Capítulo 10 | Veinticuatro horas

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Capítulo 10 Veinticuatro horas

Bellamy agarraba el grueso palo con las dos manos, gotas de sudor caían por los laterales de su cara mientras su flequillo había quedado revuelto a lo largo de su frente. Con fuerza y tras un giro dirigió la vara hacia un lateral del cuerpo de Tania, que rápidamente logró frenarlo con el suyo y contratacar atrapando su arma en un gesto repentino. Con la pierna que no estaba herida le proporcionó un golpe en la de Bellamy provocando que retrocediera varios pasos hacia atrás por la pérdida del equilibrio. Cuando quiso darse cuenta tenía la vara de Tania rozando su cuello.

—Debes utilizar esa fuerza para ser más rápido, sino van a interceptarte todos los movimientos —dijo Tania apartando el palo de su cuerpo.

Bellamy bufó y pasó su manga por la frente, apartando el sudor.

El sol aquella mañana había vuelto a aparecer, sin rastro de la tormenta veraniega del día anterior. Había organizado el interior de la cueva de la mejor manera posible, incluso el boquete del piso de arriba había sido cerrado por madera y restos de materiales inservibles. Un colchón improvisado se encontraba en un lateral de la nave cubierto con una de las mantas naranjas.

—Todo es práctica chico impaciente —comentó Tania remangándose la chaqueta hasta los codos.

—Deberíamos ir a por algo de comer, llevamos horas con esto —comentó Bellamy.

Tania asintió con un movimiento de cabeza, el hambre también surgida en su estómago desde hace un rato. Las manzanas y resto de frutas parecían no satisfacer del todo las ansias de hambre.

Antes de que ambos se moviesen para ir en la búsqueda de algo de comer, Tania alzó la vara tras un giro en dirección a las costillas de él, Bellamy esta vez atentó a su movimiento bajó el palo hacia la altura del costado cubriendo su cuerpo. El impacto de ambos palos retumbó y vibró en sus manos.

Tania sonrió de lado.

—Mejor así.

Bellamy pasó su mano izquierda por su cara húmeda para apartarse el pelo que le cosquilleaba, mientras que una sonrisa socarrona se reflejó en su semblante. Tras apoyar ambos palos en un árbol, Tania alcanzó el arco que había dejado con anterioridad sobre el suelo —el arco que había pertenecido a Vaqo—. Debía encontrar más flechas debido a su escasez.

—¿Qué te apetece comer? —bromeó Bellamy como si el abanico de posibilidades fuera extenso.

—Me conformo con un animal pesado —contestó Tania divertida.

Había dejado la mochila en el interior de la nave a pesar de que aquello no le emocionaba demasiado. La espada colgaba del cinturón del pantalón al igual que una pequeña daga en el otro lateral. El carcaj decoraba su espalda con menos flechas de las que le gustaría.

—Habrá que cazar con tu arco y la lanza —comentó Bellamy rascándose la barbilla—. A la pistola apenas le queda munición.

Bellamy pensó en el armatoste de arma que dejó tirado después de la batalla, no les vendría mal, pero aquella arma estaba demasiada cargada de sangre. No se lamentaba de haberla abandonado.

—Es ahora cuando te arrepientes de no tener un arma como está —dijo Tania moviendo el arco entre sus dedos. La madera del arco era suave a su tacto y eso le recordó que hasta hacía unos días aquello no era suyo.

Bellamy sonrió y deslizó un dedo por la cuerda tensada.

—No tengo demasiada destreza con tiro al arco —confesó él mientras avanzaba hacia la salida del campamento, más allá de los muros.

Tania sonrió de lado y aumentó el ritmo hasta posicionarse a la altura de él.

—Si es que la práctica hace al maestro, Bellamy de Arkadia —comentó con cierto tono de burla. Recordó la impaciencia del chico por querer adquirir las destrezas que deseaba—. Si es que al final vas a resolver el problema de sucumbir de aburrimiento.

—Bueno entonces deberías agradecerme —dijo él.

—Demasiado pronto.

—¿Vas a evaluar de un al diez mi forma de cazar también? —bromeó dirigiendo una mirada hacia Tania.

—Tal vez lo haga.

Bellamy sonrió de lado y negó con la cabeza. El silencio necesario abundó en el ambiente mientras ambos fijaron la mirada en cada rincón.

—Lo mejor para aumentar la eficacia de la caza es separarnos —mencionó Tania—, no tiene nada que ver con tus pasos ruidosos ni nada de eso. Pero será lo mejor.

Bellamy torció el gesto

—¿Estas segura?

—Segurísima —afirmó Tania en una sonrisa ladeada—, además que tampoco puedo alejarme mucho de aquí. Tu sin embargo puedes avanzar más hacia el centro del bosque donde te será mucho más fácil acceder a una presa.

Finalmente, ambos caminaron en direcciones contrarias.

Actualidad

Bellamy salió de Arkadia velozmente sin ser visto a través de un pasadizo que poca gente conocía. Y es que no tenía tiempo de contactar con nadie dentro de Arkadia. La noticia de la posible ejecución en veinticuatro horas se había extendido como la pólvora. No había tenido tiempo de maquinar ninguna estrategia de ayuda, ni para Tania ni para el resto de los terrestres encarcelados.

Si bien Pike había iniciado con la orden de Tania, no tardaría en alcanzar al resto.

Corrió a través de los frondosos bosques hasta llegar a la cueva donde se encontraba su hermana y el resto.


Lost ━The 100 |Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now