Especial: ¿La amarías?

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Nota: este es un especial que no está relacionado directamente con la trama original del fanfic. Lo escribí para cumplir un desafío que forma parte de la evaluación de la Fase de los #PremiosKatsudon2018. 

*Este especial está centrado después del capítulo III. 

Yuuri.

—Vamos, cierra tus hermosos ojos y descansa —ordené, sentado en la orilla del colchón. Mi preciado niño estaba recostado en la cama, abrazando un oso de felpa—. Mañana desayunaremos...

—Yuuri —habló, interrumpiéndome. Me contemplaba fijamente como si quisiera preguntarme algo, pero se arrepintiera en el último segundo—. Yuuri —repitió en un tono nervioso—, ¿por qué mami no me ha llamado?

—¿Mami? —repetí, desviando mi atención de él. No esperaba que me atacara con sus dudas, y mucho menos si se trataba de su madre—. Será mejor que duermas.

—¿Por qué no la he visto? —interrogó curioso—. ¿Por qué no ha venido?

Otra vez insistía con el tema de su mamá, y era normal. Él ahora es un niño que necesita del calor maternal, pero ¿cómo le explico que ella ya no vendrá porque está muerta? ¿Cómo le digo sin herirlo que no la volverá a ver? Incluso para mí es doloroso pensar en su reacción e imaginar sus lágrimas.

—Conversemos mañana, tengo sueño —articulé, reincorporándome con el propósito de abandonar la habitación y huir del interrogatorio—. Descansa, mi bello príncipe.

—Shuuri, ¿mamá está bien?

—¿Eh? ¡Claro que...! —Me callé al contemplar su mirada triste y desolada. Temblaba asustado y se aferraba a ese peluche con un parche en el ombligo.

—Extraño a mami —confesó, encorvándose hasta hacerse un ovillo debajo del cobertor azul con estampado de animalitos—. ¿Podemos marcarle a su celular? Ella me enseñó a hablarle a papá, pero él no está aquí.

No me lo ha dicho, pero sé que se siente abandonado e indefenso en este espacio tan grande. El señor Vladimir cree que Vitya está acostumbrado a los viajes de trabajo porque jamás le reclama, sin embargo, eso no significa que le gusten. Estoy seguro que él preferiría estar en compañía de su familia.

Le han dado todo: dinero, juguetes, ropa, zapatos y educación en escuelas prestigiosas. Lo han obligado a madurar para aceptar que Vladimir no estará en casa y que mamá es su único pilar firme en la vida, pero cuando sus cimientos se derrumben, ¿a quién va a recurrir? ¿Quién será el personaje de apoyo?

Las veces en las cuales mi mamá me regañó, recuerdo haber ido corriendo a buscar a mi hermana. Ella me consolaba y me mimaba por ser la mayor. Sabía que no estaba solo, sabía que había alguien aguardando por mí en la recámara contigua y sabía que al despertar me iban a recibir con unos panqueques recién horneados.

La situación de Vitya es lo contrario a la mía porque él ha crecido rodeado de riquezas, pero poco amor. Estoy seguro que ha llorado en silencio para no angustiar a su mami y eso me hiere profundamente. No hay nadie, solo un cuarto vacío con peluches y cuatro paredes frías.

—¿Shuuri? ¿Te estás durmiendo? —inquirió, conduciendo su pequeña mano hacia mi mejilla izquierda. Me acarició con las yemas de sus dedos y esbozó una amplia sonrisa, desencadenando en mí unas intensas ganas de abrazarlo.

—¿Realmente quieres saberlo? Incluso si te lastimo, ¿lo oirás?

—Sí —asintió, firme en su elección. A pesar de que se me había prohibido discutir este asunto, él tenía derecho de conocer la verdad.

Mi niñeraWhere stories live. Discover now