Capítulo 24 | ¿Por qué?

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Las gotas de agua resbalaban por el rostro de Tania, la lluvia se había intensificado a medida que las horas transcurrían y aun así ella no trató de cubrirse, estaba cansada de estar corriendo de un lado hacia otro como si fuera lo único que pudiera hacer. Por ello cuando comenzó a nublarse el cielo y la primera gota cosquilleo su mejilla mantuvo su ritmo constante, el agua de la lluvia poco a poco fue mojando sus ropas y su cabello, su caminar se volvió más pesado, pero no le importó. Aquella incomoda sensación logró provocarla un agradable sentimiento. La lluvia provocaba que la tierra iniciara su transformación al barro provocando el terreno demasiado resbaladizo. El buen tiempo iba a llegar a su fin dando paso a constantes oleadas de frío y lluvia, Tania no mostraba demasiado entusiasmo ante ello, el invierno siempre había ocasionado demasiado problemas en su pueblo, las borrascas lograban entorpecer demasiadas tareas necesarias, aunque en ocasiones la lluvia llegaba a fascinarla, era inexplicable ver como millones de gotas se desprendían de la nada para acabar absorbidas por el suelo. Durante las horas que estuvo recorriendo de nuevo aquellos caminos por los que anteriormente había pasado en dirección contraria, los pensamientos y las ideas estaban comenzando a ordenarse con claridad, no sabía demasiado bien a donde se dirigía, el lugar estaba borroso en su mente, pero, por otro lado, contradictoriamente si sabía a donde ir, era complicado de explicar, era complicado de entender, hasta que su mente lo visualizaba a él.

Con aquel pelo ondulado que le caía por la frente de forma desordenada, aquellos oscuros ojos que parecía imposible desvelar lo que transmitían pero que en el fondo solo necesitabas conocerlos. Tania también visualizó las numerosas pecas que se encontraban repartidas por su rostro y el pliegue que al sonreír nacía hacia ambos lados de sus labios. Esos finos y delicados labios que con facilidad se tornaban en una delicada curva dejando verlos blanquecinos dientes.

Poseía una estatura alta y una voluminosa musculatura provocando obvias cualidades físicas que aumentaban su nivel de atractivo. Aunque Bellamy era mucho más que todo aquello, esa sensación que a su lado surgía no podía compararse con cualquier otra y Tania había sido consciente de ellos demasiado tarde, había pasado lo que habitualmente ocurre, no te das cuenta de las cosas que tienes, hasta que dejas tenerlo, podía sonar demasiado típico, una frase que pierde significado por su uso excesivo pero que posee un gran poder destructivo. Tania no pensó en Bellamy de esa manera, de todas aquellas sensaciones que surgían en su interior, de sus manos rozándose durante las altas horas de la noche bajo la fina manta que cubría sus cuerpos, de los días vividos, de las cenas compartidas, por lo menos no lo pensó hasta que esas sensaciones no aparecían, cuando su mano buscaba la suya y no la hallaba, cuando cenaba y caminaba sola. Quizá podía pensar que es el odio a la soledad lo que había provocado ese sentimiento, pero resultaba demasiado complicado encontrar la causa de aquello a lo que podía sostenerse.

La lluvia parecía no querer parar y fue por aquello que le costó distinguir el lugar donde se encontraba, el corazón comenzó a acelerarse cuando numerosas imágenes surcaban su mente. Fijó la vista en un robusto árbol que yacía a su derecha, pronto se vio a ella tendida en el suelo, a tan solo unos metros de él, con la espada en alto y el terrestre apuntándola con la suya. Tania se sobresaltó cuando recordó aquel sonido proveniente del arma de Bellamy, aquel disparo que provoco que la sangre del terrestre comenzara a salir a borbotones mientras su mente confusa buscaba el origen. Le pareció sentir aquellos mismos sentimientos; miedo a morir, frustración por ser incapaz de llevar a cabo todo lo planeado y odio, no podía especificar a qué, o a quién, pero ahí estaba.

Suspiró cuando se percató de que llevaba quieta en mitad de aquel claro del bosque unos minutos por lo que se dispuso a continuar su marcha, sentía que cada vez estaba más cerca, solamente se tardaba un día a la nave, sin embargo, era poco probable que el chico estuviera allí, habían pasado casi cinco días después de su inexistente despedida, aun así, decidió partir hacia allí.

Lost ━The 100 |Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now