Capítulo 27 | El principio

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El olor en el ambiente era diferente, la fragancia de las flores y el frescor de las hojas se entremezclaba con aquella artillería de origen desconocido. La sensación que constantemente permanecía en su piel causaba un continuó escalofrío, en aquellos instantes no supo si todo se debía al lugar en el que se encontraba recientemente, o al estado de inconsciencia del Bellamy, quizá se tratara del cumulo de ambas sensaciones.

Habían transcurrido varias horas después del terrible accidente, Tania había logrado llegar hasta la sala de curas donde la mujer que le atendió inició el proceso de preparación. Pocos minutos después, una chica de pelo rubio ondulado llegó preguntando por Bellamy, se encontraba sofocada, como si hubiera echado a correr de manera inesperada. Intentó acceder a la sala en la cual se encontraba el muchacho, a lo que el guardia le negó el paso, tras varias protestas y murmullos por parte de ella, esta se alejó enfurruñada. Tania pareció aliviarse brevemente, aquel protocolo de impedir el paso parecía normal.

—¿Tú sabes que le ha pasado a Bellamy? —preguntó rápidamente cuando fijó su mirada azulada por primera vez en Tania. Ella asintió lentamente. Aquella muchacha parecía preocupada por la salud de él, por lo que no dudo en contestarla.

—Fueron ellos. —reguló el tono de su voz por si alguien la fuera a escuchar. La chica celeste puso una mueca. —No lo he visto pero ellos son los únicos que tienen esas armas.

Durante unos instantes tardó en contestar.

—Supongo que ha sido un error. No harían daño a Bellamy... pensarían que era un...

—Uno de los míos— completó la frase que la chica rubia había dejado en el aire. —Créeme ya se me esta historia.

La celeste dirigió una mirada de disculpa hacia Tania, está se limitó a observar el fondo, esperando que la cortina opaca se abriera.

—No estás segura aquí. —dijo ella después del silencio. —Deberías irte antes de que algo ocurra. Bellamy estará bien aquí.

Tania observó detenidamente a la chica que tenía enfrente, parecía que realmente quería ayudarla, pero era tarde, se había adentrado en la cueva de lobo, donde su única salida era derrotar a la feroz bestia, y aquello era demasiado.

—¿Tú crees que, si ahora me iría, me abrirían las puertas para dejarme marchar? —La muchacha se quedó en silencio, un silencio que se hizo doloroso al saber la respuesta que iba incluido en él.

Unas voces empezaron a escucharse desde dentro de la sala donde se encontraba Bellamy, ambas miraron a la cortina de forma inmediata y un guardia salió disparado siguiendo el largo pasillo, obligando a las chicas a apartarse hacia un lateral.

—Estará bien. Siempre lo está. —dijo la chica celeste. Aquellas palabras sonaban como un consuelo hecho para sí misma, como si tuviera que repetírselo para creerlo. —Es mi madre la médica, en otras circunstancias me hubieran dejado entrar y servir de ayuda, pero tal y como se encuentra la cosa ahora.

Tania no supo muy bien a que se refería con todo aquello, pero asintió dando su comprensión.

—¿Dónde ha estado Bellamy durante estos meses? —preguntó tras otro prolongado silencio.

Tania sonrió ante tales recuerdos, realmente solo habían pasado varios meses, y resultaba extraño todos los sentimientos ajetreados que bailaban al son de él.

—Es una larga historia, aunque básicamente hemos estado sobreviviendo por ahí.—Tania recordó aquellos momentos, la primera vez que le vio, el fuego de la cueva, los paseos por el bosque, los baños en el río, las noches en la nave... —Hemos estado en el campamento. —dijo recordando las numerosas anécdotas que el chico la había contado acerca de los cien. Tania había contado con la posibilidad de que aquella chica podía encajar con el perfil que en su mente se encontraba por la descripción de Bellamy. Fijo su vista en los ojos en el rostro de ella, la sonrisa melancólica que su semblante mostró, confirmó la cuestión.

Lost ━The 100 |Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now