LV: ¿Inútil?

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—¿Estás bien? Nosotros... A penas hablamos, y creo que estás molesta conmigo, o algo así.

—Todo está perfecto, Vicent —le dijo doblando su ropa.

—Ella podría limpiar y acomodar tu habitación si tú la dejarás.

—¿Eso hizo antes de meterse en tu cama?

—¿D-De qué hablas?

—De nada —pronunció cerrando uno de los cajones de su armario con más fuerza de la necesaria—. Sigamos fingiendo que nada ocurre entra esa mujer y tú.

—Pero-

—No, no debes explicarme nada —lo interrumpió—. No te lo pedí.

—¿Por qué te cae mal? Ella es simpática, graciosa, divertida. Si tan sólo tú-

—Vete, Vicent, no tengo ganas de hablar contigo —siseó apretando los dientes.

-o-o-o-o-

Saltó, intentando tomar un frasco que estaba en uno de los estantes más altos, sin poder alcanzarlo.

Fue entonces que un fuerte brazo lo alcanzó por ella, pasándoselo.

—Gracias —Sonrió—. Ésta casa está diseñada para personas altas, no como yo.

—Yo creo que así bajita eres adorable —sonrió el rubio.

Ella lo miró sorprendida, y luego sonrió divertida.

—¿Adorable? No es algo que me haya dicho el último hombre con el que estuve.

—Bueno, quizás-

—Papi —los interrumpió Tito, apareciendo en la cocina—. Mami necesita ayuda con mis hermanitos, ven.

—Claro, ahí voy.

El niño se fue nuevamente corriendo, y Raquel sonrió una vez más.

—Ve, papá del año, hay mujeres que no pueden hacer nada solas.

—¿A qué te refieres?

—Nada, sólo que... La mujer que elegiste como madre de tus hijos, parece algo "inexperta". Y no te ofendas, pero he visto como hace las cosas, y es solo una chiquilla.

—Tal vez Ivanna sea joven, pero es muy buena madre —le dijo serio.

—Y-Yo no dije que no lo fuera —pronunció rápidamente, al ver que había dicho algo que no debía—. Sólo que no sabe desenvolverse sola.

—Ella cuidó sola de Tito hasta los cuatro años. No es lo mismo cuidar de un bebé, a tres —le dijo antes de salir de la cocina.

Se maldijo internamente al ver que el rubio se había puesto serio.

Nota mental, no volver a hablar de la inútil de la madre de sus hijos.

-o-o-o-o-

Bostezó cansada mientras mecía a uno de los gemelos. Eran al rededor de las cuatro de la madrugada, y el bebé no tenía intención de dormir.

—Vamo hijito, mami está cansada.

—¿Quieres que te ayude? —le preguntó Vicent entrando a la habitación.

Estaba por decirle que no, pero al sentir sus brazos tan cansados, decidió dárselo.

—Ve a acostarte, yo lo hago dormir.

—Gracias —le dijo antes de besar la frente de su hijo y salir.

Luego de varios minutos, Vicent se asomó por la puerta de su habitación.

—¿Necesitas algo más?

—Sí, una nueva espalda —murmuró contra la almohada.

—¿Qué? —Preguntó confundido, entrando.

—Qué una nueva espalda —repitió girando la cabeza.

Sin pedir permiso, se sentó junto a ella en la cama.

—¿Quieres que te dé un masaje?

—...Bueno —le dijo luego de pensarlo por unos segundos.

Deslizó sus grandes manos por la espalda de ella, y la escuchó jadear bajo.

—Mm, sí —susurró relajándose—. Más.

—Hace mucho que no me pides eso —le dijo en un tono divertido.

—No lo arruines, Vicent —le advirtió Ivanna.

...

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