XXX: Clínica

39K 3K 277
                                    

—Demonios —jadeó girando en la cama.

Las náuseas matutinas, cada vez eran peores. Cualquier olor fuerte, las provocaba.

—Mami, creo que papi está en la puerta —le  dijo Tito asomándose en la habitación.

—Dile que pase amor, me siento mal para levantarme.

—De acuerdo —le dijo corriendo hacia la sala.

No entendía como podía adorar tanto a ese bastardo, si era cero atento con él.

—Ven papá, mami está acostada, no se siente bien —escuchó a Tito decirle a su padre.

Segundos después, ambos rubios estaban en la habitación, Vicent cargando a su hijo en brazos.

—¿Qué tienes?

Sintió el olor a su colonia, y como pudo salió de la cama, corriendo al baño a vomitar.

Lo peor de todo, fue que él entrara detrás de ella. Intentó negar con la cabeza, decirle que se fuera, pero las arcadas no se lo permitieron.

Cuándo dejó de vomitar, la ayudó a ponerse de pie.

—V-Vete —les dijo temblando.

—No me voy a ir, no puedes estar ni de pie sola.

—T-Tu... Tu perfume me hace m-mal, v-vete.

—¿Mi perfume? ¿Qué tienes?

Y antes de poder responderle, las nauseas volvieron una vez más.

-o-o-o-o-

—¿Te duele? —le preguntó Tito preocupado, al ver el suero al que estaba conectada su madre.

—Solo un poquito —sonrió ella, ya sintiéndose mejor—. Esto me ayuda a estar bien.

—Pero está pinchando tu mano, mami.

Sonrió y se sentó.

—Ven aquí amor, que quiero darte muchos besos.

Vicent lo sentó en la camilla, y ella con cuidado lo abrazó.

—Te amo, mucho, mucho hijito.

Después de que Ivanna no hubiera podido dejar de vomitar, la obligó a ir a la clínica, ya que la castaña se negaba.

Y después del que médico hablara con él, comprendió el porqué.

—Tito, Fiana está afuera, ve un momento con ella.

—No, quiero quedarme con mami.

—Solo será un momento, necesito hablar con ella.

—Ve amor, tu papá te dejará pasar cuando terminemos.

—De acuerdo —se quejó haciendo un mohín.

Ella sonrió y lo besó en la frente y la mejilla.

—Te amo, hazle caso a Fi.

—Sí.

Vicent lo tomó en brazos, y se fue con el niño, volviendo minutos después.

—¿Cuándo pensabas decírmelo? —le preguntó serio.

Una risa cínica se escapó de sus labios.

—¿Hablas en serio? No quisiste a Tito, ¿Por qué querrías otro?

—Habla más bajo.

—¿Ahora te preocupa que escuche la verdad?

—Es sólo un niño.

—Mejor vete, Vicent. Pude sola antes, podré hacerlo de nuevo.

—Te dije que estaría a tu lado.

Apretó sus puños con rabia, recordándolo.

—No te imaginas cuanto te odio —le dijo mientras sus ojos se aguaban—. Porque la primera vez, fue un accidente, pero esta vez... Fue por simple capricho tuyo. Y aunque tomé esa maldita pastilla, de nada sirvió. Felicidades, me has cagado la vida una vez más.

—Ivanna... Lo siento, si quieres, puedes-

—Ni se te ocurra a decirlo una vez más —masculló con rabia pura—. Yo jamás haría eso, creí que ya te había quedado claro.

...

¿Sugar Daddy?Where stories live. Discover now