|Historia completada| "𝙉𝙤 𝙝𝙖𝙮 𝙗𝙪𝙚𝙣𝙤𝙨 𝙤 𝙢𝙖𝙡𝙤𝙨, 𝘽𝙚𝙡𝙡𝙖𝙢𝙮, 𝙝𝙖𝙮 𝙜𝙪𝙚𝙧𝙧𝙖 𝙤 𝙥𝙖𝙯. 𝙔 𝙚𝙨𝙩𝙖𝙢𝙤𝙨 𝙚𝙣 𝙜𝙪𝙚𝙧𝙧𝙖."
El nuevo canciller y su grupo cercano de guardias han acabado con la vida de trescientos soldados ali...
Habían pasados varios días cuando Tania quiso darse cuenta. El sol se había puesto más veces de lo que su mente recordaba, últimamente las horas transcurrían de manera vertiginosa y en un abrir y cerrar de ojos la oscuridad inundaba aquel bosque que les rodeaba.
Las cosas se mantenían estables, ambos habían adquirido una rutina agradable que hacía olvidar los peores momentos de estrés acumulado, resultaba imposible no pensar en aquellas situaciones posibles.
Los días más soleados acudían a las frescas y corredizas aguas del río, además de cazar y entrenar, sobre todo aquello último. Los días nublados solían dedicarlo a explorar la zona, que ya conocían, y observar los caminos principales y la gente que de vez en cuando solían pasar. Fue la vez que más se alejaron cuando observaron a aquel grupo de guerreros. Tania los identificó nada más verlos y con tono de voz seguro se lo comunicó al muchacho que como acto reflejo llevó su mano hacia la parte superior de su pantalón donde ocultaba su arma, sin embargo, Tania no hizo ningún gesto, sencillamente dejó la mano en el lugar que siempre reposaba; la espada del costado.
— ¿Crees que están aquí por mi?— susurró Tania tras haber observado sus movimientos en los últimos minutos, aquel grupo de terrestres , que se habían bajado de los caballos, que yacían pastando en un claro del bosque, mantenían un deliberada conversación.
Bellamy se mantuvo en silencio antes de responder, su mandíbula se encontraba tensa mientras su vista se mantenía fija en aquel grupo, aquellas negras marcas destacan demasiado. La muchacha no apartó la mirada hasta oír el susurro del chico.
— ¿Por qué sino estarían aquí?
Aquella dura declaración hizo que el estomago de ella se encogiera, siempre había estado preparada para luchar, había nacido para ello, sin embargo, no la habían enseñado para luchar contra su propia gente, una sensación negativa inundó su cuerpo, ahora que había forjado una pequeña porción de su vida, no estaba dispuesta a perderla. Aunque por otro lado, necesitaba averiguar con certeza el objetivo de aquella gente.
— ¡Eh!— susurró Bellamy intentado llamar la atención de Tania que se había alejado de él y se disponía a rodear el perímetro a través de los espesos arbustos y de los robustos troncos para situarse en una zona más cercana de aquellos terrestres— ¿Que se supone que estas haciendo? ¡Ya nos estamos arriesgando demasiado! Podrían verte y quien sabe que te harán, vámonos Tania por favor. —suplicó.
Tania observó a Bellamy pero enseguida negó con la cabeza
— Necesito saber más Bell— dijo acercándose de nuevo al muchacho, le cogió la mano izquierda, la que no sujetaba ningún arma y la apretó con fuerza.— Lo necesito— susurró de nuevo, Bellamy comprendía la insistencia de Tania, era importarte para ella saber si esa gente estaba allí por ella o por alguna razón ajena, sin embargo, no lograba sacarse la preocupación de la cabeza a pesar de ello dio un suave asentimiento y se dispuso a seguir a Tania en un peligrosa misión, su pelo trenzado caía por su espalda de una manera elegante mientras andaba por aquel camino improvisado.
Pasaron unos minutos hasta que lograron posicionarse cerca de aquel grupo que charlaba, lo espesos arbustos parecían ocultar los cuerpos de Tania y Bellamy que se habían agachado sin hacer un solo ruido.
Las voces de aquellos terrestres era perfectamente audibles por lo que ambos muchachos captaron cada una de las palabras pronunciadas, sin embargo para Bellamy le fue inútil debido a la falta de conocimiento en el idioma terrestre.
El chico observó a Tania mientras la conversación transcurría, su semblante era desconcertante y apenas parpadeaba, su vista se mantenía fija en una hierba que crecía en el suelo, no sabía si estaría escuchando lo que realmente le interesaban o solamente oía la charla de dos personas hablando de su vida corriente.
Fueron aproximadamente diez minutos lo que estuvieron ocultos hasta que Tania fijó su mirada en Bellamy durante un breve periodo de tiempo, después de eso realizó un gesto indicando su salida y con la misma insonorizad de antes lograron alejarse de aquellos terrestres.
Cuando Bellamy pensó que Tania iba a parearse para contarle lo ocurrido, la chica continuó corriendo en dirección a la nave, él no dijo nada, simplemente continuó siguiendo su paso hasta llegar al campamento.
— ¿Qué han dicho?— preguntó él con tono de preocupación nada más llegar mientras observaba a Tania que se mantenía andando inquieta por el piso superior de la nave— Tania— llamó cuando pasaron varios segundos sin contestar.
— No estoy segura— confesó— Todo lo que escuché... ¡No tiene sentido ahora!
Tras decir aquello, Tania se apoyó contra la fría metálica de la pared y dejó caerse con suavidad hasta quedar sentada en el suelo, enseguida Bellamy se aproximó a ella y se sentó a su lado, la curiosidad arrasaba su mente pero lo que menos le hacia falta a ella era que le atosigaran con un interrogatorio por lo que espero hasta que en un pequeño susurro dijo:
— Si que vienen a por mi— El pulso del chico se aceleró, aunque en el fondo lo sabía, sabía que tarde o temprano iban a acercarse a ellos, el silencio abundó en la estancia— Pero no vienen a matarme.
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