo el club hasta dar con las canchas de baseball, donde varios chicos ya se encontraban a la espera de él.
     —Escuche que te trajo tu hermana, Swift.
     —Al menos no fue mi mamá en el carrito de golf, Trent.
     Los chicos que se encontraban a la izquierda de Ian rieron por el mal chiste del rubio. Si Michael o Louis estuvieran aquí sabrían que fue el peor argumento que pudieron haber inventado.
     —Juguemos.
     Lo siguiente que pasó fue que ambos equipos se colocaron en sus respectivos lugares, así el equipo de Ian quedando fuera para batear. El rubio fue el primero en hacerlo por liderar al equipo.
     —Ojala juegues igual de bien como cuando lo haces en la cama con tu hermana —se burló Ian.
     El chico parecía más que un rival para Ian, debía al menos ser su enemigo de toda la vida para obtener tal trato por parte del rubio. Trent era un chico de cabello azabache, sus ojos eran verdes y tenía pequeñas pecas casi notables debajo de sus ojos, podía decir que parecía Reign, pero nunca le llegaría ni a la punta de los pies ese tipejo.
     El juego comenzó en cuanto ambos equipos estuvieron completos, pude darme cuenta de ello cuando Ian ya había bateado la pelota de cuero blanco lejos del área pentagonal logrando así un home run al primer intento. Después de haber corrido por todas las bases regresó a la banca donde dio paso al siguiente jugador. Sus compañeros de equipo felicitaron chocando los cinco con el rubio.
     Ian escaneo el lugar con la mirada y al dar con las gradas en las que me encontraba sentada sonrió en mi dirección guiñando un ojo, reí de manera que solo logre escuchar yo y mis mejillas comenzaron a adoptar un tono carmesí que no era notable a lo lejos.
     Después del pequeño descanso que tuvieron antes de continuar el partido Ian volvió a correr hasta llegar a segunda base. Ian se regresó a mí para mandar besos por el aire los cuales fingía atrapar de manera exagerada.
     Me distraje unos minutos en el juego sin darme cuenta de cuando una chica de cabellera pelirroja se sentó a mi lado, llevaba una camisa de Jack Daniel's sin mangas, sus shorts eran extremadamente cortos y debajo de estos llevaba mallas de red.
     —Hola —saludo amable.
     —Hola.
     —Tú debes ser Raven.
     —Claro, la novia de Ian.
     Murmuré lo último más para mí que para ella. El bate golpeando la pelota y haciendo su característico sonido hizo que girara mi vista hacia la cancha, en donde el equipo de Ian festejaba la victoria de veinte puntos contra quince.
     —¿Sabes? No deberíamos ser consideradas novias, digo, al final somos solo una más del montón.
     La pelirroja se levantó para ir a donde Trent quien enseguida la tomó de la cadera para poder besarle de manera indebida, mire a Ian venir corriendo hasta mí y le mire sonriendo. El rubio se despidió de sus amigos y ambos regresamos a la recepción.
     —¿Nos vemos mañana?
     —Claro, hasta mañana.
     Besé su mejilla antes de entrar corriendo a casa, podía considerar a Ian al menos un amigo, no para ser mi mejor amigo, pero si alguien en quien puedo confiar de vez en cuando. Aunque para ello también Reign es mi mejor amigo y ahora novio.
     Al entrar a la casa comencé a escuchar muchos gritos y ruidos en la oficina que se encontraba cruzando el pasillo de la sala, mientras no veía a los chicos fui hasta ahí solo mirando por la pequeña abertura de la puerta.
     —¡No puedo creer que seas así de estúpido!
     —¡Cállate! ¡Jamás sabrás lo que es bueno para mí!
     —Zayn, soy tu jodido hermano.
     —Eso no es cierto, solo eres una persona más en mi vida.
     —Sabes que no dices la verdad...
     —Oh créeme que lo hago Louis, no eres nadie para mí, tampoco ustedes tres.
     No quería seguir escuchando, trate de no prestar atención de las cosas hirientes que decía el moreno, caminé un paso hacia atrás para salir corriendo pero la madera del suelo rechino, no bastaron más de dos segundos cuando los chicos pararon de hablar, Liam fue quien abrió la puerta y al verme ahí quedó en su lugar sin saber qué decir o hacer.
     —¿Raven?
     No deje que ninguno de los chicos diera un paso más cuando ya había salido corriendo escaleras arriba. Sentía los pasos apresurados detrás de mí haciendo que yo fuera más rápido hasta llegar a mi habitación en donde una vez adentro puse el seguro a la puerta impidiendo que alguien más entrara.
     —¿Podemos hablar?
     No contesté, por varios minutos los chicos estuvieron afuera tocando a mi puerta pero en ningún momento deje que entraran y dejarlos explicar mucho menos. Zayn dijo algo que no pude alcanzar a oír y después de ello varios gritos. Pararon al instante.
     —Creo que es hora de irme, Raven, lo siento.
     Dijo el moreno antes de bajar por las escaleras de la casa, corrí hasta el balcón de mi habitación y salí para poder ver como el auto negro de Zayn se marchaba por la carretera. Gire sobre mi lugar exaltada al escuchar la puerta ser abierta, Luke la había forcejeado con la tarjeta de crédito de Liam.
     —¿Estás bien?
     —¿Quién más viene contigo?
     —Nadie más, los chicos están preocupados por ti, aunque hablé con ellos.
     —¿Sobre qué?
     El rubio se acercó a la cama hasta quedar enfrente de mí y apoyar ambas manos sobre el colchón hundiendo un poco esa parte.
     —Creo que no volverán a ocultarte nada.
     Me encogí de hombros en forma de respuesta, creo que a estas alturas los chicos ya deberían saber que me molesta que no me digan o cuenten lo que sucede con ellos, no es que sea entrometida, pero es mi familia, son asuntos que podrían hablar conmigo en lugar de ocultarlos y esperar a que nunca me dé cuenta de ello.
     —¿Quieres ver una película? Eso siempre te alegra.
     —De acuerdo, pero está vez me toca escoger.
     Encendí el televisor buscando la opción de netflix, di clic ahí y enseguida abrió los diferentes perfiles que me daba como opción, escogí el mío y apareció la variedad de películas en el inicio, al menos por diez minutos buscamos algo bueno para ver hasta que dimos con Camp Rock.
     —Te apuesto que no puedes cantar así de rápido.
     Lo reté refiriéndome a la parte en donde Nick Jonas canta Introducing Me. El rubio enarcó una ceja en forma de respuesta y se fue de mi habitación regresando a los pocos segundos con la guitarra en mano.
     —Un paquete de gomitas a que lo hago.
     Luke se sentó nuevamente en la cama posicionando la guitarra sobre sus largas piernas, colocó los dedos en forma de acorde y espero a que le diera play a la película. Regresé de nuevo el filme un poco antes de la canción. No tuvo tiempo de prepararse cuando ya estaba comenzando.

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