LIX: Aflicción

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—¿En serio? —preguntó más emocionada de lo que quería sonar, pero en serio le hacía feliz aquello.

—Sí, creí que... Sería lo mejor —pronunció bajo.

—Ya verás que solos podremos, yo ya me siento mejor —le dijo sonriendo—. Y los niños están más grandes, así que no hay necesidad de seguir pagándole a una mujer para que limpie.

—Sí —le dijo haciendo un leve esbozo de sonrisa.

—¡Es más! Sálgamos los cinco, a la plaza. Es un día hermoso, y les hará bien también a los bebés salir un poco de casa.

—Sí, me parece una buena idea.

-o-o-o-o-

—¡Papá! —se quejó Tito al ver que su padre no atajaba la pelota una vez más, por tomar el celular.

Ivanna observó a Vicent, y luego a su hijo.

—Ven hijo, tu padre está ocupado —le dijo en un tono monótono, para ocultar la molestia que sentía.

¿Para que diablos había aceptado salir? Desde que habían bajado del auto, se la había pasado con el maldito celular.

—Pero yo quiero jugar con él.

—Pero-

—Ven Tito.

Rezongando, dejó la pelota, y se acercó a su madre, sentándose a su lado.

Minutos después, Vicent se acercó a ellos, guardando el celular en el bolsillo del pantalón.

—Lo siento hijo, estaba ocupado.

—Ajá, sí —murmuró Ivanna, acariciando el cabello del niño, que estaba sentando en sus piernas.

—¿Quieres seguir jugando?

—No —le dijo ofendido.

—Prometo no distraerme de nuevo.

—¿Lo prometes?

—Sí —sonrió—. Ven.

-o-o-o-o-

—Lo siento, Iva... No quería arruinar la salida.

—Está bien —le dijo desinteresada la castaña, mientras secaba los platos limpios de la cena.

—No volverá a pasar, era nuestra primera salida en familia, y-

—Mira, Vicent —le dijo seria, girándose para mirarlo—. Que tengas una mujer, a mi no me interesa, pero al menos, déjale en claro que tienes cuatro hijos, cuatro niños pequeños que necesitan un poco del tiempo, y la atención, de su padre. No todo en la vida es follar —pronunció dejando la rejilla sobre la mesada.

-o-o-o-o-

—Una semana después—

"—¿Vendrás? Hoy es mi cumpleaños, y quiero celebrarlo contigo" —le dijo en un tono meloso.

—Sí, pero... Iré en la noche, ya sabes.

"—Mejor, así la pasamos juntos."

—Sí, nos vemos después —pronunció cortando la llamada, al escuchar que era la quinta vez, que Ivanna tosía desde que se había levantado.

La castaña arrastró los pies, hasta la cocina.

—Vuelve a la cama, yo preparo la comida.

—No, no, yo puedo —le dijo con la voz rasposa.

—Claro que no —sonrió—. Ve a la cama, estás enferma.

—Pero-

La tomó de los hombros, y la giró, obligándola a caminar con él hacia su habitación.

—Hoy descansarás todo el día, yo me hago cargo de todo.

—Pero no me gusta sentirme inútil.

—Ni la voz se te escucha ya, te quedarás aquí.

La ayudó a acostarse, y luego la tapó hasta el cuello.

Ella lo observó, y rio bajo, haciéndolo sonreír.

—¿Qué pasa?

—Nada, sólo... Me causa gracia.

—¿Qué cosa?

—Que seas tan atento conmigo.

—¿Y por qué no lo sería?

—¿Y por qué lo serías?

—Tengo muchas razones, la principal, son los cuatro hermosos hijos que me diste, la segunda... Lo que sient-

—¿Y las cosas con tu nueva mujer? ¿O novia? ¿Cómo debería llamarla? —lo interrumpió, sintiendo un gusto amargo en la boca, sin querer escuchar lo que no le dejó terminar de decir.

—Ella... Está bien —le dijo sin querer mirarla.

—Que bueno. ¿Tiene tu edad?

—Algo así...

—Que bien, dicen que las parejas de edades similares, son las más duraderas, felicidades.

—Gracias —pronunció afligido.

...

¿Sugar Daddy?Where stories live. Discover now