[Reto#] Esqueleto exquisito, 4

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¡Hola! Este texto me llegó de sorpresa, y reconozco que me ilusiono con cosas así, en plan "uh! me regalaron un poquito de su tiempo ^^". ¿Recuerdan la maravillosísima escena que Hugo completó tan bien? Bueno. Yo le envié a Leti la otra parte de la escena que le envié a Hugo. Es decir, el final de la escena original. Y la verdad es que me he sorprendido muchísimo de lo que han cambiado dependiendo del escritor. ¿Se podríais creer que las escenas de Hugo y Leti salieron de una sola? *-* 

Recuerden! Hoy "el truco de las cinco palabras" o también conocido como una de las versiones del "texto/poema dadaísta" (Tranquilo... nadie tiene que escribir poesía, pero igual... ¡Estais con la inspiración por las nubes! Me vais a dejar sin blog demasiado pronto! xD)

Os dejo con ella, eh?

El principio es de Leti, mientras el final es de Sarah León. :D, estta vez no voy a decir donde se separa uno de otro. ¿Lo adivinais? 

— No quiero que te vayas con él, no quiero que se acerque más a ti. — dijo con seriedad mi padre. A mi padre nunca le gustó Dylan. Dice que es un joven alocado que solo busca el sexo en una mujer pero se equivoca. Dylan es diferente y aunque discutamos muchas veces no significa que no nos queramos con locura. 

— Me voy a ir con él de viaje te guste o no, es mi vida y voy a hacer lo que me dé la real gana. Además, no puedes prohibirme nada. Soy mayor de edad, hago lo que me da la real gana. -dije entre gritos. 

— A mí no me hables así. Soy tu padre y me merezco respeto. Y, mientras vivas en esta casa se hará lo que yo diga. -sentenció mi padre. 

La puerta se abrió de golpe y un enfurecido Dylan entró por ella. - Vámonos. Puedes quedarte en mi nueva casa, una para nosotros cariño. - Mis ojos se alumbraron. Esto debe ser una señal. Subí corriendo a mi habitación dejando los gritos de Dylan y mi padre de lado y recogí todo lo necesario, y bajé, antes de que se mataran entre ellos. Nada más salir por la puerta, Dylan estampó sus labios contra los míos.

— Te quiero preciosa, nada ni nadie te volverá hacer daño. Eres libre para hacer lo que quieras. — dijo acariciando mis mejillas con intención de relajarme. Le sonreí y le di un beso tierno y dulce. — Ven, tengo una sorpresa, nos vamos.

— ¿Dónde? — pregunté curiosa.

— Es una sorpresa. Ya lo verás cuando lleguemos. -sonrió y me arrastró al aeropuerto donde empezó nuestra nueva aventura.

***

Dylan P.O.V

— Umm... ¿No estás cansada del viaje?  —Pregunté, dandome la vuelta para caer sobre ella en mitad de la cama. Negó con la cabeza, agarrando mi cabeza con fuerza para besarme. Aunque ya no había rastro de la tierna Nora que miraba ilusionada su anillo mientras hablaba de los hijos que quería tener, o adonde quería viajar. Esta chica se dedicaba a probar cuanto podía morder y y succionar mis labios sin hacerlos sangrar.

Traté de quejarme, pero no tenía tiempo. Apenas solté un necesario gemido cuando tiró de mi camisa para quitar sus botones con nerviosismo. Cerró los ojos y respiró con fuerza en mi cuello, algo nerviosa. Quise ayudarla, pero la pelea era entre la camisa y ella. Al final ganó, puesto que se cansó de que sus dedos temblasen tanto y acabó quitandola de en medio rasgándola y tirando de ella hasta hacerla trapitos para limpiar el polvo. No me importó lo más mínimo. Aunque reconozco que me puso algo duro cuando clavó sus uñas en mi espalda. Y jadeó en mi oido. Orgasmea ya, Dylan, parecía decirme. Desde luego, se lo estaba ganando.

