Capítulo 25 | Me gustas

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Fue el sonido de los pájaros revoloteando de un lado hacia otro el responsable de que Tania abriera sus ojos al mismo tiempo que el sol enviaba sus primeros rayos de luz.

Su mirada fija recayó en la fría y sucia pared de la cueva, aquel lugar proyectaba en su mente demasiados recuerdos e imágenes, por lo que enseguida con su mano derecha buscó la de Bellamy, que aun se mantenía durmiendo. Tania observó al muchacho de ojos cerrados mientras que alcanzó la mano y la acarició con pequeños círculos irregulares.

Resultaba extraño la sensación que se había incorporado a su cuerpo y que permanecía desde la llegada del chico. Con su ausencia había aprendido a apreciar el valor de la compañía, el saber que no estas solo. No se había dado cuenta de que escuchar la respiración calmada de él era un factor relajante en su organismo, y que su mera presencia pudiera hacerla sentirse tan cómoda a pesar de encontrarse en aquella cueva.

Quizá solo había estado sola varios días, pero parecían haber sido semanas. Toda aquella angustia acumulada parecía haber huido junto a sus pesadillas. En aquellos momentos parecía ir todo demasiado bien, como si no fuera real, como si aún no se hubiera despertado aquella mañana y su cabeza relatará una imaginaria historia.

Con delicadeza Tania apartó su mano para retirar el ondulado flequillo que le recaía por los ojos, y con su dedo índice recorrió lentamente desde el puente de la nariz, pasando por las mejillas impregnadas de pecas hasta alcanzar la barbilla del chico. No pretendía despertarle, adoraba verle tan tranquilo, pero por otro lado no pudo esperar a sentir el roce con su piel. El cosquilleo hizo que inconscientemente Bellamy inclinara su cabeza hacia su lado izquierdo para a continuación seguir durmiendo. Aquello le provocó una pequeña sonrisa a Tania, que, sin intención de parar, realizó el mismo recorrido pero esta vez desde la barbilla hacia la nariz por el lado contrario.

Mientras que con la yema de los dedos acariciaba las puntas del cabello pensó en el por qué Bellamy había permanecido en el bosque en lugar de reunirse con el resto de los suyos, incluso no entendía como había llegado hasta la cueva, hasta el lugar donde se vieron por primera vez si aquello estaba a una tarde de camino. ¿Acaso había ido a buscarla? Y si era así ¿Tan predecible era para continuar la misma dirección?

Aquellos pensamientos se esfumaron tan rápido como aparecieron cuando escuchó la voz de él.

—Buenos días chica terrestre —dijo aún con los ojos medio entrecerrados y mientras se estiraba. Su voz sonaba ronca. Tania ya había observado el pelo revuelto de él, sin embargo, cuando pasó sus manos por detrás de su cabeza, algunos mechones rebeldes quedaron a la luz, Tania sonrió. —Qué tanto me mirabas. Ya tengo asumido mis cualidades físicas y lo mucho que te encantan.

Tania elevó sus ojos con una mueca divertida, lo había echado de menos, lo supo cuanto el día anterior sus labios habían mantenido el contacto de una intima forma mientras la lluvia recorría sus cuerpos. Aquel pensamiento hizo que su corazón se acelerara y las mejillas se tornaran de un tono más rosado, que Bellamy no alcanzó a notar. La noche anterior habían corrido hasta la cueva, a pesar de que ambos rebosaban de agua y lograron encender un fuego que calentó sus fríos cuerpos. Hablaron como si aquellos días solitarios no hubieran transcurrido, aunque sus manos no dejaron de soltarse en ningún momento.

—Espero que también hayas asumido que tu pelo por las mañanas es un desastre —dijo con burla Tania.

—¿Qué ocurre con mi pelo por las mañanas? —preguntó revolviéndosele en un intento de mejorarlo —Es absolutamente perfecto.

—Lo que tu digas Bell —comentó Tania. —¿Qué? —cuestionó cuando el chico había permanecido su mirada en ella sin decir nada, una sonrisa tonta se mostraba en su rostro.

—Me gusta que me llames así —explicó pasando su dedo por el brazo de ella, provocando un cosquilleo que hizo que el vello se le erizara. —Me hace sentir que no tengo preocupaciones, ningún superior te llama nunca Bell ¿Sabes? —dijo sonriendo.

Ella imitó su gesto, era tierno que apreciara aquel apodo tan sencillo. Bellamy se sentó junto a Tania y acarició el largo pelo que caía, por un lado, aquella mañana no llevaba sus habituales trenzas en el lado derecho, y él se preguntó por qué. Segundos después desvió su mirada hacia sus ojos y luego hacia sus labios, aquella sensación que había invadido el día anterior surgía en él por lo que no espero más tiempo para juntar sus labios con los de ella en un rápido movimiento. Tania enseguida correspondió su beso, a diferencia del de ayer, este era más lento, pero también más profundo. Sus labios suaves se movían con determinación mientras que las manos de Tania quedaron enterradas en el cabello revuelto de él.

—Me gustas Tania —dijo separándose derepente como si aquella afirmación hubiera sido confirmada en aquel segundo, no esperó una respuesta por parte de ella porque sus labios volvieron a unirse.

El corazón de ambos palpitaba rápidamente y por una vez se alegraron de que aquello fuera por una bonita razón.

El corazón de ambos palpitaba rápidamente y por una vez se alegraron de que aquello fuera por una bonita razón

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Espero que os haya gustado mucho

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Una pregunta: de donde sois? Yo de España ☺

Besos 

October 

Lost ━The 100 |Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now