#Es-Ce-Na "¿Quién perdió sus zapatos?",1

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¡Lucy-Readers!

Y bueno pues... La verdad es que me fascina que se unan más escritores. No es fácil ser el único chico entre chicas, y pues, ya, Hugo_Ita, no estás solito. Además, de que David es un autentico crack, y estoy muy muy contenta de poder traeros su tipo de escritura para que la disfruteis también. Lo he leido tres veces y sigo con lagrimones de risa (No sé, hasta en narraciones así pones un toquecito humorístico)... Aunque también pobre hombre, ¿Lo vas a dejar sin sus zapatos? jejeje. ¡¡ Eres increiblee!! 

La canción que acompaña tu escena es "Best Day Of My Life" de American Authors. Me recuerda muchísimo a ti y tu forma de escribir (Y a la historia que leo de ti). Es muy divertida y con ritmo. Creo que está bien para que la pongais mientras leeis.

Ni que decir tiene que te espero en el siguiente "#Es-Ce-Na", por si quieres participar también :)

A mi la cosas no me pertenecen; lo mismo al resto, solo que ellos, a diferencia de mí,  se empeñan en combatir esta ley natural; la ley de libertad cósica. De seguro, y en eso no me molesto, no es una ley conocida o incluso natural, y es que no es una ley en absoluto, más que todo porque las leyes son igualmente una tentativa de aprisionar un pedacito (¿qué te ha hecho ese pedazo a ti?, ¡déjalo tranquilo!) de realidad transmutada en pensamiento, o en idea, y arroparlo con hilachas supuestamente resistente a causa de ser tejidas con líneas lógicas y, al engreído parecer humano, verdaderas.  Pero fíjate que no es así, y esa diferenciación de nuestro ser con los demás entes es el peor pecado que la vanidad nos puede incitar.  Desde lo que la ventana, muy amable, me deja ver, puedo darme cuenta como el resto se cubre de cosas, cosas libres, cosas autónomas, que existen por si solas, cosas nacidas y mantenidas por un ser ajeno a nuestra voluntad, cosas tan miserables que ya no luchan por liberarse; ellos le llaman ropa, o carro, o sombrero, pero no le preguntan a ellas mismas como quieren llamarse, ni si quiera eso le regalan ¡ya basta de tanto abuso! No he llegado a este altruismo como quien un día amanece enfermo de gripe, fue un proceso que se inicio hace cinco días, impulsado, potenciado, o sin echarle mucha culpa, regalado por un par de zapatos que mi memoria no pudo reconocer.  Andaba, lo confieso empapado en vergüenza, vestido hasta la saciedad, como era costumbre para mi en esos días, y al verlos reposar en el suelo con un aura de vida propia, me dio miedo dejarlos botados y me los calcé; cupieron perfectamente, ya casi como si hubieran sido diseñados para amoldarse a mis pies; pero algo no se sentía bien y de inmediato me vino la pregunta que destruyó, en ese momento, la claridad mental que hoy me acompaña:

¿de quienes son estos zapatos? ¡observen el descaro!, preguntando como si alguien pudiese adueñarse de ellos, pero cegado por una vida de falsa hegemonía realista, yo creía que alguien los había perdido. El día transcurrió deslizándose con parsimonia, resaltaba y al mismo tiempo se agazapaba en la cotidianeidad de la rutina: el trabajo, comer, descansar, volver al trabajo, llegar, dormir; todo con los zapatos cada vez más autónomos. Acaso habrá sido el que no los reconociera la puerta a empezar a verlos ajenos, distantes de mi terreno, levantándose con un brillo explosivo, una incomodidad fulminante que se iba pegando a la suela y a la planta de mi pie derecho, eso que luego empezó a correr mi visión,  y a manera de virus, a pulular y a envenenar todo a mi alrededor. Un día después ya no fueron los zapatos, fue tambien mi pantalón (pido perdón a los entes que se sientan referidos aquí, por llamarlos por su nombre de esclavos;  no piensen que yo soy así, pero ya saben que los que lean esto no me entenderían los códigos que ustedes y yo sabemos son los únicos que pueden invocarlos. Igual, a mi humilde parecer, zapato y pantalón tampoco son unos nombres tan feos) fue la cama, el colchón, las sabanas. Amanecí sofocado, me sentía culpable y odiándome a mi mismo, arrepentido de mi abuso hacia ellos. Pero ellos no me juzgaron, para que vean que ellos no son como nosotros, no nos tienen rencor, y me miraron indulgentes, felices de que por lo menos me hubiese dado cuenta. Salí de mi cuarto tambien libre, dejando atrás a mis antiguos prisioneros, en una relación de unidad con el mundo que nadie va a poder sentir hasta que se libere al mundo de su opresión. Me iba a quitar tambien los zapatos, pero ellos no querían separarse de mi, y eso está bien, no es prohibido andar con ellos siempre y cuando ellos así lo elijan.  Confieso que jamás había sentido tanta paz, y mi día parece imperturbable;

por eso no me importa cuanto él grite que le devuelva sus zapatos, por mi que se quede viviendo afuera, ellos me han elegido a mí, y eso me basta para estar tranquilo.

***

¿verdad que es increible? :D La verdad es que me ha gustado muchísimo. Lo que más me cuesta es hacer narraciones largas, sin un solo diálogo, y viendolo a él, es como... "Pues igual podría intentarlo..."  A ver que me sale. Pero yo de momento voy a trasncribir a ordenador la escena de Hugo García (Que sí, Hugo, que guardé tus escenas y las mias juntas) así que espero que también os fascine, y que os animeis. Tengo que decir que mi escritor favorito es, sin duda alguna, @Hugo_Ita, (Que quieren... es fascinante) pero es que David escribe de una manera tan, pero tan guay....

¡Me encanta jugar con vosotros, chicos! 

¡Nos vemos en la próxima! :D

El Juego de la inspiraciónWhere stories live. Discover now