Arrastré a ultima prenda que quedaba en su cuerpo con máximo cuidado, riendome levemente cuando ella pedía por que no me pasase. Paré en el sitio al analizar la situación. ¿Es que las otras veces... no había estado cómoda conmigo? 

¿Qué demonios hacíamos comprometiendonos, entonces, si no confiaba en mi? 

 — Creo que es mejor... parar. -- Sugerí, y vi en sus ojos un desagradable reflejo. Seguramente había roto toda la seguridad en sí misma que llevaba creandose desde que nos conocímos. Traté de explicarme -- No es por nada cielo, es por mi, que no me siento demasiado... bien.

Mierda.

— ¿¡No te sientes demasiado bien!? ¿¡El señor Ross no se siente demasiado bien teniendo sexo con su novia de "bajo valor adquisitivo"!? — Le dió un tic en el ojo, enfadada. — Das asco.

— Cielo, no quería...

— Tú nunca quieres. — Se giró de medio lado, dandome la espalda. — Vete a la mierda, Dylan Ross.

***

Llevaba conduciendo todo el dia. Desde las playas de Punta Umbría, Más cercas de Portugal que de  Francia (su parte más baja) hasta Madrid, que estaba más o menos en el centro del país. Cinco horas muy mal contadas. Con el único consuelo de que mañana dejaría el coche en el garaje del piso que compartia con mi novia para cojer un avión directo a su casa. ¿Bajo poder adquisitivo? ¿Que cojones... ¡Si no hemos dormido en todas las vacaciones! Este mal humor me da mal royo.

— ¿Qué te está pasando, cielo? — pregunté, pasando un brazo sobre su desnuda cintura. Debía sentirse fatal ahora mismo. — ¿De verdad piensas que me caso contigo por... sexo? — Cerré los ojos. Las palabras dolían dichas así. Pero eso pensaba ella. Supongo que debían dolerle mucho más que a mí. 

— Pues no lo sé. Simplemente... tengo una extraña necesidad de cuidarme de no sé que cosas. Sé que nunca me harías daño, pero... 

— ¿Necesidad de cuidarte? — Pregunté com curiosidad, y baje un poco la mano hasta que pude notar su vientre. — ¿Qué me ocultas?

— ¿Debería ocultarte algo?

— Lo estás haciendo ahora. Y no quiero pensar mal, pero... 

— Está bien, está bien. — Agarra mi mano más fuerte y la hunde más en su estómago -- Estoy embarazada de dos semanas, Dylan.

Me quedé en shock. Y ella no contestò. Tenía miedo. 24 años. Se supone que la boda debería esperar a que ella viviese su vida. Yo no tenía prisa. La quería ver feliz. Y ahora mismo, se sentía hundida. No era cuidarse por una extraña necesidad. Se estaba protegiendo para cuando le dijese que se fuese. Que era joven, millonario, y que no necesitaba hijos. No a estas alturas de mi vida. Pero... jamás haría eso. Estaba educado al estilo Ross. Fieles a su familia. Además, de que los hijos solían venir en mi familia más bien pronto.

— ¿Estás segura de esto?

— Eso debería preguntartelo yo a ti, no necesitas que ahora...

— Respóndeme. 

— Si, claro. No tengo otro remedio. 

— Muy bien. — Contesté, besando de nuevo su pelo. — Dejame decirte que me hiciste el Dylan Ross más feliz del universo. Te quiero. 

Ni siquiera me creía. Pero entre sus lagrimillas, susurró un pequeño " yo también" y se quedó dormida mientras yo la abrazaba más fuerte contra mi. Si a la familia tenía que llegar otro pequeño Ross, bienvenido sería. Y nadie iba a estropearme la noche en vela que me esperaba, pensando en mi hijo.

***

Bueno... yo creoq ue aunque las dos escriben diferente, se nota donde acaba una y empieza la otra. Los más temerarios igual se atreven a decir el punto exacto. Yo creo que Leti hace muy buena convincación con otros escritores, y eso es bueno, mucho :D

¡Nos vemos en el reto de esta tarde! :D

El Juego de la inspiraciónWhere stories live. Discover now