XLI: Papá primerizo

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—No sé si pueda —Dijo nervioso.

—Sí podrás, copia lo que yo hago.

—P-Pero... Es muy pequeño, y mis manos muy grande, podría lastimarlo.

—No lo harás, Vicent.

Tomó a uno de los niños, y se acercó con cuidado hacia el cambiador, acostando al bebé junto a su hermanito.

—Primero prepara todo, sus pañales, las toallitas húmedas, y el talco si hiciese falta.

—Bien.

—Le quitas con cuidado la ropa —le dijo Ivanna, desprendiendo los brochecitos del enterito del bebé—. Y luego le quitas el pañal. Debes ser rápido, porque tomará frío.

—B-Bueno.

Hizo lo que ella le dijo, y luego observó lo que la castaña hacía.

—Antes de sacarle el pañal sucio, límpialo, pasando suavemente la toallita, así.

Observó a su hijo, el pequeño ya comenzaba a fastidiarse. Se estaba quejando y moviendo sus piernitas.

—Creo que está enojado —sonrió.

—Sí, será mejor que lo cambies rápido, o se pondrá a llorar antes que termines.

—Está bien.

Y antes de terminar a ponerle el pañal, el bebé comenzó a llorar, despertando a sus otros dos hermanitos.

—Ay, no. Tranquilo hijo, ya casi termino —pronunció nervioso, intentando vestirlo lo más rápido que podía.

Ivanna sonrió divertida, y negó con la cabeza.

—Le daré de comer a ellos dos, cuando termines, traelo.

-o-o-o-o-

Los observó, y no pudo evitar sonreir. Sus hormonas alborotadas, ya se habían calmado un poco, y ella también se sentía más tranquila.

Vicent se había quedado dormido junto a Tito en su cama. Desde que habían nacido los trillizos, una semana atrás, se había negado abandonar la casa.

Y gracias que lo había hecho, porque Ivanna no podía cuidar sola de los tres bebés. Aunque su mamá había ido los primeros tres días a ayudarla, era Vicent quién más la ayudaba.

El rubio también estaba agotado, ella por su cesárea, no podía hacer esfuerzo, y debía pertenecer en reposo, por lo que él, además debía hacer los quehaceres de la casa.

Se estaba portando excelente, realmente parecía otro hombre.

Bajó las luces, y fue hasta su habitación, dónde estaban los tres más pequeños de la familia durmiendo.

Lo bueno que fueran chiquitos, es que dormían todo el día.

—Los amo —pronunció bajo, acariciando suavemente la cabecita de cada uno—. Son lo más hermoso que tengo, junto a su hermanito mayor.

-o-o-o-o-

Entró a la cocina, y vio que Vicent estaba hablando por el celular, por lo que esperó a que terminara.

Luego de cortar la llamada, él se veía bastante afectado.

—Buen día.

—Buen día —le dijo sonriendo al verla—. Estaba preparando el desayuno.

—Gracias.

—Ya he preparado el chocolate y tostadas con dulce de arándanos para Tito, los biberones de los bebés, y faltas tú, ¿Qué quieres?

—Un vaso leche está bien.

—De acuerdo —le dijo dirigiéndose al refrigerador.

—Oye, yo... Sé que tú estás en reposo, y...

—¿Qué pasa? —le preguntó mientras él le servía en el vaso.

—Me llamaron para decirme que mañana tengo la consulta con mi médico, para evaluar mi tumor. Yo... Yo sé que no tengo derecho a pedirte nada, pero, ¿Crees que podrías acompañarme? Leo debe trabajar, y... No quiero ir sólo. Claro, si no quieres no hay problema —sonrió levemente.

Pero su mirada, demostraba lo afligido y preocupado que estaba.

...

¡Mañana más capítulos! 😘❤💖 Sayla tiene sueño, las adoro bellas ❤💕🍒

¿Sugar Daddy?Where stories live. Discover now