XX: Leo

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Estaba paseando por la ciudad, era su día libre, Vicent no tenía que entrenar.

Giró en una esquina, y observó la plaza. Hacía años no visitaba una, ni siquiera para salir por un helado.

—Al diablo —pronunció buscando un lugar donde estacionar.

Bajó de su auto, y se acercó hasta un tipo que vendía helados, había una fila relativamente larga.

Tomó su celular, y mientras esperaba su turno, se puso a respoder mensajes, actualizar estados...

—Yo quiero de fresa.

—De acuerdo.

—Y de vainilla.

—Creo que dos sabores serán mucho para ti sólo —sonrió su madre.

—Pero yo quiero de fresa y vainilla —se quejó inflando sus mejillas.

—De acuerdo, pero más vale que lo comas todo, eh.

Levantó la cabeza al escuchar aquella voz, y observó sorprendido a una muchacha castaña.

Se quitó sus lentes negros, y guardó el celular.

—¿Iva? ¿Ivanna Romero?

Se giró al escuchar su nombre, y miró sorprendida a aquel muchacho, antes de sonreír.

—¡Leo!

—Hola, tanto tiempo —sonrió abrazándola—. No sabía que estabas viviendo por aquí.

—Bueno, hace poco me mudé —sonrió—. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?

—Es mi día libre, y justo pasé por aquí y vi el puesto de helados. ¿Es tu hijo? —preguntó observando al pequeño rubio.

—Sí —sonrió ella—. Su nombre es Thomas.

—Hola Tommy —le dijo sonriendo.

—Hola —le dijo el niño dándole la mano, haciéndolo reir bajo.

—Oh, mucho gusto señor —pronunció divertido, tomando suavemente la mano del niño.

Ivanna sonrió suavemente.

—Vaya, como pasan los años. Tu ya eres mamá, y de un niño muy simpático.

—Sí, es un amor. ¿Y que qué hay de ti?

—Yo nada, sigo sólo —sonrió—. Ya sabes, nunca tuve suerte.

-o-o-o-o-

—Gracias por traernos a casa, no creí que el enano fuera a quedarse dormido en mitad del camino —sonrió.

—Así son los niños, ¿quieres que te ayude?

—Em... No quiero molestarte, tú debes tener cosas que hacer.

—Nada realmente, ven, dame las bolsas —sonrió acercándose a ella.

—Gracias —le dijo pasandóselas con cuidado, ya que tenía a Tito en brazos—. No sé como recompensartelo.

—Nada de eso tonta —rio subiendo las escaleras detrás de ella—. Yo te debería más a ti si fuera así. Me ayudaste tantas veces a estudiar, que la mitad del mérito de mi título, es gracias a ti.

—Eso porque eras un flojo —recordó sonriendo.

Llegaron hasta su departamento, e Ivanna tomó las llaves.

—No es lujosa como debe ser tu casa, pero, adelante.

—A mi no me interesan esas cosas —le dijo con simpleza, entrando con las bolsas.

Y ella sonrió genuinamente. Conocía a Leo, prácticamente desde que habían hecho el ingreso. Y sabía que era un muchacho muy humilde, a pesar de que su posición económica siempre había sido muy buena.

-o-o-o-o-

—Ahora que lo pienso, y que estamos tomando un café —sonrió divertido—. Le compraste un helado a tu hijo de cuatro años, en pleno invierno. Estás loca mujer.

—A Tito le gusta comer helado en cualquier estación del año. Creo que se ha acostumbrado, jamás se enfermó.

—Creo que es la primera cosa que encuentro que tiene parecida a ti.

—Sí, él resto... Se parece a él.

—Lo lamento Iva, no quise ser desubicado.

—Descuida, intento que su nefasta existencia no me afecte. Después de todo, no se merece siquiera que yo me ponga mal por él.

...

Último antes de ir a dormir uwu y si, es el mismo leo 👀❤

¿Sugar Daddy?Where stories live. Discover now