Extra 1: Luna de Miel

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Yuuri.

Cinco años después.

No puedo quejarme de esta vida. He aprendido mucho más de lo que un día imaginé, pensando que mis padres me habían enseñado todo, pero no fue así. Vitya me demostró que aún me faltaba crecer y ver el mundo con mis propios ojos.

-¿Acepta por esposo a Viktor Nikiforov?

Y ese mundo que no había descubierto, ahora está frente a mí vistiendo un traje blanco con corbata azul. Me observa fijamente, sonriendo son su perfecta dentadura y sostiene mis manos como si de eso dependiera para continuar respirando. Está temblando, asustado de mi respuesta y lo disimula, pese a no poder encubrir su vergüenza en esas mejillas sonrojadas.

-Acepto -asentí, apretando los dedos de aquél que pronto sería mi esposo.

-Viktor, ¿acepta a Yuuri Katsuki como...?

-¡Por supuesto! -exclamó, interrumpiendo al padre que oficiaba la ceremonia-. Acepto como esposo a mi hermoso Shuuri.

Luego de intercambiar anillos de oro en juego con un grabado de nuestros nombres, la fiesta se llevó a cabo en un salón. No asistieron muchas personas, solo amigos y familia, pero fue suficiente para disfrutar una velada de ensueño junto a mi compañero de vida; el hombre al cual contemplaría cada mañana.

El lugar del evento fue adornado con rosas azules y blancas, y destacaba en medio una pista de baile iluminada con luces de colores. En la parte de atrás, donde se hallaban los músicos tocando el violín y el piano, una pantalla proyectaba pequeños vídeos e imágenes de los logros que habíamos concluido. Reímos cuando una fotografía apareció del diminuto Vitya y de mí cuidándolo como su querida niñera; ambos durmiendo abrazados en un sofá.

Las mesas redondas eran cubiertas con manteles blancos de encaje y satín, que combinaban con el florero de cristal del centro y el ramo de rosas azules atado con un listón beige. Alrededor, frente a las sillas revestidas, las copas y platos de porcelana encajaban con el ambiente fresco y natural.

Del techo colgaban varios candelabros para alumbrar el espacio y en la entrada había un arco hecho de flores para capturar la llegada de los invitados. Queríamos tener un recuerdo especial de este día mágico, así que pedimos que se grabara absolutamente todo, incluyendo el baile de Solo para Yuuri que Vitya me preparó como una sorpresa. ¡Y vaya espectáculo!

La luna de miel sería en la playa. Viktor había apartado una cabaña en una zona exclusiva, por lo tanto, estábamos solos en esta área. Se sentía la calma del mar y la brisa fría que las olas arrastraban a nuestros pies. La luna y las estrellas eran los testigos del desenlace apasionado... o eso quería creer porque hace cinco horas habíamos llegado y él permanecía nadando.

-Se te arrugará la piel -vociferé, parado en la línea húmeda donde las olas terminaban su recorrido en la arena-. ¡No servirá El Poderoso!

-¡Santos Shuuris, no digas eso! -objetó, corriendo en mi dirección-. No puede quedarse sin acción.

-Vamos, tengo hambre y ya es tarde -murmuré, girándome, y comencé a caminar hacia la cabaña para preparar la cena-. ¿Qué quieres comer? ¿Pescado o camarones? Me gustan los camarones y no vayas a pensar mal en...

Sus brazos me cargaron sin esfuerzo alguno y me acunaron contra su pecho desnudo. Estaba empapado por completo y deseaba negarme a esto, pero él me contemplaba como a su tesoro más valioso y yo simplemente no podía debatir. Me dejaba incapacitado para hablar.

-Te daré camarón con mayonesa -canturreó, aún embelesado conmigo, y avanzando lentamente a través del camino de arena-. Estoy muy feliz, Yuuri. ¿Puede mi corazón soportar tanta felicidad? Hoy te veías perfecto en traje blanco.

Mi niñeraWhere stories live. Discover now