[2#] Una sola palabra, 6

87 5 4
                                    

Uh Uh Uh ! aproximadmente 14.500 caracteres después, aquí està la escena de Lalis. Y como bien indica mi PG-13, nadie dijo que mis retos no pueden inspirarle una escena erótica. He leido una escena rápida, mucho. Y cuando he ido pasando por las letras, es como "¿Eh, pero còmo ha llegado ahí tan rápido?". Hay muchas maneras de escribir estas escenas, y de verdad que lo has echo bien ( que te suene bien, por favor :3) Aunque a mi, personalmente, me gusta leer acciones más... lentas. No se si se me entiende.

Pero bueno. Esta solo es mi opiniòn. Dejaré de hablar y os enseñaré la super escena de Lalis. Increible, ya por cierto.

"Con solo pensar en la palabra ajedrez,

todo la escena vino a mi." 

(Lalis. Quiero que te fijes muy bien en lo que corregí de tu historia. Así podrás tomarlo como una ... "Corrección instructiva". Sigue mejorando, lo haces muy bien :D)

Las manos me sudan un montón, eso es bueno, prefiero que solo esa parte del cuerpo me sude ha chorros que cualquier otra parte, así no se dará cuenta de mi nerviosismo; el ajedrez es un juego de táctica y estrategia, donde pones aprueba todo tus conocimientos, es un pequeño campo de batalla donde se vive una guerra en el que solo uno puede ser el vendedor, ¿pero que gana? ¿riquezas? ¿fuerza? ¿poder? tal vez... ¿amor?, ni yo tengo la respuesta a esa pregunta, solo se que ella esta frente a mi.

Esta fue la única escusa que se me ocurrió para que ella accediera a verme, no pensé que fuera aceptar después de las miles de veces que me dijo que me odiaba y me despreciaba, tiene todas la razones del mundo para hacerlo, hasta yo mismo llegue a odiarme por lo estúpido y el gran hijo de puta que fui.

— Sigues —. El melodioso sonido de su voz, me hace volver a la realidad.

— ¿Acaso no puedo pensar mi jugada? — le pregunto sin mirarla, no me atrevo a hacerlo, se que si lo hago, me volveré mierda al fijarme en sus hermosos ojos verdes.

— Claro, pero no por 15 minutos — parpadeo rápidamente, mirando el reloj que cuelga en la pared detras de ella.

— Mierda.

— Veo que no cambiaste nada — temeroso, me atrevo a mirarla y como temía, mi corazón se has puesto a mil, sigue igual de hermosa, su largo cabello rubio cayendo por sus hombros, el flequillo casi cubriendo sus bien delineados ojos verdes, sus mellijas suaves y con su tan peculiar rubor natural, su rostro es perfecto, solo lo arruinaba la inexpresividad que en ella se reflejaba.

— ¿Como dices? — logro decir, saliendo del trance que al verla, provoca en mi.

— Sigues igual de tranquilo y despistado que siempre — sonríe, por primera vez en dos horas en las que hemos estado jugando en la mesa que hay en el pequeño piso, el que alquilé al llegar a Londres —. Te das cuenta de todo cuando ya es demasiado tarde.

— Aun no me has ganado, Laura — trato de cambiar un poco el tema. «cobarde, ¿entonces para que la convenciste de que viniera? », me grita la estúpida voz de mi cabeza.

— Como digas — su sonrisa desaparece — Mueve.

Miro las fichas sobre el pequeño tablero de cuadros blancos y negros, muevo al fin, consciente de que ella esta dos movimientos delante, voy a perder. Aunque no quiero hacerlo. Hoy no.

— ¿Para que me querías ver, David? — pregunta. recostando la espalda en el respaldo de la silla.

— Para jugar una partida de ajedrez, como en los viejos tiempo ¿Recuerdas? — su rostro no revela emoción alguna, la culpa me invade al pensar que es por mi causa .

El Juego de la inspiraciónWhere stories live. Discover now