XXXIII: Aceptación

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Respiró profundo, y tomó la esponja, mirando su vientre. Ya estaba de tres meses, y su pancita ya era la de una embarazada, muy pequeña, pero ahí estaba.

Cerró los ojos, y pasó suavemente la esponja, estremeciéndose.

No es su culpa, no es su culpa, se repitió internamente, intentando no seguir rechazando a su bebé.

Soltó la esponja, y con sus manos temblorosas, las posó sobre su panza.

—No te odio hijito —pronució en un tono ahogado—. T-Te amo como a tu hermanito, p-pero... Llegaste en un momento dónde mamá está muy mal —sollozó—. Ya quiero conocerte, y besarte... Para compensar el rechazo que te hice sentir.

Se animó a acariciarla, susurrándole.

Y hablarle a su bebé, le estaba ayudando a dejar ir todo ese odio, dolor, y resentimiento. Quizás no en la medida para sanar, pero si para aceptar a su hijo.

-o-o-o-o-o-

—Mi amor, mami tiene que contarte algo importante.

—¿Qué cosa? —le preguntó jugando con su auto a control remoto.

—Hijo, y-yo... Tendrás un hermanito.

—¿Qué? —le dijo girando para mirarla—. ¿Tendrás un bebé?

—Sí hijito, ahora serás el hermano mayor.

La observó detenidamente, pensando en lo que su mamá le había dicho.

—Tito.

—¿Por eso estás gordita?

Sonrió, y acarició su vientre.

—Sí, porque tu hermanito está creciendo aquí adentro, cómo tú cuando eras un bebito precioso.

Gateó hasta su mamá, y apoyó ambas manitos sobre su vientre.

—Un bebé.

—Sí —sonrió ella besando su frente, sintiéndose más aliviada por su reacción.

Había temido tanto que se pusiera celoso.

-o-o-o-o-

Abrió la puerta, y miró inexpresiva al alto rubio.

—¿Qué haces aquí?

—Traje cosas para el bebé. No sabía que comprar, y una chica de la tienda me ayudó.

—¿Es todo ropa de bebé?

—Sí —sonrió—. No sabes la cantidad de cosas que tienen, y-

—Sí lo sé —lo interrumpió—. Te recuerdo que tuve un hijo ya.

—Sí, tienes razón —pronunció bajo—. ¿Quieres verla?

—Lo haré luego, déjala en su habitación. Y Tito está en la suya jugando.

—De acuerdo —le dijo afligido.

Lo merecía, y lo sabía... Pero estaba arrepentido.

-o-o-o-o-

Eran cerca de las ocho de la noche, y luego de haber estado toda la tarde jugando con su hijo, el niño se había dormido, por lo que ya debía irse.

Luego de arroparlo, fue hasta la habitación de Ivanna, encontrando la puerta entre abierta.

La golpeó suavemente, pero ella no respondió.

—Iva, Tito ya se durmió ¿Necesitas algo?

Esperó unos segundos, y decidió asomarse, para verificar que ella estuviera bien.

Y ahí estaba esa hermosa castaña, dormida y abrazándose a sí misma, hecha un ovillo.

Entró a la habitación, y con cuidado corrió las mantas para taparla. El invierno ya estaba terminando, pero aún por las noches hacía frío.

Las subió suavemente, y al llegar a sus caderas, observó su vientre.

Extendió su mano, y suavemente, la apoyó sobre su panza.

Y no pudo evitar sonreír, era la primera vez que tocaba la panza de una embarazada, y se sentía suave, calentita.

—¿Qué haces?

Quitó su mano rápidamente, y ella se apresuró a taparse.

—Lo siento, Tito ya se durmió, y venía avisarte que me iba.

—Okay, vete.

—Sí... Descansa.

—Cierra bien la puerta —le dijo dándole la espalda, acostándose.

Con este bebé, tenía sueño todo el día.

...

¡Malas! Es imposible no escribirles un último capítulo cuando me lo piden.
Ahora sí Sayla se va a dormir, porque se duerme 😪😪❤🍒

La que no comenta, ama a Vicent 🙊😉 jajaja 😂🤣💕❤

¿Sugar Daddy?Where stories live. Discover now