Capítulo 4 | El río

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Capítulo 4 El río

Actualidad

Tania abrió los ojos con una profunda lentitud, los parpados le pesaban al igual que cada parte de su cuerpo, había logrado sentarse en el suelo después de que el canciller y los guardias la dejaran solo con unas cuerdas en las muñecas y otras alrededor de sus tobillos, resultaba imposible moverse de aquella situación.

No lograba pensar con claridad y a pesar de que su instinto de supervivencia era demasiado resistente, dudó por unos instantes en si lograría salir viva de ese lugar, de esa sala de tortura. Pensó en sus padres, en la última vez que los había visto e intentó memorizar cada palabra pronunciada por ellos, sus consejos de ánimo y sus intentos de mantener viva a su única hija. Deseó poder abrazarlos por última vez, ya habían pasado meses desde su muerte, pero era en aquellos momentos cuanto su alma de soldado decaía dejando relucir su juventud y necesitándolos más que nunca.

En su mente también se le cruzó la imagen de Bellamy, pensar en sus recuerdos era lo único que podía hacer para seguir manteniéndose viva sin concentrarse en el monótono dolor que sentía. Bellamy era una de las pocas personas con las que Tania tenía relación, sobre todo después de la huida clandestina de su tribu. Aun así, no podía dejar de imaginar si aquel muchacho de rizos tenía responsabilidad de que ella se encontrará allí. Al menos de una manera indirecta si podía culparle, obedeciendo las órdenes del canciller, deseoso de que fueran necesarias para la mejora de su pueblo.

Al menos, las circunstancias en las que había visto a Bellamy la última vez antes de ser encarcelada habían mejorado considerablemente. Aquel recuerdo en la lejanía parecía haber ocurrido hacia meses, sin embargo, solamente una semana fue el transcurro del tiempo.

El rostro del chico se proyectó en la mente atorada de Tania. Bellamy era de esas personas que actuaban sin pensar demasiado en las consecuencias que sus actos pudiesen acarrear, aunque con un gran corazón; y Tania lo supo enseguida, lo supo en aquel bosque, rodeados de árboles y muerte.

Pensó en su pelo ondulado revuelto cayendo sobre su frente, pensó en aquellos ojos oscuros llenos de sentimientos ocultos, en sus labios húmedos escondiendo palabras y en el centenar de pecas que adornaban su rostro. No pudo evitar imaginar como se sentiría en aquello instantes, si su ceño estaría fruncido ideando un plan de salida. Si sus manos agarraban su pelo entre la desesperación del momento.

A pesar de los actos erróneos, Tania tenía la esperanza de que él sabría acabar con aquello.

Tres meses antes

Desde el primer indicio de luz hasta que el sol brillaba por todo lo alto, había sido un tiempo eterno para Tania, que tenía demasiados pensamientos rodando en su cabeza y le había sido inevitable permanecer despierta. Por otro lado, Bellamy si había dormido, a pesar de no haber parado de dar vueltas en aquel suelo frío e incómodo. Ya habían pasado varios días desde que el muchacho había podido concebir el sueño con normalidad, por lo que cuando cerró los ojos olvidó por completo la situación en la que se encontraba y logró el propósito de descansar al menos una noche. Por lo menos así no tendría que enfrentarse a sus demonios.

Tania estiró sus brazos por encima de su cabeza cuando observó el reflejo de los rayos de sol. Fue en ese instante cuando se percató de la sed que tenía y del dolor agudo que sentía en su pierna. Con paciencia desató el nudo de tela que envolvía su pierna y miró con detenimiento aquel corte profundo, no parecía tener buena pinta, por lo que volvió a hacer el nudo y con un gran esfuerzo consiguió ponerse de pie.

Suspiró cuando su pierna se estiró al completo, aun así, la posó en el suelo y anduvo hasta la salida de la cueva. Antes de salir al exterior, observó al chico celeste que aún seguía durmiendo. La postura en la que había adquirido el sueño le iba a producir represalias al día siguiente.

Lost ━The 100 |Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now