Capítulo 1 | Es dolor

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Capítulo 1 Es dolor

Cada centímetro de su cuerpo palpitaba por el profundo dolor que sentía. Los brazos los tenía extendidos a la altura de sus hombros y atados por las muñecas con una cuerda que quemaba aquella ensangrentada zona. La camiseta que llevaba puesta había sido partida en dos, dejando a la vista las numerosas cicatrices que adornaban su abdomen, las cuales ahora se ocultaban con nuevos cortes. La sangre se iba acumulando en los extremos de su cara, de manera que cuando se secaba le tiraba de su piel. Ya no gritaba, era su mente la que absorbía aquella desesperación. Los minutos pasaban y no había resultados útiles para aquella gente, ella no iba hablar.

Lo siguiente que notó fue el agua helada recorrer su cuerpo, que escocía y aliviaba al mismo tiempo. El pelo y la sangre se apegaron a su rostro. No pudo más y un profirió un grito desde lo más profundo de su garganta cuando aquel instrumento que poseían y el que realizaba aquella atrocidad, comenzó a rozar con su cuerpo.

—Podrás... Podrás seguir haciendo eso —empezó a hablar con dificultad, mantenía sus esfuerzos por seguir en pie—, pero no voy a decirte ni una sola palabra —dijo ella escupiendo las palabras.

Tania cerró los ojos en un gesto involuntario al recibir una fuerte bofetada y apretó con solidez sus puños. Pequeñas marcas de medialuna se iban intensificando en las palmas de sus manos, pero a esas alturas nada le importaba más que mantener su cordura y mostrarse fiel a sus principios. Abrió de nuevo los párpados y observó el rostro enfurecido del canciller, un rostro que desprendía desesperación por su respuesta no obtenida y aquello fue suficiente para que Tania esbozará una sonrisa ensangrentada. Una burla hacia su persona.

De nuevo otro golpe.

Aquel liquido caliente cubría parte de su rostro. Ni si quiera podía imaginar cómo se veía. Sentía pálpitos por zonas que no recordaba que dolieran de aquella manera y podía sentir sus labios hinchado y secos. Su cuerpo gritaba interiormente y no quiso pensar los cientos de maniobras para sonsacar información que todavía no habían utilizado.

En aquel momento una figura entró en la lúgubre habitación. Tania no tardó en distinguir su rostro. Su estómago dio un vuelco y empezó a sentir el corazón frenético en su garganta. Números pensamientos se quedaron atrofiados en su mente dañada y durante unos segundos se preguntó si aquello era producto de su imaginación. Pero ella enseguida se percató de sus facciones, decoradas con ápices de horror en su semblante. Realmente estaba ahí.

No tardó en acercarse en un rápido movimiento que Tania apenas distinguió, a pesar de las constantes negaciones autoritarias que recibía por parte de su superior: el canciller.

—Tania... —susurró el muchacho con la voz entrecortada. Un nudo en la garganta le impedía continuar hablando. Con la mano temblorosa acercó su mano a la mejilla de ella y apartó un mechón sangriento de su rostro. Instantáneamente ella rechazó su gesto moviendo la cabeza hacia un lado.

Quiso pronunciar unas palabras, pero sintió la boca demasiado seca.

—Tania...

El rencor que no había sentido al principio, al principio de todo, estaba renaciendo en ella. Tal vez que el rostro de la única persona en quien podía confiar estuviese a su lado en aquella situación extrema le hacia replantearse la verdadera clase de persona que era. Quizá fruto del dolor acumulado, de las sensaciones de angustia, y de la desesperación de huir de aquel lugar no ayudaban a unos pensamientos objetivos.

—¿Esto es lo que para ti es correcto, Bellamy? —la pregunta de Tania tomó por sorpresa al chico. Si todo lo vivido juntos había sido cierto, aunque fuera una tercera parte, entonces sabía perfectamente el dolor que esas palabras habían causado en su persona, pero no le importó. Ahora ya nada lo hacía. El comentario de Tania quedó en el aire más segundos de lo que le hubiera gustado, sus ojos amenazaron en convertirse en cristalina, pero detuvo la reacción.

El canciller inició un amago violento de avance hacia Tania y Bellamy, pero él profirió un sonoro: "¡No!" que provocó una mirada fulminante por parte del superior, tal vez luego tendría problemas. Aún así logró el propósito de que se detuviera.

Bellamy sabía que no podía permanecer mucho más tiempo en aquel horrible lugar, y por supuesto que no podía estar a solas con Tania, necesitaba hablar con ella antes que cualquier otra cosa, pero aquella petición sería cruelmente rechazada. Él no sabía que decir, solo podía mirar sus ojos cansados y su cuerpo demacrado. Un pensamiento egoísta cruzó su mente: ojalá no se hubiera despertado, de ese modo no tendría que presenciar aquella atrocidad. Rápidamente deshecho esos pensamientos, debía haber algo que él pudiese hacer. A pesar de su básico rango de "soldado" de Arkadia.

Bellamy negó con la cabeza y profundizó su mirada en la suya, Tania había perdido la fe que tenía en él. Eso le destrozaba por dentro.

—He visto al resto de los terrestres ¿Qué...? —una voz alzada interrumpió la frase de Tania.

—¡Basta! —gritó el canciller que tras mirar con repulsión a la ensangrentada dirigió su atención a Bellamy. Tania intentó descifrar su rostro, pero el semblante del chico mostraba demasiadas sensaciones para describirla en una sola—. Suficiente, retírate —le ordenó.

—Señor... —insistió con tono de súplica, pero él señaló la puerta con un movimiento de cabeza.

Bellamy avanzó hacia la salida de aquella horrible sala y observó por última vez a Tania, una chica ajena a Arkadia, atada, ensangrentada y sufriendo por algo injusto. Y él saliendo, apartándose de ella, con el estómago revuelto, sin podía hacer nada. Ahora ya era demasiado tarde. Tras cerrar la puerta una lagrima resbaló por su mejilla, aunque rápidamente la quitó de forma brusca.

Bellamy sujetó el arma que reposaba en su cintura y lo agarró con fuerza, como si aquello fuera la única ancla al que sostenerse ante de hundirse. Aquello no podía quedar así.

Las palabras de Tania le daban vueltas en la cabeza de forma constante, un recordatorio de todas las cosas que había hecho mal. Avanzó a través del pasillo con rapidez mientras los gritos desgarradores de ella hacían eco en sus pensamientos y un plan se iba forjando en lo más profundo de su cabeza.

Mientras se movía a gran velocidad, Bellamy esquivaba a las personas que se interponían en su camino. No estaba seguro de a quién poder acudir, ni cómo lograr sacarla de aquella sala de tortura. Aun así, siguió corriendo, como si esa fuera la única solución.

Tenía que despejar la mente para poder alcanzar un buen plan y liberarla, pero por sus pensamientos solo derivaban los numerosos recuerdos junto a ella y su asfixia al pensar que la podría perder. 

¡Hola!

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¡Hola!

Espero que le haya gustado el inicio de esta historia. Me gustaría saber vuestra opinión.

Un saludo y hasta pronto ♥

Lost ━The 100 |Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now